Te doy la bienvenida a Jardín Mental. La siguiente carta es parte de nuestra colección "Notas de gigantes", en la que exploramos los pensamientos de las grandes mentes de la humanidad.
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🏷️ Categorías: Hábitos, Creatividad, Escritura.
Ernest Hemingway, una de las figuras más importantes de la literatura del siglo XX.
Me llama la atención su forma de escribir y su manera de vivir. Aventurero a más no poder y maestro de la prosa clara y concisa. Era una persona peculiar —como todas a las que nos gusta escribir—. Hace poco terminé su obra El viejo y el mar y eso me hizo querer conocerlo más a fondo hasta que, finalmente, logré saciar mi curiosidad al leer una entrevista que mantuvo en el año 1954 en la que habló de su vida como escritor.
Su rutina de escritura me fascinó y fue ahí cuando me pregunté, “¿qué podría aprender de este gran escritor y aplicarlo en mi vida?”
He aquí la respuesta.
Ritual matutino
Hemingway tenía un ritual que era sagrado, como el decía “escribo tan pronto como puedo después de que salga el sol” (Hemingway, 1954).
El motivo era simple, madrugar tanto le permitía aprovechar la tranquilidad de la mañana, cuando no hay nadie que te moleste y el ambiente está en calma. Es en estos momentos que de verdad podía concentrarse en el silencio absoluto y la claridad mental que da estar fresco y recién levantado.
A veces, comenzaba a las 6 de la mañana y continuaba hasta el mediodía.
Eso sí que es aprovechar la mañana.
El arte de comenzar con buen pie
Su proceso de escritura era sencillo pero muy efectivo.
Al inicio de cada jornada, mientras el sol asomaba por el horizonte, revisaba lo que había escrito el día anterior, volvía sobre sus propios pasos y reescribía el texto. "Siempre reescribo cada día hasta el punto donde me detuve", comentaba. El resto del día continuaba escribiendo texto nuevo, que sería revisado a la mañana siguiente.
Con este hábito, Ernest se aseguraba que cada sesión empezase con una base sólida.
Reescribir el día previo y escribir texto nuevo, así cada día.
Saber cuando parar de escribir
Este es, uno de los aspectos que más me sorprendieron.
Cuando Ernest ya había pasado varias horas escribiendo y ya se encontraba más cansado, se detenía justo cuando sabía cómo iba a continuar la historia.
“Escribe y luego lee lo que has escrito hasta que llegues a un punto en el que todavía te quede jugo que exprimir y sepas lo que va a suceder. Para ahí e intenta vivir hasta el día siguiente, hasta que vuelvas a escribir” (Hemingway, 1954).
Esto le permitía mantener siempre viva inspiración, día tras día, sin fallar.
“Es la espera hasta el día siguiente lo que cuesta superar”.
Así de inspirado y motivado se sentía por madrugar al día siguiente y escribir.
Registra tu hábito
Hemingway hacía algo similar al método de Jerry Seinfeld para estar motivado.
Le gustaba mantener un registro de su producción diaria, para así no engañarse a sí mismo con su productividad y conocer mejor cómo fluctuaban sus energías. Anotaba el número de palabras que había escrito; “450, 575, 462, 1250 y 512… Las cifras más altas eran días en los que trabajaba duro para no sentirme culpable de pasar el día siguiente pescando” (Hemingway, 1954).
He de admitir que me siento tremendamente identificado con este última frase…
A veces, la voz interna es demasiado autoexigente y nos castigamos duramente.
Cómo lidiar con el bloqueo creativo
Los bloqueos creativos son inevitables, lo crucial es saber cómo afrontarlos.
Cuando las palabras no fluían, Hemingway se tomaba un descanso de la ficción para responder cartas o hacer cualquier otra cosa que le diese un respiro de la "terrible responsabilidad de escribir", como él decía (Currey, 2013). Yo hacía algo parecido, y lo llamé “procrastinación indirecta”, una forma de avanzar cuando no queremos avanzar.
Pero Hemingway no era el único, Isaac Asimov, uno de los escritores más prolíficos de toda la historia, tenía una actitud muy parecida hacia los bloqueos creativos.
Conforme te vayas conociendo más y más, encontrarás tus trucos para no bloquearte.
Algo ha quedado claro: la escritura es un arte.
No hay fórmulas exactas ni métodos infalibles.
Solo hay un camino de autoexploración en el que derramas sobre el papel tu forma de ser. Los hábitos de Hemingway son parte de su trabajo de autoexploración y pueden inspirarnos a comenzar nuestro camino, pero nunca lo olvides, lo que a un artista le funciona, quizá a otro no. Por eso es arte y no ciencia.
Escribe, piérdete entre tus palabras y, con el tiempo, comenzarás a abrirte camino.
Nada más que decir.
✍️ Te toca a ti: ¿Qué hábitos practicas en tu proceso de escritura?
💭 Cita del día: «La historia se escribía sola y me costaba seguirle el ritmo». Ernest Hemingway, A Moveable Feast.
¡Nos vemos pronto! Escribe mientras tanto. 👋
Referencias 📚
Currey, M. (2013). Daily rituals: How Artists Work. Knopf.
Ernest Hemingway, The Art of Fiction. (1958). The Paris Review. https://www.theparisreview.org/interviews/4825/the-art-of-fiction-no-21-ernest-hemingway
¡Magnífico post, Álvaro! Muy útiles esas enseñanzas extraídas de la rutina de Hemingway, especialmente la de parar en el punto clave al final de cada día, que se por experiencia propia que suele funcionar muy bien.
Hace muchos años, cuando aún yo vivía en Cuba, tuve la oportunidad de visitar Finca Vigía, la casa cubana donde Hemingway vivió los últimos 22 años de su vida y desde entonces quedé muy impresionado con la vida y la obra de este escritor. (Tanto, que en el correo de bienvenida de mi newsletter hago precisamente una anécdota relacionada con Hemingway, los pescadores habaneros y los dos bienes más importantes que todos tenemos).
“El viejo y el mar” es una buena y bonita novela. Pero creo que la verdadera maestría de Hemingway estuvo en los relatos cortos. Tiene varios que son fenomenales, aunque mi favorito es “La breve vida feliz de Francis Macomber”, que nunca me canso de recomendar. ¿Lo conoces?
Gracias por este post tan interesante que me ha hecho viajar al pasado y recordar a la figura de Hemingway. Un saludo.
Qué importante es la constancia para adquirir cualquier buen hábito.
Este post tuyo me ha recordado la conversación entre Stephen King y George R.R. Martin, cuando el segundo le pregunta al primero cómo narices hace para escribir tan rápido.
https://www.youtube.com/watch?v=_B86qG7QhuY