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En la antigua India, un generoso rey ofreció al mejor consejero de su corte la posibilidad de complacer 1 de sus deseos.
El consejero, conocido por su inteligencia, hizo una petición sorprendente.
“No sabe cuánto le agradezco este privilegio, mi señor. Por mi lealtad hacia el reino, deseo ser recompensado en granos de arroz y nada más que eso. Usemos un tablero de ajedrez para calcular la cantidad que deseo. Coloque 1 solo grano de arroz en la primera casilla del tablero, 2 en la segunda, 4 en la tercera y siga la misma regla para la cantidad de arroz hasta que cubra todas las casillas, no le pido más que eso”.
El emperador, complacido por la humildad de la solicitud, aceptó de inmediato.
Cuando el tablero comenzó a llenarse, el emperador descubrió que la deuda era tan colosal que su vasto imperio jamás podría pagarla. El emperador debía al consejero la humilde cifra de 18446744073709551616 granos de arroz.

Hay algo que solemos infravalorar: el crecimiento exponencial.
Es tan sutil al principio que es casi invisible.
Pero si se acumula, se vuelve imparable.
El poder del crecimiento exponencial
En 1975, el ingeniero Roy Amara formuló lo que hoy llamamos Ley de Amara.
“Solemos sobrevalorar los efectos de la tecnología a corto plazo e infravalorar sus efectos a largo plazo” (Oxford University, 2016).
Nos cuesta imaginar el vertiginoso crecimiento que puede provocar.
Si te pones a pensar, una tendencia similar ocurre en nuestras vidas. Al principio, cualquier esfuerzo parece infructuoso. Por ejemplo:
Inversiones: Al inicio, podemos encontrarnos con unos ahorros muy modestos, pero el interés compuesto hace que esos pequeños ahorros puedan llegar a convertirse en una fortuna si los gestionas bien a lo largo del tiempo.
Contactos: Cuando eres joven, parece difícil entrar en el mundo laboral, no conoces a nadie y apenas hay oportunidades a la vista. Sin embargo, unos pocos contactos te llevan a otros, y esos a todavía a muchos más. Así acabas con infinidad de oportunidades conforme pasa el tiempo.
Emprender: Comenzar un negocio es realmente duro, especialmente durante los primeros años, pero si logramos hacerlo crecer, su rentabilidad puede dispararse.
Las mejoras iniciales son insignificantes y las subestimamos, vemos solo el corto plazo porque es más fácil de visualizar. Pero supongamos por un momento que mejoramos un 1% cada día durante un año. Al final del año serás 37 veces mejor (Clear, 2018).
Por el contrario, descuidar ese 1% puede llevarte al estancamiento.
Elegir una comida saludable hoy no cambiará tu vida, pero hazlo durante 365 días y verás los resultados en tu energía, salud y bienestar. Lo mismo pasa si ahorras un poco de dinero cada mes, practicas un idioma diariamente o trabajas en tu proyecto.
La clave es la consistencia, no la perfección.
Un día malo no arruina tu progreso, pero si dejas que se convierta en un hábito, ahí es donde el problema comienza. Como decía Séneca, «errar es humano; pero perseverar en el error es diabólico».
Cómo acelerar tu crecimiento desde el inicio
Sé que la paciencia no es fácil, especialmente cuando los resultados iniciales no son emocionantes. Pero aquí tienes 2 estrategias que pueden cambiar el juego:
1. Divide tus metas en pasos ridículamente pequeños.
El problema con muchos objetivos es que se sienten tan grandes que ni siquiera empezamos. La solución: reduce la barrera de entrada (Babauta, 2021).
Comer saludable: En lugar de intentar cambiar toda tu dieta de golpe, empieza por reducir el consumo de dulces. Si tomas postre después de cada comida, reemplázalo con una fruta. Cuando te sientas bien, agrega otro cambio pequeño, como incluir más proteína, vegetales y menos grasa en las comidas.
Hacer deporte: ¿Quieres correr pero te desmotivas rápido? Empieza con 1 kilómetro tres veces por semana. ¿No puedes? Pues corre 500 metros tres veces por semana. Hazlo tan pequeño como necesites y luego incrementa poco a poco.
Escribir: ¿Te cuesta escribir y te bloqueas? Yo también pasé por esa situación. Empieza a escribir unos pocos párrafos al día y practica escribiendo un diario. Con el tiempo, pasarás de escribir párrafos a ensayos enteros sin esfuerzo.
Es igual para todo lo que imagines. Solo comienza, luego dispararás tu ritmo.
2. Elige una estrategia con mejor crecimiento
A veces, no hay que trabajar más duro, sino más inteligente.
Te lo voy a explicar con un ejemplo personal.
Varias personas me han preguntado por qué, si escribo tanto, no me he decidido a escribir un libro. Mi respuesta es siempre la misma: "No es el lugar para mejorar."
Piénsalo de esta manera: ¿Irías a escalar el Everest en tu primera excursión de montañismo? Probablemente no. Escalar el Everest es una meta enorme, y para lograrla necesitas mucha preparación, pero también experiencia. Escribir un libro requiere una inversión de tiempo y esfuerzo monumental. Pasarás meses, incluso años, trabajando sin saber realmente qué tal lo estás haciendo. Nadie te dará retroalimentación durante el proceso.
Ahora, si escribes en internet, el panorama cambia completamente.
Desde el primer día sabes qué textos son interesantes y cuáles no. Tienes retroalimentación inmediata de quienes disfrutan leyéndote, lo que te permite ajustar y mejorar constantemente. Es como ir al gimnasio con un entrenador personal: el ritmo de crecimiento es muy superior porque recibes información valiosa cada día.
Si eliges la estrategia adecuada, tu curva de mejora puede ser mucho más rápida.
Sin embargo, no te agobies si los resultados no llegan de inmediato. Enfócate en aprender y aplicar pequeñas mejoras constantemente. Se trata de construir un sistema que haga del progreso algo inevitable. Si puedes comprometerte con ese 1% diario, el tiempo se encargará de sorprenderte.
¿Dónde puedes encontrar tu 1% de hoy?
✍️ Te toca a ti: ¿Qué pequeñas mejoras que puedes implementar hoy para potenciar tu crecimiento futuro? Piensa en nuevas habilidades, rutinas…
💭 Cita del día: «Si quieres levantar cien kilos, no esperes tener éxito la primera vez. Empiezas con un peso más ligero y vas subiendo poco a poco. En realidad, no consigues levantar cien libras, todos los días, hasta el día en que lo consigues. Pero es en los días en que te esfuerzas cuando se produce el crecimiento». Norman Doidge, The Brain that Changes Itself.
¡Nos vemos en la próxima! 👋
Referencias 📚
Babauta, L. (2021). The Habit Guide: Zen Habits’ Effective Habit Methods + Solutions: Zen Habits’.
Clear, J. (2018). Atomic habits: An Easy & Proven Way to Build Good Habits & Break Bad Ones.
Oxford University. (2016). Oxford essential quotations. URL
Otro texto excelente. También esto me ayuda a recordar, por ejemplo, que hace 5 años no hacía ejercicio. Empecé a hacerlo a mis 30 de manera más constante y seguida (tengo 33). Hace 4 meses sufrí una lesión, y si bien no entrené ni hice ejercicio por 3 meses, ahorita que volví al gym es una maravilla ver como mi cuerpo recuerda cómo entrenar. Y bien mi rendimiento empeoró, sé que en poco tiempo, siendo constante, el cuerpo hará de nuevo lo que tanto tiempo hizo. No me arrepiento de haber entrenado seguido, porque el cuerpo es bondadoso y maravilloso y fue una buena inversión entrenarlo para ser más fuerte.
Plus, los cambios radicales siempre nos marean mucho. Hay gente que se vuelve millonaria de la noche a la mañana por un billete de lotería, y definitivamente no estaban preparados para ello y terminan malgastándolo para quedar en una posición peor. Definitivamente es lo importante de recorrer el camino de los cambios para poder tomar buenas decisiones y valorar los esfuerzos del día a día. Para que precisamente el día que tengas una buena oportunidad y un golpe de suerte, sepas como aprovecharlo.
Excelente semana.
🌸🐱🌸
Confirmo, tener paciencia es difícil pero más difícil será quedarse otro año estancado. Vamos por ese 1% cada día.