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Al parecer, los límites superiores no existen, o no queremos que existan.
Nadie pone techo a sus esfuerzos.
La productividad se suele vender como si fuese una carrera por querer rentabilizar hasta el último segundo del día en algo productivo, como si el objetivo de la vida fuese instrumentalizar el tiempo para maximizar la producción. Si aceptas la idea, estás anteponiendo el trabajo a todo lo demás. El resultado es obvio: estrés, cansancio y, con el tiempo, cada vez peor rendimiento hasta llegar al burnout.
El motivo es simple: no somos máquinas.
Sin embargo, muchas personas afrontan sus objetivos con esa idea.
Un vendedor diría: “Necesito hacer 10 ventas como mínimo”
Un escritor diría: "Tengo que escribir 500 palabras al día como mínimo."
Un deportista diría: “Debo entrenar 3 días en semana como mínimo.”
Solo se ponen límite inferior, el mínimo deseable, pero esta mentalidad tiene una afirmación implícita, “si puedes hacer más, ¿por qué no estás haciéndolo?” Así caes en la trampa de trabajar hasta no poder más para evitar el remordimiento de “haber estado perdiendo el tiempo” cuando podrías haber estado trabajando más duro y durante más horas. Esa es la idea que hay detrás de la odiosa frase de “mientras descansas, alguien está trabajando más duro en lo mismo que tú quieres”.
La persona que juzga más cruelmente tus esfuerzos eres tú.
¿Y si añadimos un límite máximo para evitar esa productividad tóxica?
“Haré hoy 10 ventas como mínimo y 20 como máximo”
"Escribiré 500 palabras al día como mínimo y 1000 como máximo."
“Entrenaré 3 días en semana como mínimo y 5 como máximo.”
Si tú no te pones límites, tu salud te los pondrá cuando no puedas más.
La región de productividad sostenible
Tener un límite superior e inferior es esencial en cualquier objetivo a largo plazo.
El límite inferior nos empuja a avanzar, y el límite superior nos protege de nuestra terrible autoexigencia. Este equilibrio, la región de color verde, es el secreto para un progreso constante y satisfactorio, en donde conseguimos unos resultados satisfactorios aprovechando nuestras habilidades de forma sostenible. Es lo que se conoce como “frontera de posibilidades de producción”, o sea, el máximo al que podemos aspirar con los recursos disponibles (Sickles & Zelenyuk, 2019).
Tomemos como ejemplo la escritura.
Llevo 8 meses escribiendo. Comencé a baja frecuencia, mi límite inferior era de 1 carta por semana. Conforme adquirí el hábito de escribir, aumenté la frecuencia hasta encontrar un punto de equilibrio sostenible en el que estoy satisfecho con mis resultados y me permito llevar una vida equilibrada. En mi caso, la región de crecimiento sostenible está entorno a 1 carta cada 2 días.
Sí, mi límite inferior me movió a escribir y a no dormirme en los laureles, pero el que marcó la diferencia fue el límite superior. Sin ese límite, intentaría aprovechar hasta el último segundo de mi tiempo para escribir tanto como pueda en una carrera infinita.
Y eso no es sano, ni sostenible, ni satisfactorio.
Debo escribir a un ritmo que me permita mantener en buen estado el resto de aspectos cruciales de mi vida. Hay días en los que he podido escribir mucho más, pero si hubiese querido escribir a toda costa habría acabado agotado, o lo que es peor, descuidando mi descanso, el deporte o el tiempo con familia y amigos.
En su lugar, establecí un límite superior.
Expandir la región de crecimiento sostenible
Se puede expandir la región de crecimiento sostenible de forma equilibrada, mira.
Al establecerte un límite inferior y superior asequibles al inicio de un nuevo proyecto estás facilitando la creación del hábito. Una vez tienes el hábito, simplemente desarrolla tus habilidades y podrás expandir tu producción sin afectar al equilibrio vital que tenías. Es decir dedicar el mismo esfuerzo, pero con mayores resultados.
Fíjate, no hablo de esforzarse más, sino de esforzarse lo mismo y lograr más.
No es cuestión de escribir más horas, sino de evitar bloqueos creativos.
No es cuestión de escribir más horas, sino de ser menos perfeccionista.
No es cuestión de escribir más horas, sino de reducir las distracciones.
No es cuestión de esforzarse más horas, sino de esforzarse mejor.
Al eliminar esas pequeñas pérdidas es cuando expandes tu región de crecimiento; logras más usando los mismos recursos (Krugman, 2004). Si para llevar una vida equilibrada solo dispones de 1 hora de escritura diaria, hazte con el hábito de escribir y expande tus límites de forma sostenible a través de perfeccionar la técnica.
Dedico el mismo tiempo que dedicaba al inicio, pero escribo más. A eso me refiero.
Para obtener grandes resultados, evita pequeñas pérdidas.
✍️ Te toca a ti: ¿Alguna vez has experimentado el burnout o has lastimado tu cuerpo a causa de tus exagerados estándares?
💭 Cita del día: «A veces tengo éxito, a veces fracaso, pero cada día es un borrón y cuenta nueva y una nueva oportunidad» Gretchen Rubin, The Happiness Project.
Hemos llegado al límite de hoy. ¡Nos vemos pronto con mucha energía! 👋
Referencias 📚
Sickles, R. C., & Zelenyuk, V. (2019). Measurement of Productivity and Efficiency. Cambridge University Press.
Krugman, P. R. (2004). International Economics: Theory and Policy.
Este me ha encantado Álvaro, porque yo soy de los que define los objetivos y mis sistemas, siempre con "hacer al menos xxxx veces esta acción a la semana"
Pero nunca me había planteado poner un límite por arriba.
Voy a empezar a probarlo.
¿Estás en Linkedin? Qué igual comparto esta técnica y así te menciono.
Gracias 👏
Hola Álvaro, me ha encantado tu escrito, hace unos años llegué al burnout, entre otros factores, pasaba por alto mis límites superiores, sobretodo el acto de reconocer mis límites, tu manera de enmarcarlos es una excelente manera de autocuidarse, en función del trabajo y creo que en general de cualquier cosa, sólo seres humanos, no haceres humanos. Recién publiqué un escrito dentro de la serie de “Cartas para un mundo mejor” que anteriormente participaste, en el que hablo de esa danza entre la acción y el descanso, escuchar los límites de nuestro cuerpo y procurar ese equilibro que mencionas entre lo sano y satisfactorio, se vive mejor y de manera más auténtica.