De hecho, por aquello de no poner todos los huevos en la misma cesta, lo deseable sería repartir los recursos invertidos de manera que de acuerdo con la probabilidad y el valor esperado de cada uno maximicemos la ganancia -como hacen los apostadores profesionales, por ejemplo-.
Lo adecuado sería apostar gran cantidad de recursos en las pocas variables que producen grandes beneficios y poco tiempo en las demás. Tú lo has dicho, para no poner todos los huevos en la misma cesta.
Sobre ello, escribí un artículo, contaba justo esa idea en detalle, por si te interesa.
Me gustaría saber cómo se puede aplicar esta regla en la vida diaria o en la productividad en el trabajo, más allá del negocio en sí, que eso me queda claro en esta entrada. Porque la idea de hacer menos y conseguir lo mismo o más me parece de lo más tentadora. ¿Algún ejemplo?
Hola Olga, pues sí, lo aplico a todo tipo de cosas del día a día. Estos son algunos de mis casos típicos para rentar las horas y esfuerzos al máximo.
Escritura: Antes tardaba una semana en un texto. Ahora hago tres en ese mismo tiempo porque dedico el 80-90% de mi tiempo a escribir, no a editar. Dejo la edición para ratos sueltos en los que no puedo centrarme y tengo como prioridad Nº1 Escribir. Es el 80/20, escribir da muchos resultados, editar apenas produce cambios notables.
Con las mismas 24 horas que antes tenía, ahora puedo desarrollar el triple de ideas.
Lectura: Solo aquellos libros que tienen altas probabilidades de cambiarme (por recomendaciones, autores confiables o temas críticos para mí ahora). Prefiero 1 libro leído profundamente a 10 leídos por encima. No leo rápido, realmente soy lento leyendo, pero cada libro que termino me da claves que me ayudan a progresar.
Leyendo al mismo ritmo, aprovecho cada lectura al máximo.
Tareas: Cada día elijo 3 tareas clave y solo anoto 6 en mi lista de tareas. Conforme me levanto, trabajo completamente concentrado en las 3 tareas que dan el 80% de resultados. Incluso en el día más ajetreado y caótico, tengo garantizado resultados. Con 24 horas al día como todos, no hay día que no cunda.
Dinero: Tengo contabilizados mis gastos y delimité los gastos mínimos (90% del total de mi gasto). No destino apenas un 10% extra de mis ingresos a otros gastos y así me aseguro de no comprar cosas innecesarias cada mes y mantener mes tras mes gran margen de ahorro. Con un ingreso de persona normal, el ahorro es grande.
Jo, mil gracias por explicarme con tanto detalle. Creo que voy a pensar mis tareas diarias en esos términos, tanto en el trabajo como en casa. A ver si me da resultado. Abrazo.
Claro, pruébalo. También es cuestión de tiempo, no sale de un día a otro, sale de probar y cambiar continuamente hasta dar con lo que sí produce más rendimiento.
Por ejemplo, en el caso de escribir me tomó como 3 meses comenzar a dar con la actividad que realmente me da resultados y luego tuve que aprender a llevar un estilo de vida que lo priorizase. No son cosas que suceden de la noche a la mañana.
Lo veo como tú, la Ley de Pareto es crucial. Este tipo de conceptos esenciales son tan útiles y tan prácticos que siempre vienen bien recordarlos cuando decidimos.
Justo por eso la suerte no es tanto azar como enfoque. Estar donde toca, con quien toca y en el momento adecuado no es casualidad: es haber afinado bien el filtro antes. Y casi nadie lo hace.
Es una serie de comportamientos, de decisiones que uno toma a veces sin pensar demasiado. Hay ciertas formas de actuar que disparan las posibilidades de encontrar oportunidades favorables. Hay quien le llama suerte, pero no es más que estadística.
La suerte (además del puro azar) son patrones de comportamiento que atraen oportunidades. Se puede tratar como una superficie que conforme crece hace aumentar las probabilidades. Este método (del que hablo en el libro Peinar la Mente) es una gran ayuda para tomar decisiones.
Efectivamente. El comportamiento de las personas afecta mucho en sus niveles de suerte. Ese azar que uno tiene en la vida se potencia por nuestras acciones y la forma en que nos movemos por el mundo.
Es una idea clave y que hay que tener en cuenta para no remar a contracorriente sin siquiera saberlo.
Superinteresante!
De hecho, por aquello de no poner todos los huevos en la misma cesta, lo deseable sería repartir los recursos invertidos de manera que de acuerdo con la probabilidad y el valor esperado de cada uno maximicemos la ganancia -como hacen los apostadores profesionales, por ejemplo-.
¡Exactamente, Sergio! :)
Lo adecuado sería apostar gran cantidad de recursos en las pocas variables que producen grandes beneficios y poco tiempo en las demás. Tú lo has dicho, para no poner todos los huevos en la misma cesta.
Sobre ello, escribí un artículo, contaba justo esa idea en detalle, por si te interesa.
https://open.substack.com/pub/jardinmental/p/crecer-limitarse?r=3fl9xz&utm_campaign=post&utm_medium=web&showWelcomeOnShare=false
Genial 🙌🏻
Una buena lección de marketing
¡Hola Sonia! :)
Sí, puse ejemplos empresariales por variar, que siempre pongo ejemplos cotidianos. En realidad, el planteamiento se puede aplicar en cualquier ámbito.
Me gustaría saber cómo se puede aplicar esta regla en la vida diaria o en la productividad en el trabajo, más allá del negocio en sí, que eso me queda claro en esta entrada. Porque la idea de hacer menos y conseguir lo mismo o más me parece de lo más tentadora. ¿Algún ejemplo?
Hola Olga, pues sí, lo aplico a todo tipo de cosas del día a día. Estos son algunos de mis casos típicos para rentar las horas y esfuerzos al máximo.
Escritura: Antes tardaba una semana en un texto. Ahora hago tres en ese mismo tiempo porque dedico el 80-90% de mi tiempo a escribir, no a editar. Dejo la edición para ratos sueltos en los que no puedo centrarme y tengo como prioridad Nº1 Escribir. Es el 80/20, escribir da muchos resultados, editar apenas produce cambios notables.
Con las mismas 24 horas que antes tenía, ahora puedo desarrollar el triple de ideas.
Lectura: Solo aquellos libros que tienen altas probabilidades de cambiarme (por recomendaciones, autores confiables o temas críticos para mí ahora). Prefiero 1 libro leído profundamente a 10 leídos por encima. No leo rápido, realmente soy lento leyendo, pero cada libro que termino me da claves que me ayudan a progresar.
Leyendo al mismo ritmo, aprovecho cada lectura al máximo.
Tareas: Cada día elijo 3 tareas clave y solo anoto 6 en mi lista de tareas. Conforme me levanto, trabajo completamente concentrado en las 3 tareas que dan el 80% de resultados. Incluso en el día más ajetreado y caótico, tengo garantizado resultados. Con 24 horas al día como todos, no hay día que no cunda.
Dinero: Tengo contabilizados mis gastos y delimité los gastos mínimos (90% del total de mi gasto). No destino apenas un 10% extra de mis ingresos a otros gastos y así me aseguro de no comprar cosas innecesarias cada mes y mantener mes tras mes gran margen de ahorro. Con un ingreso de persona normal, el ahorro es grande.
Esos son algos de mis casos diarios de 80/20.
Jo, mil gracias por explicarme con tanto detalle. Creo que voy a pensar mis tareas diarias en esos términos, tanto en el trabajo como en casa. A ver si me da resultado. Abrazo.
Claro, pruébalo. También es cuestión de tiempo, no sale de un día a otro, sale de probar y cambiar continuamente hasta dar con lo que sí produce más rendimiento.
Por ejemplo, en el caso de escribir me tomó como 3 meses comenzar a dar con la actividad que realmente me da resultados y luego tuve que aprender a llevar un estilo de vida que lo priorizase. No son cosas que suceden de la noche a la mañana.
Es cierto. Tener en cuenta a Pareto en nuestros análisis nos da mucho rédito. Yo lo tengo siempre presente y me ayuda a explicar mi punto.
¡Hola Virgilio! :)
Lo veo como tú, la Ley de Pareto es crucial. Este tipo de conceptos esenciales son tan útiles y tan prácticos que siempre vienen bien recordarlos cuando decidimos.
Justo por eso la suerte no es tanto azar como enfoque. Estar donde toca, con quien toca y en el momento adecuado no es casualidad: es haber afinado bien el filtro antes. Y casi nadie lo hace.
Eso es, Ainhoa.
Es una serie de comportamientos, de decisiones que uno toma a veces sin pensar demasiado. Hay ciertas formas de actuar que disparan las posibilidades de encontrar oportunidades favorables. Hay quien le llama suerte, pero no es más que estadística.
La suerte (además del puro azar) son patrones de comportamiento que atraen oportunidades. Se puede tratar como una superficie que conforme crece hace aumentar las probabilidades. Este método (del que hablo en el libro Peinar la Mente) es una gran ayuda para tomar decisiones.
Efectivamente. El comportamiento de las personas afecta mucho en sus niveles de suerte. Ese azar que uno tiene en la vida se potencia por nuestras acciones y la forma en que nos movemos por el mundo.
Es una idea clave y que hay que tener en cuenta para no remar a contracorriente sin siquiera saberlo.