Los Genios No Necesitan Inspiración, Siguen Una Rutina
Cómo crear un hábito que atraiga a tu musa
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La idea de que la inspiración llega de forma espontánea es un mito.
Es fácil caer en esta trampa, especialmente al ver a grandes artistas cuya producción parece inagotable. Cuando comencé a escribir, creía que ese privilegio para crear sin sin cesar era exclusivo de unos pocos, pero tras leer el libro de Daily rituals, de Mason Currey, en donde analiza la rutina de más de 100 artistas, lo entendí todo.
La clave es el trabajo diario, sin esperar al momento perfecto (por que no existe).
Si quieres desbloquear tu creatividad, no persigas a la inspiración.
Crea una rutina que la haga venir a ti.
La exigente rutina de Kafka
La rutina de Kafka sería imposible de seguir para muchas personas, pero le funcionaba.
Kafka escribía oscuras ambientaciones y tramas retorcidas, pero tenía una rutina estructurada que le hacía ser prolífico. De hecho, Kafka no era solo escritor, trabajaba a tiempo completo en el Instituto de Seguros de Accidentes Laborales del Reino de Bohemia. Aún así, tenía tiempo para escribir impresionantes obras (Brod, 1960).
¿Cómo lo hacía?
Kafka trabaja como agente de seguros por la mañana. Al regresar a casa, tras comer, se tomaba una siesta hasta las 7 de la tarde. Luego, pasaba tiempo con su familia y, finalmente, se dedicaba a escribir por la noche, a veces hasta las 6 de la mañana.
Si trasnochaba demasiado, recuperaba las horas de sueño con una larga siesta.
Pese a su extraña rutina (que pocos podríamos mantener), él se ceñía estrictamente a ella. No importaba si se sentía inspirado o no; a las 10 u 11 de la noche, Kafka se sentaba a escribir. El compromiso con un horario fijo y su gran autoexigencia le hicieron ser tan prolífico.
Daba igual si la musaba llega, lo que importaba es que llega la hora de escribir.
Noches en vela de Picasso
Si pensamos en Picasso, nos viene a la mente la imagen de un artista excéntrico que desafiaba constantemente las normas. Su rutina diaria reflejaba esa misma actitud. Aunque su vida estaba llena de caos y cambios, había algo constante en su proceso.
La dedicación total a su trabajo, día tras días.
Picasso no era un hombre de mañanas, le pasaba como a Kafka. Dormía hasta las 11 de la mañana y comenzaba su jornada laboral a las 3 de la tarde, trabajando hasta las 2 de la mañana. Durante ese tiempo, experimentaba sin descanso, creando múltiples obras a la vez y sin limitarse a un solo estilo pictórico, como ya vimos.
Su rutina sería muy extraña, pero siempre la mantenía.
No había tiempo para la duda ni para la espera. Había que trabajar. Esta es la clave: reservar un espacio de tiempo que no dependa del azar, que sea la hora de trabajar.
Asimov no se detenía, nunca
Escribió más de 500 libros, unas 9000 cartas y cientos de artículos en revistas.
¿Esperaba a que llegara la inspiración?
Fue tan prolífico por una clave que compartió en una entrevista. Según él, nunca se detenía por un bloqueo. Si un proyecto no avanzaba, se ponía con otro.
Estar parado no era una opción.
Siempre escribía a la misma hora, temprano por la mañana, sin esperar el momento perfecto o la musa. Como él decía, era del hábito constante de escribir todos los días a la misma hora que al final las ideas acaban viniendo conforme escribía. Había entrenado su capacidad para escribir.
Las mañanas de Hemingway
Ernest Hemingway es otro ejemplo perfecto. Tenía una rutina peculiar.
Como Asimov, se levantaba temprano por la mañana para escribir. Como él mismo decía, “tan pronto como salía el sol”. En una entrevista explicó que comenzaba sobre las 6 AM y escribía hasta el mediodía. Para él, la clave era la disciplina de comenzar cada día, sin importar cómo se sentía.
Ya vendría la inspiración mientras trabajaba.
Murakami le gana la carrera al amanecer
Haruki Murakami, uno de los escritores contemporáneos más admirados, es igual.
Tiene una rutina rigurosa. Se levanta a las 4 de la mañana y escribe durante 5 horas. Luego hace deporte, como correr o nadar. Esta rutina, que sigue con una disciplina implacable, es clave del proceso creativo. Lo ha mencionado en entrevistas: su rutina le hace ser extremadamente prolífico y escribir durante horas (Wray, 2004).
Fíjate en el detalle: la rutina.
La repetición de la rutina es esencial para sacar todo el potencial.
No persigas a la inspiración, atráela con tu rutina
Da igual si pasas la noche escribiendo y duermes por las tardes como Kafka.
Da igual si pasas las noches pintando y duermes por las mañanas como Picasso.
Da igual si pasas las mañanas escribiendo como Asimov o Hemingway.
Da igual si pasas el amanecer frente al papel como Murakami.
Lo único que importa es tener una rutina y ceñirse a ella.
“Cuando empiezo a escribir, no tengo un plan. Solo espero a que llegue la historia. No elijo qué tipo de historia es ni qué va a ocurrir. Simplemente espero. Básicamente, no puedo elegir”. — Haruki Murakami
Este es el aspecto común de grandes mentes. Ninguna espera a la inspiración. La inspiración llega en medio de la rutina, cuando disciplina los ha puesto en marcha.
El gran problema de esperar a que la inspiración llegue es que, simplemente, no llega.
Si no tienes un horario para escribir, hacer ejercicio o desarrollar cualquier otro hábito, entonces dependerás exclusivamente de la motivación. Y la motivación es inestable. Hace poco reflexionaba sobre su fugacidad…
Establece tu rutina y dedícate a ella. Es tu amiga, convivirás con ella mucho tiempo.
Llevaos bien.
✍️ Te toca a ti: ¿Cuál es tu rutina de escritura?
💭 Cita del día: «Este es el otro secreto que los verdaderos artistas conocen y los aspirantes a escritores no. Cuando nos sentamos cada día a hacer nuestro trabajo, el poder se concentra a nuestro alrededor. Las ideas surgen. Se acumulan». Steven Pressfield, The War of Art.
¡Nos vemos en la próxima! 👋
Referencias 📚
Asimov, I. (1985). Asimov’s interview with Charlie Rose [Vídeo]. YouTube.
Brod, M. (1960). Franz Kafka, a biography. Schocken Books.
Currey, M. (2013). Daily rituals: How Great Minds Make Time, Find Inspiration, and Get to Work. Pan Macmillan.
Ernest Hemingway, The Art of Fiction. (1958). The Paris Review. URL
Wray, J. (2004). The Art of Fiction - Haruki Murakami. The Paris Review. URL
Con tu permiso, vengo a tocar las narices. ¿Alguno de estos genios menciona el tiempo que dedicaba en su rutina a hacer tareas del hogar o cuidar de su descendencia? Seguramente además de disciplina y dedicación tendrían a una mujer haciendo todo eso para que ellos pudieran crear y crecer como artistas. Una reconocimiento también para ellas.
¡Que la inspiración nos pille trabajando!
Mi abuelo siempre decía que el éxito era un 1% inspiración, y un 99% "transpiración" :)