🏷️ Categorías: Felicidad.
La mejor manera de alegrarse uno mismo es intentar alegrar a los demás.
~ Mark Twain, 1935
Hey, ¿qué tal, cómo estas? Espero que estás bien.
Recientemente estuve planeando ir de acampada con unos amigos a un bosque cercano. El lugar forma parte de un parque natural; hay hermosos miradores, gran variedad de flora y fauna y un aire de pureza incomparable. Estuve hace tiempo por allí y ver las constelaciones mientras nos calentaba una hoguera a media noche fue una experiencia irrepetible que no tiene precio. Este recuerdo me hizo reflexionar sobre lo valiosas que son estas experiencias y me llevó a investigar más sobre el tema.
El problema de las cosas
Esta reflexión que tuve me llevó a indagar acerca la felicidad, encontrando respuesta entre artículos científicos y libros de psicología. Si tienes curiosidad, te recomiendo especialmente La hipótesis de la felicidad, de Jonathan Haidt, un gran descubrimiento.
Después de leer, la conclusión a la que llegué fue clara: si buscas la felicidad en tener más cosas estás buscando en el sitio equivocado. Sin embargo, esta búsqueda errada es extremadamente común. Adquirir constantemente productos nuevos se ha vuelto un acto instintivo. Me fijo mucho en como se usa el adjetivo “nuevo” como reclamo en publicidad porque de forma automática se asocia “nuevo” con “mejor” o “superior”.
La obsesión y placer por tener lo último del mercado es la "neofilia". Los neófilos están en permanente búsqueda de la gratificación en lo nuevo, aburriéndose rápidamente de lo constante y familiar (Booker, 1970). ¿Alguna vez sentiste una fuerte gratificación al comprar algo que deseabas para días más tarde perder toda la emoción? Esa pérdida de emoción se llama adaptación hedónica (Brickman y Campbell, 1971) y es lo que hace que buscar la felicidad en lo material sea una muy mala idea. Al pasar el tiempo, se pierde la emoción por la novedad, nos adaptamos a ese cambio hasta que nuestro bienestar vuelve al punto original.
Gasta tu tiempo en vivir experiencias
Las experiencias proporcionan una satisfacción más duradera que la adquisición de objetos materiales. ¿Por qué? Pues porque aunque tener objetos que deseamos puede brindarnos un impulso temporal de bienestar, la sensación es fugaz porque el objeto ya es nuestro, sufrimos la adaptación hedónica que te contaba. Por otro lado, las experiencias como viajar o ir a conciertos no son fáciles de repetir, no todos los días viajarás a ese hermoso lugar ni podrás ver a tu grupo favorito en directo. No hay tiempo para adaptarnos al estímulo. Esa es la gran diferencia.
¿No es la clave el dinero? Pues no, el dinero no es una meta sino un medio de los muchos que hay para ser más feliz. Una vez tenemos comida, salud y un techo bajo el que dormir, el dinero se vuelve cada vez menos influyente en nuestro bienestar (Maslow, 1943). Es curioso además como la felicidad es un proceso irónico, a más piensas en serlo, más motivos encuentras para dejar de serlo (Wegner et al., 1993), es cuando dejas de preocuparte por si eres feliz que comienzas a disfrutar de la vida.
El ejemplo del yate
Para acabar, quería contarte un divertido ejemplo con el que mis amigos y yo bromeamos que ilustra lo que hablamos. Lo llamamos “mi amigo el del yate”.
Si quieres un yate, lo que tienes que hacer no es comprar uno sino hacerte amigo de alguien que tenga uno, así disfrutarás de la experiencia sin tener que comprarlo. Te ahorrarás problemas, gastos y serás incluso más feliz que tu amigo el del yate.
Trata de pensar en el dinero que gastas en ocio, en posibles planes o sueños que no has vivido aún y que te gustaría realizar, puede que te sorprendas a ti mismo.
📚 Referencias
Booker, C. (1970). The Neophiliacs.
Brickman, P., y Campbell, D.T. (1971). Hedonic relativism and planning the good society.
Haidt, J. (2006). La hipótesis de la felicidad: la búsqueda de verdades modernas en la sabiduría antigua. Gedisa Editorial.
Mark Twain’s notebook. (2015, 11 febrero). Internet Archive. Publicado originalmente en 1935. https://archive.org/details/MarkTwainsNotebook/page/n317/mode/2up
Maslow, A. H. (1943). A theory of human motivation. Psychological Review, 50(4), 370-396. https://doi.org/10.1037/h0054346
Wegner, D. M., Erber, R., & Zanakos, S. (1993). Ironic processes in the mental control of mood and mood-related thought. Journal Of Personality And Social Psychology, 65(6), 1093-1104. https://doi.org/10.1037/0022-3514.65.6.1093
El desprecio por lo material es muy antiguo. Siempre ha habido una pulsión asceta en las reflexiones de todos los tiempos acerca de la futilidad de las riquezas. Sin embargo, esta exhortación que haces a "vivir experiencias" también tiene un lado oscuro: tras acumular cosas, hoy existe esa otra ansiedad sustitutiva que el capitalismo/consumismo ha sabido aprovechar para vender experiencias (en una visita turística masificada, en un spa con vinoterapia, en masaje a cuatro manos... o en pegarse un viaje accediendo a alguna sustancia...). No todas las experiencias exacerban nuestro consumismo, desde luego, y no defiendo una nueva ascesis, pero matizaría que no hay que obsesionarse por experimentar para ser feliz, y en su lugar aprender a apreciar la felicidad en las experiencias y cosas sencillas. Gracias por tu reflexión.
Estamos en un mundo que se evalúa por objetos...