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Richard Feynman fue uno de los físicos más brillantes del siglo XX.
Como estudiante de física en el MIT, ya asombraba a sus compañeros al resolver con sencillez problemas que incluso los estudiantes de doctorado no podían solucionar. Era tan eminente que ganó el Nobel de Física en 1965. Además de los logros académicos, era un excelente comunicador. Con sus explicaciones, era capaz de hacer que todo un auditorio comprendiera sin dificultad complicados conceptos de física, aunque ninguno de los asistentes supiera nada sobre el tema. (Feynman, 2014).
¿Cómo era posible que hiciese tan sencillo algo tan difícil?
Feynman creía que, para comprender un tema en profundidad, no hacía falta recurrir a tecnicismos y fórmulas; solo bastaba con entender la esencia de los conceptos y ser capaz de expresarlos en palabras sencillas. La complejidad y la jerga suelen ocultar la falta de comprensión (Feynman, 2014).
La técnica de Feynman para dominar el aprendizaje consta de 4 pasos:
Elige un tema
Enséñaselo a un niño
Extrae la esencia
Expresa lo aprendido
Vamos a profundizar en ello.
Paso 1: Elige el tema que quieres aprender
Cualquier tema es válido, desde física cuántica hasta recetas de cocina.
Toma una hoja en blanco y haz un esquema de todo lo que ya sabes sobre el tema. Ese es tu punto de partida y te dará una visión clara de lo que ya sabes y en qué aspectos debes profundizar. Conforme vayas aprendiendo, añade las nuevas ideas a tu esquema usando diferentes colores; así verás cómo tu conocimiento crece con el tiempo, observando literalmente cómo se expande.
Una vez que sientas que sabes lo suficiente, ponte a prueba enseñándolo.
Paso 2: Enséñaselo a un niño
¿Puedes explicarle tu esquema a un niño de 11 años?
Alguien de esa edad no sabe de jergas, y tu capacidad para simplificar la información sin perder rigor revelará qué tan bien entiendes de lo que hablas. Si explicas la teoría de la relatividad, no digas: “La relatividad determina que el tiempo y el espacio son variables interdependientes”, sino: “El tiempo pasa más rápido o más lento dependiendo de qué tan rápido te muevas”.
Esa es la esencia del concepto.
Si no puedes expresarte así, aún necesitas entender mejor los fundamentos.
Paso 3: Extrae lo esencial
Escribir te obliga a ordenar tus ideas y a expresarlas con claridad, lo que demuestra un buen entendimiento. Cuando termines de escribirlo todo, léelo como si se lo explicaras a un niño: si algo no te suena claro, aún puedes mejorarlo.
Repite el proceso hasta lograr un esquema que resuma el contenido inicial de forma breve y precisa. Como les decía a mis amigos en la universidad: “Un buen resumen cabe en una servilleta”. Así, empezaba con tres hojas y terminaba con media hoja antes del examen. Al reducir detalles, lo importante ya estaba en mi mente.
Solo necesitaba ver un esquema simple para recordar todo al detalle.
De lo simple a lo complejo: a buen entendedor, pocas palabras.
Paso 4: Comparte lo aprendido
Pon a prueba tus conocimientos en el mundo real y presenta tu explicación a otras personas. Comparte lo aprendido. Es la fase que en mi Zettelkasten llamo “expresión”.
¿Ha sido eficaz tu explicación?
¿Qué preguntas te han hecho?
¿En qué partes se confundieron?
Cuando te sientas seguro de tu comprensión, guarda el esquema en una carpeta. Repite el proceso cada vez que quieras aprender algo nuevo. Con el tiempo, tendrás una carpeta llena de resúmenes esenciales.
Usa la técnica de repetición espaciada y revisa tus esquemas varias veces al año.
Notarás una gran diferencia en tu comprensión y memoria.
Reta a quienes usan lenguaje oscuro a explicar sus ideas en términos sencillos; su reacción puede revelar cuánto entienden realmente. Como decían los griegos, ahí se distingue al sofista del verdadero filósofo, es decir, a quien solo habla bonito del que habla verdadero sin necesidad de adornos.
Cada carta que te escribo es una invitación a unirte a mi viaje por el conocimiento.
¿Qué es esta carta sino la técnica de Feynman?
✍️ Te toca a ti: ¿Qué tan bien entiendes realmente lo que estudias? Con el tiempo, descubrí que hay dos formas de aprobar un examen: comprendiendo de verdad o memorizando. La primera te transforma; la segunda solo te hace perder el tiempo.
💭 Cita del día: «Nadie sabe nunca de qué va la vida, y no importa. Explora el mundo. Casi todo es realmente interesante si profundizas en ello lo suficiente». Richard Feynman.
Nos vemos pronto, cuídate mucho 👋
Referencias 📚
Feynman, R. P. (2014). Surely you’re joking Mr Feynman: Adventures of a Curious Character. Random House.
Qué interesante cómo se plantea, porque es muy cierto en varios puntos. Yo, como fanático del tema bélico, me intereso por entender las tácticas utilizadas en las guerras. La mejor manera de comprenderlo y llenarme de conocimiento militar es organizar mis soldaditos sobre un mapa o simplemente imaginar el proceso, asociándolo así a palabras simples que nos pueden ayudar a recordar puntos clave de una imagen más grande.
También me ha ayudado en el ámbito lingüístico a entender las sencilleces de los lenguajes. Habiendo aprendido alemán, me doy cuenta de que el literalismo del idioma es tal que se puede explicar con palabras sencillas. Es una mezcla de conceptos, porque, en lugar de llamar "cables enredados" a un montón de hilos de cobre recubiertos, en ese idioma lo llamamos "ensalada de cables" (Kabelsalat), lo que hace que todo sea más fácil, como si se lo explicáramos a "un niño".
Todavía somos niños por dentro, en el sentido de que siempre estaremos listos para adquirir nuevo conocimiento, ahora con una mente madura para compartirlo con los demás.
Muchas gracias por la entrada.
Saludos.
Pues algo así hago a diario en mis clases, explicárselo a niños de 11 años y que lo entiendan 😅 Lo que me parece fundamental es la reflexión sobre qué memorizar datos y conceptos no sirve de nada. O integramos el conocimiento y los aprendizajes o lamentablemente nuestro estudio no ha servido para nada. Pero eso no creo en los exámenes basados en la memorización. Es pan para hoy y hambre para mañana.