Ha sido un viaje entender que no puedo controlar todo o que no soy responsable de ello. Por el momento estoy trabajando todavía en esas ideas pero sé que solo tengo control sobre mí misma: mis reacciones, emociones y pensamientos. Nada más.
Todos estamos en ese viaje. Es impresionante cómo la mente nos hace creer que tenemos más control del que realmente tenemos. Eso lo hace para que sintamos calma, porque si todo está bajo nuestro control, nos sentimos más seguros. La realidad es bien distinta, hay que recordarse lo que tú dices: nuestra área de mayor control son las reacciones, emociones y pensamientos.
Me ha caído como un golpe al leer esto, sigue costándome enfocarme en lo que si puedo controlar, es como si fuera un obsesión el seguir controlando lo que no puedo, en especial, mis relaciones.
Me ha encantado leer esto y recordar de nuevo que solo tengo poder en controlar lo mío.
No eres la única a la que le pasa, nos pasa a todos. Es realmente difícil centrarse en las pocas cosas que sí controlamos porque el humano necesita sentir que tiene todo bajo control para sentirse seguro. Las dudas nos molestan y lo que no controlamos nos hace dudar.
Este artículo sirve para recordarnos que no pasa nada si no controlamos todo, la clave está en controlar bien lo que sí depende de nosotros.
A todos nos pasa, es más que normal. Lo más curioso de todo esto es que ni siquiera somos del todo conscientes de nuestro poco control. A nivel mental nos gusta sentir que tenemos más control porque eso nos calma. El cerebro hace este curioso fenómeno que se ve en tantos sitios.
El aprender a centrarse en lo que uno puede controlar es un proceso, costoso, pero merece la pena. Cuando te das cuenta de que la mayoría de situaciones a tu alrededor no dependen de ti ni están bajo tu influencia, y que tú sólo puedes controlar tus actos y cómo lo recibes, hay una sensación liberadora.
Eso es, no es fácil, porque la mente necesita la sensación de control para no sentir incertidumbre. No tener el control nos causa malestar, pero saber que eso es algo natural e inevitable es liberador. Aquí son útiles las lecciones estoicas, justamente.
La idea de que controlamos los eventos nos puede llevar a muchos errores, como bien dices. Los que intentan controlarlo todo ... en fin. Es un sesgo peligroso pensar que tenemos las cosas bajo control pues nada nos descontrola tanto. El universo es muy grande.
Así es, cuanto más crees que lo tienes todo bajo control, más se descontrolan las cosas. Eso sucede porque te confías más y tomas mayores riesgos, como el experimento de los inversores en bolsa o los conductores...
La filosofía estoica ayuda en esto, siempre hacía énfasis en la importancia de recordar las pocas cosas que siempre estarán bajo nuestro control. Ahí es donde hay que poner energías en primer lugar.
Súper necesario de leer y entender. A veces se nos olvida de que poco o nada de control tenemos en ciertos contextos y acabamos por culparnos o culpar a una especie de “destino”. Creo que aceptar que no tenemos el control sobre muchas cosas nos permite poner el foco en nosotros y en nuestras respuestas que, como bien dices, es lo único que podemos manejar.
Me alegra que te haya inspirado este texto. Es muy interesante lo que dices. A veces echamos la culpa al "destino" o cosas muy grandes cuando en realidad tiene una explicación simple: no lo controlas. No son tantas cosas las que están bajo nuestro control y saber identificarlas es fundamental. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de hacer muchos esfuerzos para no conseguir nada.
Ha sido un viaje entender que no puedo controlar todo o que no soy responsable de ello. Por el momento estoy trabajando todavía en esas ideas pero sé que solo tengo control sobre mí misma: mis reacciones, emociones y pensamientos. Nada más.
¡Hola Hany! :)
Todos estamos en ese viaje. Es impresionante cómo la mente nos hace creer que tenemos más control del que realmente tenemos. Eso lo hace para que sintamos calma, porque si todo está bajo nuestro control, nos sentimos más seguros. La realidad es bien distinta, hay que recordarse lo que tú dices: nuestra área de mayor control son las reacciones, emociones y pensamientos.
Un abrazo :)
Me ha caído como un golpe al leer esto, sigue costándome enfocarme en lo que si puedo controlar, es como si fuera un obsesión el seguir controlando lo que no puedo, en especial, mis relaciones.
Me ha encantado leer esto y recordar de nuevo que solo tengo poder en controlar lo mío.
¡Hola! :)
No eres la única a la que le pasa, nos pasa a todos. Es realmente difícil centrarse en las pocas cosas que sí controlamos porque el humano necesita sentir que tiene todo bajo control para sentirse seguro. Las dudas nos molestan y lo que no controlamos nos hace dudar.
Este artículo sirve para recordarnos que no pasa nada si no controlamos todo, la clave está en controlar bien lo que sí depende de nosotros.
¡Un abrazo!
Pues ahora mismo no tengo mucho control de mis emocionés y mi capacidad, así en general.
Muy interesante este estudio
¡Hola Van! :)
A todos nos pasa, es más que normal. Lo más curioso de todo esto es que ni siquiera somos del todo conscientes de nuestro poco control. A nivel mental nos gusta sentir que tenemos más control porque eso nos calma. El cerebro hace este curioso fenómeno que se ve en tantos sitios.
Me fascina la psicología por estas cosas.
El aprender a centrarse en lo que uno puede controlar es un proceso, costoso, pero merece la pena. Cuando te das cuenta de que la mayoría de situaciones a tu alrededor no dependen de ti ni están bajo tu influencia, y que tú sólo puedes controlar tus actos y cómo lo recibes, hay una sensación liberadora.
¡Hola Aníbal! :)
Eso es, no es fácil, porque la mente necesita la sensación de control para no sentir incertidumbre. No tener el control nos causa malestar, pero saber que eso es algo natural e inevitable es liberador. Aquí son útiles las lecciones estoicas, justamente.
La idea de que controlamos los eventos nos puede llevar a muchos errores, como bien dices. Los que intentan controlarlo todo ... en fin. Es un sesgo peligroso pensar que tenemos las cosas bajo control pues nada nos descontrola tanto. El universo es muy grande.
¡Hola Sara! :)
Así es, cuanto más crees que lo tienes todo bajo control, más se descontrolan las cosas. Eso sucede porque te confías más y tomas mayores riesgos, como el experimento de los inversores en bolsa o los conductores...
La filosofía estoica ayuda en esto, siempre hacía énfasis en la importancia de recordar las pocas cosas que siempre estarán bajo nuestro control. Ahí es donde hay que poner energías en primer lugar.
¡Un abrazo!
Súper necesario de leer y entender. A veces se nos olvida de que poco o nada de control tenemos en ciertos contextos y acabamos por culparnos o culpar a una especie de “destino”. Creo que aceptar que no tenemos el control sobre muchas cosas nos permite poner el foco en nosotros y en nuestras respuestas que, como bien dices, es lo único que podemos manejar.
¡Hola Gabriela! :)
Me alegra que te haya inspirado este texto. Es muy interesante lo que dices. A veces echamos la culpa al "destino" o cosas muy grandes cuando en realidad tiene una explicación simple: no lo controlas. No son tantas cosas las que están bajo nuestro control y saber identificarlas es fundamental. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de hacer muchos esfuerzos para no conseguir nada.
Un abrazo :)