La inspiración no existe: lecciones de disciplina de Camilo José Cela
Notas de gigantes - Número 15
Te doy la bienvenida a Jardín Mental. La siguiente carta es parte de nuestra colección "Notas de gigantes", en la que exploramos los pensamientos de las grandes mentes de la humanidad.
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🏷️ Categorías: Hábitos, Creatividad, Escritura.
En 1976, durante una entrevista en la televisión española, Camilo José Cela —quien años después ganaría el Nobel— dejó una frase que desmonta todo el mito romántico de la creación artística.
Al mencionar el entrevistado la palabra “inspiración”, Cela respondió sin vacilar:
“La inspiración no existe.”
Así lo creía. La inspiración no existe y ese es el punto de partida de este artículo. Si alguna vez te has sentido bloqueado frente al papel esto es para ti. Vamos a ver por qué los grandes no esperan la inspiración…
La trabajan.
Entrevistador: Tú dices que la inspiración…
Cela: No existe. La inspiración... no soy yo el que dice que no existe, era Charles Baudelaire el que lo dijo cuando le preguntó una señora: "¿Qué es la inspiración, maestro?". Él contestó: "Señora, la inspiración es trabajar todos los días". Claro, me siento frente a la mesa a escribir y la inspiración acaba llegando.
A mí me dijo un día un señor de estos que lo saben todo: "Ah, usted escribe como quien mea". Y yo le dije: "Usted perdone, pero a mí me cuesta un trabajo horrible escribir, yo escribo con mucha dificultad.”
Entrevistador: Sin embargo, tú tienes una obra muy densa, muy amplia…
Cela: Porque trabajo ocho o diez horas diarias todos los días. Y por burro que sea uno, al final algo te saldrá.
Nos han hecho creer que el artista se lanza a crear tras tener la chispa divina.
Que la inspiración es ese instante mágico que te empuja a pasar a la acción, a materializar ese destello que en la mente del genio surgió. Pero, ¿y si ese momento nunca llega? ¿Y si ese momento es consecuencia de crear y no la causa?
Cela fue claro: "La inspiración no existe."
Y para que no quedara duda de ello, citó a Baudelaire: "La inspiración es trabajar todos los días." Fíjate en el orden en el que describe su rutina de escritura, es muy importante: “Me siento frente a la mesa de escribir y la inspiración acaba llegando.”
Es decir, la inspiración no es casualidad. Es una consecuencia. Es un resultado.
Pese a ser un escritor de renombre, confiesa así: "Me cuesta un trabajo horrible escribir". Y no lo decía con autocompasión. Lo decía porque, tras tantos años escribiendo, sabía perfectamente que para encontrar oro, primero hay que picar mucha piedra, muchísima. Escribir sin falta cada día era lo que lo había llevado a ser quien fue. Fue cuestión de rutina, no de inspiración esporádica.
“Trabajo ocho o diez horas diarias todos los días”, decía.
No hay otro secreto.
No te acomodes en lo que ya sabes hacer
Aquí va otro fragmento brillante en el que habla sobre salir de la zona de confort.
Entrevistador: Hablemos de tus últimos experimentos. Tu último libro, ¿te ha sorprendido?
Cela: ¿"Oficio de tinieblas"? Sí, sí... Es un libro difícil. Seguir el camino previo me resultaba muy fácil, quizá demasiado fácil. Y en la facilidad está el peligro. Es decir, ese camino, del que la crítica hablaba bien, era muy rentable y fácil, podría dictárselo a una mecanógrafa, pero pensé: "No, hay que plantearse las cosas con dificultad", y ver hasta dónde se puede llegar. En cada una de mis novelas, con mayor o menor éxito, intento abrir nuevos caminos. Y este libro ha sido una pirueta en el vacío, pero eso sí, con mucha honestidad.
Hay una frase suya que deberíamos enmarcar: "En la facilidad está el peligro."
Cela lo tenía claro. Cuando algo le resultaba fácil, sospechaba. Decía que seguir por los caminos de sus obras anteriores le parecía “demasiado fácil” y por eso decidió retarse. Escribir algo difícil. Algo que lo llevara al límite.
Como él dice: “hay que abrir nuevos caminos”. Esa es la clave para destacar.
En Oficio de tinieblas 5, hizo eso. Sabía que podía fracasar. Lo dijo: "Este libro ha sido una pirueta en el vacío." Pero prefirió arriesgarse antes que acomodarse en lo que ya sabía hacer. Porque el verdadero artista no busca repetir su fórmula ganadora.
Trabaja para abrir caminos, innovar, ser el creador pionero.
Y esos caminos que te hacen pasar a la historia solo se abren con trabajo arduo, incómodo, a veces incluso desesperante. Pasar ocho o diez horas diarias escribiendo retrata perfectamente lo que quiero decir…
Esa es la ética que Cela cultivó: escribir y subir el listón cada día un poco más.
Cuestión de prioridades
Cela distinguía claramente entre 2 versiones contrapuestas de sí mismo.
El hombre solitario que escribía.
El hombre social que se divertía.
Cuando estaba en casa, estaba encerrado. Literalmente. Pasaba horas en su estudio frente al papel, completamente enfocado en su única tarea: escribir. Ese enfoque diario no era negociable, se debía hacer sobre cualquier otra cosa y reservaba tanto tiempo del día como era posible para esta tarea. Era su prioridad.
Pero había una versión completamente distinta de él.
Cuando salía de casa, en cambio, no hacía nada de eso. Se dedicaba al ocio más pleno y no pensaba ni un solo instante en escribir. Se dedicaba a conversar, viajar, comer con amigos… En estos momentos, la prioridad era salir por completo del enfoque.
Jamás mezclaba las dos cosas.
Esa separación tajante es la razón por la que Cela podía escribir ocho o diez horas diarias sin depender del azar de la inspiración y sin cansarse. Él había diseñado su vida en torno a su oficio. Pasaba de atención focal a difusa, de un extremo a otro.
Entrevistador: ¿Te sientes muy solo?
Cela: Bueno, sí cuando estoy en casa sí. Me encierro. Tengo tres estudios, como ya sabes. Voy de uno a otro y paso en ese ambiente unas ocho o diez horas al día; ya lo sabes porque me has visto allí. Ahora, cuando salgo de casa, vengo a Madrid, o voy a Barcelona, o a París, o a donde sea, no hago nada. Me dedico a hablar con amigos, comer…
Él priorizó la escritura, luego organizó el resto de tu vida alrededor de ella.
Si te fijas, es una vida sencilla: escribir y todo lo demás. Y ese es otra gran lección que queda implícita. Limitarse y priorizar, esa es la única forma de tener tiempo para cualquier meta. Para decir “sí” a la escritura, tiene que decir “no” a muchas otras cosas.
Puedes hacer cualquier cosa, pero no todas las cosas. Tenlo claro.
La rutina es la clave
Cela no está solo. No era un caso aislado. Es parte de un patrón constante.
Kafka escribía por las noches, después de trabajar en una aseguradora. Estaba agotado, pero escribía sin esperar a sentirse iluminado.
Asimov escribía cada mañana sin parar. Si el bloqueo creativo llegaba, se ponía con otro proyecto, pero detenerse no era una opción.
Hemingway se despertaba al amanecer y no paraba de escribir hasta el mediodía.
Murakami se despierta a las 4 am y escribe por cinco horas todos los días.
¿Ves el patrón? Ninguno espera a la musa.
Todos diseñaron su vida para escribir, sea cual sea su circunstancia, su vida… Kafka no tenía otra opción que escribir por las noches tras terminar de trabajar. Murakami compaginó su trabajo en un bar durante sus primeros años con su oficio de escritor.
El hábito diario es la base del artista, sea como sea.
La magia, si existe, llega después. Llega como resultado de la rutina diaria.
¿Quieres escribir mejor? Escribe todos los días, aunque no sepas qué decir.
¿Quieres crear ideas brillantes? Siéntate todos los días, aunque te sientas vacío.
La rutina crea el espacio para que aparezcan ideas, si no te sientas, jamás aparecerán.
✍️ Te toca a ti: ¿Qué pequeño paso o rutina podrías comenzar hoy mismo para avanzar sin necesitar de esperar a ese momento perfecto?
💭 Cita del día: «La inspiración es trabajar todos los días» — Charles Baudelaire.
¡Nos vemos en la próxima! 👋
Referencias 📚
Herralde, G. (2020, 3 julio). Camino José Cela - Entrevista a fondo [Vídeo]. YouTube. Publicación original del 16 de enero de 1976.
"La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando." – frase atribuida a Picasso.
Hola!
Sí, ni hablar. Y el Jardín Mental huele a niveles de disciplina y oficio envidiables.
Edison sobre el genio: 99% transpiración, 1% inspiración.