La lección del sabio Zhuang Zi para dominar cualquier habilidad en la vida
Notas de gigantes - Número 13
Te doy la bienvenida a Jardín Mental. La siguiente carta es parte de nuestra colección "Notas de gigantes", en la que exploramos los pensamientos de las grandes mentes de la humanidad.
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🏷️ Categorías: Práctica deliberada, Mejora continua, Literatura.
Hace más de 2000 años, un sabio chino llamado Zhuang Zi escribió el que hoy llamamos “Libro de Zhuangzi”, una recopilación de relatos filosóficos sobre el taoísmo. Una filosofía oriental que enfatiza el valor de vivir en harmonía, sin forzar los ritmos ni someter nada a la fuerza. El ying y el yang, el equilibrio y dualidad eterna.
En su libro, encontré un relato que fue toda una revelación para mi.
Es la historia del cocinero Ding, un humilde cocinero que a través de su oficio nos explica cuál es el secreto para dominar cualquier habilidad en la vida.
Aquí comienza una historia milenaria…
El cocinero Ding despiezaba un buey para el rey Wen Hui. Sus manos tocaban la carne, sus hombros la empujaban, sus pies la pisaban, sus rodillas la presionaban. Se oían sonidos crujientes y afilados, su cuchillo cortaba con precisión, y todo parecía una melodía armoniosa. Sus movimientos coincidían con el ritmo de la danza y la música.
El rey Wen Hui exclamó:
—¡Increíble! ¿Cómo has alcanzado un nivel tan alto de destreza?El cocinero Ding dejó su cuchillo y respondió:
—Lo que hago no es solo técnica, es mucho más que eso.Cuando comencé a cortar bueyes, solo veía el animal entero. Después de tres años, dejé de verlo como un todo y pasé a ver su estructura interna. Ahora, confío en mi intuición en lugar de mis ojos. Mis sentidos descansan, pero mi espíritu sigue en acción. Sigo el curso natural del cuerpo del buey: corto por las grandes partes, deslizo el cuchillo por los huecos entre las articulaciones, y lo dejo fluir según la disposición natural del cuerpo. Nunca corto por los puntos donde los tendones y los huesos se entrelazan, mucho menos por los huesos más gruesos.
Un buen cocinero cambia su cuchillo cada año, porque lo usa para cortar carne.
Un cocinero común lo cambia cada mes, porque golpea los huesos.
Yo, en cambio, he usado este cuchillo durante diecinueve años y he despiezado miles de bueyes con él. Sin embargo, su filo sigue como nuevo.Las articulaciones del buey tienen espacios, y la hoja del cuchillo es extremadamente delgada. Insertando lo delgado en lo espacioso, el filo se mueve con suavidad. Es por eso que mi cuchillo sigue intacto después de tantos años.
Aun así, cuando me enfrento a un tendón complicado o una articulación difícil, me detengo y observo con cautela. Me concentro, reduzco la velocidad y muevo el cuchillo con precisión. De repente, el buey se desarma sin esfuerzo, como si la carne cayera al suelo por sí sola.
Entonces, sostengo el cuchillo, miro a mi alrededor, satisfecho, limpio mi hoja y la guardo con respeto.
El rey Wen Hui exclamó:
—¡Maravilloso! Al escuchar tus palabras, he comprendido el arte de cultivar la vida.“El cocinero Ding despieza un buey”, Zhuang Zi.
La maestría es fluir con lo que haces
Lo que sorprendió al monarca no eran los platos de Ding, sino cómo movía el cuchillo.
Cada corte era fluido, preciso y sin esfuerzo.
Cuando el rey le preguntó cómo había alcanzado esa maestría, Ding respondió que al inicio solo veía el buey entero, pero que con los años comenzó a ver sus estructuras y ya no necesitaba ni usar sus ojos para cortar, lo hacía sin pensar.
Era fácil. No cortaba la carne con fuerza, seguía con el cuchillo la forma del buey.
El secreto no era la fuerza, ni la velocidad, nada de eso. El único secreto es entender a la perfección la anatomía del buey y cómo usar el cuchillo. En lugar de forzar los cortes a base de contundentes golpes, como hacían todos los cocineros inexpertos, Ding solo seguía la dirección de los tejidos del animal.
Permitiendo que su herramienta se moviera sin resistencia. Dejándola fluir.
La maestría se consigue al entender los conceptos y fluir con ellos, no al oponernos.
En los negocios, las personas exitosas no luchan contra el mercado; entienden sus movimientos y se adaptan con inteligencia a los cambios que suceden.
En el deporte, los atletas de élite no se matan entrenando, aprovechan al máximo cada entreno y mantienen el equilibrio de alimentación, sueño y ejercicio.
En la ciencia, no se busca imponer ideas preconcebidas; se estudian conceptos y se analizan datos para llegar a conclusiones. La verdad emana por sí sola. Surge.
El poder de la práctica deliberada
Ding tardó años en dejar de ver al buey como un todo y pasar a ver su estructura.
Alcanzar la maestría en cualquier habilidad exige paciencia y práctica deliberada, o sea, estar centrado en lo que se está haciendo, con un objetivo claro en mente, repitiendo una y otra vez el proceso y siempre observando en qué se puede mejorar. Esos son los ingredientes para lograr la maestría (Ericsson et al., 1993; Gladwell, 2009).
Esto choca con lo que muchos persiguen.
En el presente, se busca continuamente la gratificación instantánea, o sea resultados rápidos y recompensa inmediata por lo que se hace. Si algo no cambia de la noche a la mañana, pensamos que va mal y buscamos atajos, o peor aún, abandonamos.
Todo el mundo querría cortar con la destreza de Ding.
Casi nadie está dispuesto a comprometerse como lo hizo Ding.
Hay que estar dispuesto a dedicar años y años a lo mismo, limitándonos a 1 sola cosa y nada más. Ding era cocinero, no era cocinero, poeta, escritor y músico. Es pura matemática: puedes ser bueno en muchas cosas, pero excelente en muy pocas.
Llegar al estado de flujo: Mente cero
Uno de los aspectos más profundos del relato es cuando Ding afirma que ya no usa sus ojos para cortar, sino que deja que su espíritu lo guíe.
Esto no es místico, sino psicológico. En psicología moderna se llama estado de flujo, y tú lo has vivido, pero no sabías cómo se llamaba (Csikszentmihalyi, 1975). Cuando te concentras tanto en una actividad que el tiempo parece desaparecer, todo fluye con naturalidad y tu rendimiento alcanza su punto máximo.
Fluyes completamente con la actividad, nada exterior te afecta.
Para llegar a este estado, es clave la práctica deliberada y el enfoque absoluto en lo que haces. Ding lo alcanzaba cada vez que cortaba: su mente desaparecía y solo quedaba la acción pura de cortar, sin esfuerzo y sin pensar, nada más.
Tras años de práctica, solo tenía que realizar el gesto, había dominado todo.
Así se logra la maestría: practicando hasta que la habilidad se vuelve parte de ti. Hasta que, como Ding, puedas deslizar tu cuchillo con precisión sin siquiera pensarlo. Concentrado en mejorar durante cientos de horas, totalmente atento a lo que se hace y ansioso por hacerlo aún mejor en la próxima repetición.
En ese momento, comienzas a fluir.
En este momento, tu rendimiento se disparará.
✍️ Te toca a ti: ¿Qué cosas te mantienen en estado de flujo? Yo tras 10 o 15 minutos de escribir entro en ese estado y, de repente, fluyen las palabras, todo se escribe sin esfuerzo.
💭 Cita del día: “No hagas el bien para buscar la fama, ni busques el castigo haciendo el mal. Sigue el camino natural y equilibra tu vida con él: así podrás preservar tu cuerpo, mantener tu esencia, cuidar de tus padres y vivir tu vida en plenitud." — Zhuang Zi
¡Nos vemos en la próxima! 👋
Referencias 📚
Csikszentmihalyi, M. (1975). Beyond Boredom and Anxiety. Jossey-Bass.
Ericsson, K. A., Krampe, R. T., & Tesch-Römer, C. (1993). The role of deliberate practice in the acquisition of expert performance. Psychological Review, 100(3), 363-406. URL
Gladwell, M. (2009). Outliers: The Story of Success. Penguin UK.
Gracias por tu trabajo , es muy inspirador
aportas al mundo
Gracias
Cuánta razón tenía este hombre, Álvaro.
A veces nos ofuscamos y seguramente que todo sería más fácil si mirásemos las dificultades desde otra perspectiva o insistiéramos más antes de abandonar 😊
Muchas gracias por traer esta historia tan metafórica de los trabajos y de la vida ❤️