Te doy la bienvenida a Jardín Mental. La siguiente carta es parte de nuestra colección "Destilando libros", en la que extraemos las ideas más reveladoras de la literatura.
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🏷️ Categorías: Literatura, Atención, Relaciones sociales.
«De qué nos reímos y por qué hemos dejado de pensar.»
«El peligro no es solo perdernos en la infinitas posibilidades de diversión, sino acostumbrarnos tanto a ello que ni siquiera nos demos cuenta de cuánto nos alejamos de nuestra capacidad de cuestionar, crear y comprender el mundo»
«Los telediarios no tienen intención de proponer que una noticia tenga implicaciones, porque eso obligaría a los telespectadores a seguir pensando en ella cuando termine y, por tanto, les impediría atender la siguiente noticia».
— Neil Postman en Divertirse hasta morir.
El entretenimiento ha invadido todos los rincones de nuestra existencia.
Es más que escape ocasional, es el centro de nuestras vidas. Series, redes sociales, videojuegos, streaming, películas, podcasts, videos, libros y un millón más. La oferta es inagotable y lo curioso es que ni pensamos en que el exceso pueda ser nocivo.
En 1985, Neil Postman lo advirtió en Divertirse hasta morir, donde analizaba el impacto de los medios de comunicación en la sociedad y cómo el exceso de entretenimiento estaba acabando con el pensamiento crítico de las personas.
¿Qué hay de verdad en todo ello?
Aquí van las ideas más reveladoras de “Divertirse hasta morir”, de Neil Postman.
El libro se escribió en 1985, y ya se veía hacia donde apuntaba la tendencia.
Hoy, en un mundo mucho más digital, el ocio ha eclosionado exponencialmente.
Es una inundación perpetua de información y ocio que secuestra nuestra atención. Si en los ochenta Postman ya veía el problema con la televisión, imagina lo que diría ahora del móvil, que llevamos el entretenimiento en la palma de la mano 24/7.
Orwell vs. Huxley: 2 visiones distópicas
Postman empieza reflexionando sobre las visiones de George Orwell y Aldous Huxley.
Orwell, en 1984, temía un futuro en el que el Estado controlaría la información, prohibiría libros y suprimiría la verdad.
Huxley, en Un mundo feliz, planteó una distopía diferente: una sociedad adormecida por el placer y el entretenimiento, donde las personas estarían tan absortas en la distracción que les daría igual ser marionetas manipulables.
Postman argumenta que nuestra realidad se parece mucho más a la de Huxley…
No vivimos en un mundo donde la información esté censurada, sino en uno donde hay tanta información irrelevante y tantos elementos distractores que resulta imposible llegar a lo importante.
El entretenimiento define el pensamiento
Uno de los puntos más interesantes de Postman es que los medios hacen mucho más que trasmitir información. Moldean la forma en que pensamos. Ya lo dije una vez: “Los medios no te dicen qué tienes que pensar, pero sí en qué tienes que pensar.”
La era de la imprenta fomentaba el pensamiento crítico y la argumentación.
La era de la televisión, y ahora la era digital, fomentan el entretenimiento.
Se ha reducido la argumentación en los debates a convencer mediante fragmentos fuera de contexto de unos pocos segundos, memes y titulares llamativos.
En la televisión, la información es entretenimiento.
En redes sociales, la información es entretenimiento.
Lo importante no es la relevancia de la noticia, sino si genera interacciones, lo que crea incentivos perversos. Se compite por llamar la atención, no por informar mejor.
¿Y por qué se compite por llamar la atención?
Porque quienes pagan son anunciantes que quieren ser vistos por tanta gente como sea posible. Anunciantes que a su vez crean anuncios emociones y entretenimiento. Jamás verás un anuncio exponiendo datos objetivos para que compres racionalmente
Eso requiere pensar.
La política es un espectáculo más
La política no ha escapado de esta transformación.
En el pasado, los debates presidenciales eran extensos, llenos de ideas y el nivel formativo necesario para entenderlos era elevado. Hoy, los políticos son marcas personales que construyen su imagen en función de la televisión y las redes sociales.
Las campañas electorales ya no son una discusión sobre ideas, ahora son una campaña de marketing, como es la Navidad o Halloween. Una época más del año.
La imagen y capacidad de generar titulares valen más que las propuestas.
¿A quién le importan las propuestas? ¿Qué porcentaje que vota hace un análisis de las propuestas de los candidatos? Si da igual, al final no cumplirán casi nada o nada de lo prometido y de todos modos, a nadie le importará. No serán castigados por la población por haber prometido y hecho todo lo contrario, no.
La gente estará demasiado entretenida como para hacer ese esfuerzo.
La información en la era digital
La fragmentación de la información ha alcanzado su punto máximo.
Ya no leemos artículos completos, consumimos fragmentos de 280 caracteres en X, videos de 30 segundos de media en Tiktok, y titulares diseñados para captar la atención en el menor tiempo posible.
Los algoritmos refuerzan este fenómeno.
La información no la buscamos; nos llega personalizada, como un traje a medida, diseñada para confirmar nuestras creencias y mantenernos atentos el mayor tiempo posible. El resultado, según Postman, es una sociedad donde el pensamiento crítico ha sido reemplazado por las emociones, donde el entretenimiento es el rey.
Solo prestarán atención si conviertes tu mensaje en algo entretenido y emocional.
¿Qué podemos hacer?
La solución no es dejar de consumir entretenimiento. No se trata de volver al paleolítico, se trata de recuperar el control sobre nuestro tiempo y atención.
Estas son las claves que propone Neil Postman:
Cuestionar: Antes de consumir, pregúntate: ¿Quién lo produce? ¿Qué buscan lograr? ¿Qué mensaje quiere transmitir y por qué? Así elevarás tu criterio. Evita a toda cosa entrar en un contenido y salir sin haberlo cuestionado por el camino.
Balancear: Los medios no son peligrosos, pero sí lo son si ignoramos su impacto. Por eso, fija límites para tu exposición a la pantalla y prioriza otras actividades de una vida equilibrada como pasar tiempo cara a cara o hacer ejercicio.
Evitar: El problema no es el entretenimiento, el problema es cuando invade áreas serias. Lo dañino es ver temas como política o economía convertidos en memes de TikTok o X. Si quieres formarte una opinión, evita esta mezcla.
Neil Postman nos advirtió hace cuarenta años sobre los peligros de una sociedad obsesionada con el entretenimiento, y sus palabras nunca han sido más relevantes.
No se trata de rechazar el entretenimiento, se trata de evitar que nos controle.
La pregunta es: ¿quieres recuperar el control?
¿Sigues con curiosidad? Aquí van cartas relacionadas con este libro:
Deja de ver las noticias: Reflexiones sobre el ruido y la búsqueda de profundidad.
El día en que no hubo noticias: El verdadero coste de informarse.
✍️ Te toca a ti: ¿Crees que la sociedad actual ha reemplazado el pensamiento crítico por emociones y distracciones? ¿Ves esa pérdida de interés en la sociedad cuando algo se trata con seriedad y no como ocio?
💭 Cita del día: “Cuando una población se vuelve distraída por trivialidades, cuando la vida cultural se redefine como una perpetua ronda de entretenimientos, cuando la conversación pública seria se transforma en un habla infantil, es decir, cuando un pueblo se convierte en un auditorio y sus intereses públicos en una comedia, entonces una nación se encuentra en peligro; y la muerte de la cultura es una posibilidad real" — Neil Postman en Divertirse hasta morir.
¡Nos vemos en la próxima, cuídate mucho! 👋
Referencias 📚
Postman, N. (1985). Amusing Ourselves to Death: Public Discourse in the Age of Show Business.
El libro de Postman es en sí mismo provocador y performativo. Quizá el fin lo justifique. Pero adolece en parte de lo mismo que critica. La era de la imprenta no fue ni mucho menos la del pensamiento crítico. Lo de pan y circo se lleva desde antes de los romanos. Otra cosa es el nivel de industrialización y optimización que han alcanzado los impactos mediáticos. Pero eso también nos ha brindado la posibilidad de compartir contenidos interesantes. Quizá como este espacio. Aprovechémoslos.
Creo que no nos damos cuenta de lo superficial que andamos por todo. Que buena reflexión Álvaro. 👏🏻