Efecto Diderot: Por qué compramos cosas que no necesitamos
La diferencia entre necesitar y sentir necesidad
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El filósofo francés Denis Diderot vivió una vida muy modesta hasta que todo cambió un día en 1765.
La hija de Diderot pronto se iba a casar, pero la difícil situación económica del filósofo le impedía darle un dote a su hija para su casamiento. Pese a sus dificultades, Diderot ya tenía cierto nombre como cofundador y escritor de la Encyclopédie, una de las enciclopedias más importantes de la época y que muchas personas adineradas tenían.
Cuando la noticia de los problemas económicos de Diderot llegaron a los oídos de Catalina la Grande, en ese momento emperatriz de Rusia, le ofreció comprar su biblioteca por una fortuna. Oferta que Diderot aceptó (Diderot, 1769).
De la noche a la mañana tenía más dinero que tiempo para gastarlo.
Con su riqueza, lo primero que compró fue elegante bata de color escarlata.
Desde este momento todo se torció.
La bata que había comprado era preciosa y su calidad inmejorable, pero comenzó a sentir que su bata contrastaba con el resto de sus pertenencias. Todas sus demás posesiones no estaban a la altura de su última adquisición. De esta manera, comenzó a comprar diferentes productos para darle a su casa el aspecto que se merecía.
Compró una alfombra, muebles, cuadros, esculturas y otros muchos artículos de la más exquisita calidad cuando nunca antes había considerado necesarios comprarlos, dilapidando su fortuna. Todo por esa primera compra, la bata roja (Scott, 2016).
Este es el efecto Diderot, cuando comprar algo te arrastra a compras más y más.
Por qué compramos cosas que no necesitamos
Diderot no ha sido el primero ni el último. Todos hemos sido víctimas de este efecto alguna vez. Tenías muy claro lo que ibas a comprar cuando saliste de casa, pero cuando regresaste traías aquello que buscabas y varias cosas más.
Te compraste un vestido y ya que estabas unos zapatos y pendientes a juego.
Te compraste una bicicleta sentías que era necesario comprar ahora un cuentakilómetros, ropa ciclista y otros accesorios prescindibles.
Te compraste una nueva cámara de fotos y te das cuenta que, en realidad, necesitas ahora un trípode, un kit de lentes y una mochila para llevar el equipo.
Buscamos de forma innata tener más y mejores posesiones, nunca es suficiente.
Dos fenómenos psicológicos explican este consumismo irracional:
Adaptación hedónica: Si un estímulo se vuelve repetitivo, dejamos de prestarle atención. Por ejemplo, te compras una nueva camiseta y te encanta ponértela, pero en 2 meses ya es una más, ni te acuerdas de ella. ¿Que haces entonces? Lógicamente ir a comprar otra, solo por buscar la satisfacción de la novedad.
FOMO: “Fear Of Missing Out”, en inglés. Es decir, el miedo a perderse algo. Siempre sucede, vas a comprar, ves una oferta y siempre tienes una excusa perfecta por la que es conveniente llevarte ese objeto. La excusas suelen ser “por si acaso” o “estaba barato” (Çelik et al., 2019).
Cómo evitar el efecto Diderot
Si no hacemos nada terminamos llenando nuestra vida de posesiones innecesarias y derrochando dinero absurdamente, por lo que conviene aprender a llevar una vida más minimalista para realmente centrarnos en lo que importa y vivir experiencias memorables, que dan más satisfacción que los bienes materiales.
1. Reduce tu exposición
La mayoría de acciones y decisiones las realizamos a partir de desencadenantes de la acción, por lo que lo primero es reducir esa clase de estímulos.
Cancela tu suscripción de correos comerciales: Si junto a mis cartas te llegan 200 correos de ofertas y novedades con descuento, comienza por aquí. Si eliminas todo esto eliminas drásticamente una tentación innecesaria.
Bloquea páginas: Existe una aplicación llamada Freedom con la que puedes bloquear páginas web para siempre o por horas. Un amigo mío la usaba para dejar de usar redes sociales compulsivamente. Úsala para Amazon, Shein o cualquier otra página en la que sientas que pierdes dinero tontamente. Te harás un favor a ti y a tu cartera.
2. Ponte límites
Mis amigos dicen que soy tacaño, yo les digo que soy responsable.
“Solo si se rompe”: Yo uso esta regla con todo aquello que tiene vida limitada. Nunca cambio mi calzado hasta que se rompe el que tengo. Tengo varios zapatos y deportivas y solo compro una si se rompe una. Es simple.
“Es esencial”: Cuando comencé a acampar necesitaba tienda de campaña, un saco de dormir y una linterna. Una navaja multiusos, linterna frontal y accesorios para camperizar el furgón no eran esenciales. Me di un tiempo prudencial, si tras varios meses veía que era un problema no tener esos objetos, los compraría. Han pasado muchos meses y no me ha hecho falta ninguno. Era un efecto Diderot.
Planificar compras: Crea el hábito de escribir la lista de la compra y solo comprar lo que está escrito. Usa el método Seinfeld para crear el hábito de nunca comprar cosas de forma impulsiva. Así las compras son decididas en casa y racionalmente, no en la tienda, cuando todo entra por los ojos y todo tiene ofertas.
Las necesidades son infinitas pero la falsa sensación de necesidad también lo es.
Es vital encontrar la cantidad óptima de posesiones para no acabar como Diderot.
✍️ Te toca a ti: ¿Qué haces tú para evitar comprar más de lo que necesitas?
💭 Cita del día: "Una persona es rica en proporción al número de cosas que puede permitirse dejar atrás". Henry David Thoreau, Walden
¡Gracias por estar, nos vemos pronto! 👋
Me funciona muchísimo el posponer la compra, a menos que sea algo que si no compro en el instante vaya a causar graves consecuencias, lo pongo en una lista y si después de unas semanas aún lo requiero lo compro o si no lo olvido.
Gracias por la calidad de tus artículos!
Mi respuesta: Me asigno un presupuesto mensual para mis compras "culturales" que retiro de mi pensión cada mes. Libros y subscripciones quedan limitados al presupuesto asignado. Me di cuenta de que en una librería compraba más compulsivamente que en una tienda de modas o en el super por distintas razones. Le puse remedio y ahora "gasto" en bienes culturales sin remordimientos.