Tus expectativas moldean tu realidad
Efecto Pigmalión: La influencia que ejercemos sobre los demás
🏷️ Categorías: Motivación, Relaciones sociales, Historia.
En la antigua Chipre, Pigmalión, un hábil escultor, esculpió en marfil una estatua de una mujer de belleza perfecta que llamó Galatea.
Pigmalión se pasaba horas contemplando su creación, la admiraba hasta el punto de enamorarse perdidamente de la mujer de marfil. Tan enamorado de su creación estaba que suplicó a Afrodita para que le diera vida. La diosa Afrodita, conmovida su devoción, le concedió su deseo y transformó la estatua en una mujer viva.
Tan fuerte era su deseo que al final consiguió que la estatua cobrase vida.
Te cuento esta historia por un simple motivo.
No somos conscientes de la enorme influencia que ejercemos sobre los demás.
Influencia psicológica del efecto Pigmalión
En términos psicológicos, el efecto Pigmalión hace que las expectativas y creencias de una persona influyan en el desempeño y comportamiento de otras.
El efecto lo descubrieron Rosenthal y Jacobson en una investigación que involucró a estudiantes de una escuela primaria en San Francisco. Los investigadores dijeron a los maestros que ciertos estudiantes (elegidos al azar) tenían un potencial intelectual inusualmente alto. Al final del curso, todos estos estudiantes habían aumentado su rendimiento académico en comparación con sus compañeros.
Las expectativas de los maestros influían directamente en el rendimiento.
¿Por qué sucede?
1. Comunicación:
Todos tenemos preferencias, nadie es imparcial.
Las expectativas que depositamos en otra persona se las hacemos notar a través de los comentarios que hacemos, el tono de voz, el lenguaje corporal… (Rosenthal, 2002). Estas expectativas surgen de nuestras preferencias, qué tan buena es la relación con la otra persona, etc.
Todo esto influye en la confianza, atención y motivación que comunicamos.
2. Motivación y autoestima:
Esto es muy poderoso.
Las expectativas positivas suben la autoestima, creemos más en nuestras habilidades y, por ende, nos esforzamos más y abandonamos menos (Bandura, 1997), sentimos la necesidad de pagar a todos por la confianza que tienen en nosotros.
Cuando me hacen saber que confían en mis habilidades doy el doble o el triple.
Por el contrario, la persona de la que se espera muy poco tiende a sufrir desánimo e inseguridad al percibir que no puede cambiar su situación aunque se esfuerce, lo que merma su motivación y su salud mental (Klusmann et al., 2008; Marsh y Craven, 2006).
3. Red de apoyo:
Si nadie confía en ti, nadie te apoya, y si nadie te apoya es más probable que fracases.
Lo peor es que se retroalimenta.
Si fracasas, los que no te apoyaron confirmarán su creencia: no merecía la pena confiar en ti. Los maestros que prestan más atención a los estudiantes de los que esperan mucho están dejando a otros de lado (Jussim y Harber, 2005). Al hacerlo, hacen que rindan más sus estudiantes preferidos y hacen que su creencia sea real.
Pensarán que tenían razón, sabían qué estudiantes tenían potencial y cuáles no.
En realidad ellos lo provocaron.
Quizá había cierto potencial en esos estudiantes, puede ser, pero al final sucede que la diferencia de capacidades entre ellos y el resto de la clase se hace cada vez mayor, comienzan a progresar unos mucho más que otros y se retroalimenta.
Aquellos personas en las que hay altas expectativas tienden a ocupar toda la atención y recursos, lo que les hace tener ventaja y desarrollarse más (Good y Brophy, 2000).
A quien ya tiene, todo se le dará,
a quien no tiene, todo se le quitará.
Ejemplos diarios del efecto Pigmalión
Somos seres sociales, estamos siempre influyéndonos.
Los jefes que creen en el potencial de sus empleados tienden a crear un ambiente propicio para el desarrollo de su plantilla. Al final, progresan más rápido que los trabajadores de empresas donde no se espera nada especial de ellos incluso cuando tenían el mismo nivel inicial (Eden, 1990). El mismo proceso se da en padres hacia sus hijos (Merton, 1948) y en los entrenadores hacia sus atletas (Horn, 2008).
Tampoco te engañes, no vas a lograr todo solo con la confianza de los demás.
El resultado de tus acciones depende de muchos factores que están fuera de tu control directo y dependen de tu entorno (Bronfenbrenner, 1979). Sin embargo, si todos ponemos nuestro granito de arena podemos hacer crecer a los que nos rodean y ellos a su vez hacernos crecer a nosotros.
Tu entorno puede ser tu carga o tu impulso.
En lugar de desalentar a los demás cuando las cosas van mal, hazles saber qué errores cometieron y en qué deben trabajar más para conseguir aquello que se proponen. Préstales tu apoyo en la forma que sea y serás un impulso para tu entorno.
Es sentido común, pero se nos olvida el poder de nuestra influencia.
Si a los tuyos les va bien, te irá mejor.
Ese es el poder del efecto Pigmalión.
Jardín Mental no es una excepción.
Le comenté a mis amigos la idea que tenía de comenzar a escribir. Tracé un plan que mis amigos mejoraron con sus ideas. Hubo una frase que se repitió en todas las conversaciones: “si comienzas a escribir se que no lo dejarás porque eres un cabezón, pásame luego tus textos y te diré qué me parecieron”.
Cuando no tengo ganas de escribir me acuerdo de ellos y doy el doble o el triple.
✍️ Te toca a ti: ¿Alguna vez has sentido como el apoyo de los tuyos te impulsaba a seguir cuando pensabas que no podrías continuar? Yo sí y les estoy profundamente agradecido por ello.
💭 Cita del día: «No se trata de lo que es, sino de lo que puede llegar a ser». Dr. Seuss en The Lorax.
Referencias 📚
Bandura, A. (1997). Self-efficacy: The exercise of control. W H Freeman/Times Books/ Henry Holt & Co.
Bronfenbrenner, U. (1979). The Ecology of Human Development. En Harvard University Press eBooks. https://doi.org/10.4159/9780674028845
Eden, D. (1990). Pygmalion in management: Productivity as a self-fulfilling prophecy. Lexington Books/D. C. Heath and Com.
Good, T. L., & Lavigne, A. L. (2017). Looking in Classrooms. En Routledge eBooks. https://doi.org/10.4324/9781315627519
Horn, T. S. (2008). Advances in sport psychology (3rd ed.). Human Kinetics.
Jussim, L., & Harber, K. D. (2005). Teacher Expectations and Self-Fulfilling Prophecies: Knowns and Unknowns, Resolved and Unresolved Controversies. Personality and Social Psychology Review, 9(2), 131–155. https://doi.org/10.1207/s15327957pspr0902_3
Klusmann, U., Kunter, M., Trautwein, U., Lüdtke, O., & Baumert, J. (2008). Teachers' occupational well-being and quality of instruction: The important role of self-regulatory patterns. Journal of Educational Psychology, 100(3), 702–715. https://doi.org/10.1037/0022-0663.100.3.702
Marsh, H. W., & Craven, R. G. (2006). Reciprocal effects of self-concept and performance from a multidimensional perspective: Beyond seductive pleasure and unidimensional perspectives. Perspectives on Psychological Science, 1(2), 133–163. https://doi.org/10.1111/j.1745-6916.2006.00010.x
Merton, R. K. (1948). The Self-Fulfilling prophecy. The Antioch Review, 8(2), 193. https://doi.org/10.2307/4609267
Rosenthal, R. (2002). Covert communication in classrooms, clinics, courtrooms, and cubicles. American Psychologist, 57(11), 839–849. https://doi.org/10.1037/0003-066X.57.11.839
Rosenthal, R., & Jacobson, L. (1968). Pygmalion in the classroom. Urban Review/The Urban Review, 3(1), 16-20. https://doi.org/10.1007/bf02322211
El efecto es muy fuerte. Uno se esfuerza a tope incluso por no fallar a las expectativas de gente que no conoce de nada y cuando corres con público que te anima corres más que cuando lo haces solo.
No había analizado el efecto Pigmalión como lo describes en tu News. Siempre le había puesto una connotación peyorativa de intentar cambiar la personalidad a la fuerza. Muy interesante 🤔