Comparto :) contigo que hay mucho exhibicionismo, y que este busca fundamentalmente reconocimiento y gratificación psicológica cuantificada. Y las empresas lo saben. Pero veo algunas inconsistencias en tu planteamiento.
Si solo “compartimos” el 1% no podemos estar entregando nuestra intimidad. En realidad, se comparte muchas veces lo más superficial, la imagen externa que queremos proyectar, incluso aunque sea un desnudo, lo que efectivamente roba algo de nuestra intimidad para la exhibición. Pero ante todo se comparten decorados, puestas en escena, postureo. Y no es un nuevo. Es humano. Desde los antiguos potlatch que regalaban para aparentar. En realidad en la era hiperconectada, es difícil conectar profundamente.
Por otro lado, la acepción de compartir como hacer a otros partícipes de lo que es tuyo para mí sigue siendo válida. Sí la RAE ha incluido una acepción más es por hacerla más específica, pero se subsume en la primera: tú compartes esta reflexión y yo el comentario como algo nuestro de lo que hacemos partícipes al resto. El problema no es el hecho de compartir la foto de una comida o de un instante chulo en vacaciones. Es la cantidad, la frecuencia y el propósito que, aunque sea bueno, por las anteriores, se puede desnaturalizar. Precisamente por la paradoja del dato de la que escribía el otro día (https://jajugon.substack.com/p/la-paradoja-del-dato) y sobre la que creo que tú también escribiste.
En fin, de acuerdo en lo esencial. Simplemente me parece importante observar que aunque la tecnología no es neutra, no es el demonio. Y que estos medios nos han facilitado la posibilidad de compartir mucho más más de lo que históricamente se ha podido compartir en el sentido bueno del término.
Yo interpreto que ese 1% al que se refiere Álvaro se basa en el gráfico que comparte. Hay personas que en su vida tiene momentos que valora del 1 al 10, pero solamente comparte los valorados en 10, de ahí ese 1%.
Sin embargo, concuerdo en lo que tú comentas. Hay también personas que comparten m´s momentos de sus vidas, incluso los valorados en 1, 2 o 3. Supongo que eso dependerá de cada cual. Aunque la tendencia es siempre compartir los momentos 10 de su vida, sobre todo los jóvenes.
Voy a leer esa Paradoja del dato, que suena interesante... 😉
Lo que mencionas de compartir solo el 1% me refería a la parte que seleccionamos. Perdemos intimidad al compartir nuestra vida y tendemos a mostrar además solo la parte privada que es extraordinaria, los momentos 10/10, la gente no suele hacer público sus fracasos.
Concuerdo contigo en que es algo humano, la diferencia creo que está en el alcance, alguien ahora puede mostrarse a un nivel de alcance que era imposible de imagina antes de internet, aunque como dices, es algo humano, lógicamente. Las redes sociales simplemente permiten amplificarlo.
Sobre la acción de compartir, concuerdo contigo y es lo que mencionaba en la última frase: "Pregúntate cuál es la intención en tu acto de compartir", A veces la intención no es la de generar una conversación o brindar algo útil al resto, se muestran cosas solo para buscar un refuerzo positivo mediante "me gusta" y comentarios.
Buen comentario y gracias por tu mención a los potlatch, no los conocía.
Hay tanto que comentaría en tu carta, que no sé si será práctico. A veces creo que lo mejor es escribir yo una carta en respuesta a las tuyas, porque aquí hay mucha «enjundia», que diría un granjero.
Cierto es que hace años nadie pensaba en que íbamos a llegar donde estamos ahora. Recuerdo en los inicios de Twitter que la gente solía comentar, con sorna, que qué iban a comentar ellos en 140 caracteres: «Me peino delante del espejo», «saco la basura a las tantas de la noche», «voy a matar a mi suegra». Muchos veían un fracaso rotundo de Twitter porque nadie iba a ver relevancia en esas tonterías. Fíjate a dónde hemos llegado.
Me ha sorprendido lo de la palabra compartir. Desconocía por completo que hubieran añadido una acepción, como comentas. Pero según lo leído, tiene completo sentido. Concuerdo en que no es lo mismo «mándalo, envíalo, exhíbelo» que «compártelo».
Las apreciaciones de Goffman dan en el clavo. A pesar de que ahora somos más conscientes de lo que vemos, es verdad que hasta no hace mucho, sobre todo los más jóvenes, siempre se quedaban con que lo que veían a través de sus pantallas respecto de una persona, eran los mundos de yupi. Menos mal que ahora la cosa está algo más equilibrada y ahora somos más conscientes de esa diferencia entre el «yo público» y el «yo privado» y de que no siempre lo que se muestra es la realidad del día a día de una persona.
Una de mis amistades se ha resentido conmigo porque una vez le dije, mientras tomábamos un café, que si no se metía el teléfono en el bolsillo, no volvería a quedar con él para tomar nada. Se lo tomó a mal en un principio. Luego recapacitó. Pero llegó a decirme que con mi afirmación lo que estaba haciendo era coartar su libertad. Que él podía hacer lo que quisiera y yo no debía quejarme, ya que no me estaba haciendo ningún daño. Tuve que hacerle ver y explicarle que la libertad suya terminaba donde empezaba la mía. Yo no me sentía libre hablando con él mientras estaba continuamente mirando su pantalla del móvil, también me sentía coartado ante su indiferencia. Le hice ver la incomodidad que es estar hablando con alguien que parece que no te está escuchando y que lo que está viendo en su móvil es más importante que mi conversación. Al final recapacitó y lo entendió, pero lo mío me costó. Y lo cierto es que desde entonces nos hemos visto menos.
Respecto a la última parte en tu carta, yo no veo nada malo en que una persona exhiba toda su vida, si es lo que quiere hacer, y no sólo momentos. Lo que sí tiene es que tener claras las cosas que podrían sucederle, tanto las buenas como las malas. Yo he aprendido cosas buenas de gente que ha mostrado intimidades y formas de pensar que normalmente no suele contar en persona. Yo mismo, por ejemplo, he contado intimidades en mis cartas. He compartido vivencias que no he contado a mucha gente, en algunos casos a nadie. Y considero que podrán ayudar a quienes las lean, de una forma u otra. Como yo aprendí de otros. Evidentemente hay intimidades de muchas clases. Yo me refiero a las intimidades del pensar, de lo que se nos pasa por la cabeza. Conceptos como la libertad, la quietud, la tristeza, la felicidad, etc, son cosas de las que no se suele hablar en una reunión de amigos. Me refiero de forma profunda o filosófica. Porque si lo haces ya te miran extrañados o te preguntan qué has fumado. Al menos ésa es mi experiencia. Todos mis conocidos y familiares desconocen esta faceta mía de escribir y de «exhibir» mis pensamientos y mis vivencias, y a buen seguro se sorprenderán y mucho de lo que leerán cuando me descubran (no oculto mi nombre real ni mi foto). Lo que más me tiene intrigado es qué pensaran cuando me descubran, ya que de todo lo que yo hablo en mis cartas, nunca he hablado en persona con nadie, o casi. Por lo que comento. Porque no tengo con quién hablar de temas más filosóficos y profundos. No te digo cuando lean mis poesía de amor...jajaja. Eso va a ser la coña marinera. En fin. Supongo que lo descubriré más pronto que tarde.
Considero que deben existir contenidos de todo tipo. Y que cada cual consuma los que le venga en gana y le aporten más según su forma de vivir la vida. Tú no me dejes de enviar cartas como ésta, y de aportar el valor que aportas, que para mí son la salsa de la vida. Porque si te perdemos, ya me quedará un vacío que cubrir. Y no será fácil. 😉
¡Hola Jaime! Es casi más largo tu comentario que mi carta jajaja.
Al igual que tú, muy pocas personas de mi círculo saben que escribo, de todos modos eso no importa porque ninguno de ellos lee 😅. Con respecto a la persona que usaba contigo el teléfono móvil, yo también he vivido situaciones similares. La que más me llama la atención es en las paradas de bus, donde nadie habla y cada uno está en su burbuja.
Como tú, pienso que no hay nada de malo en mostrar el ámbito privado, lo que sí quería hacer ver era justo esto, que hace tiempo se nos haría impensable mostrar eso donde cualquier persona desconocida pudiera verlo.
Me alegro que te haya hecho reflexionar y si quieres, siempre puedes escribir cartas a modo de respuesta a las mías, me encantará leerlas.
Intentaré ser más comedido en mis comentarios, si. Porque luego veo todos los comentarios que recibes y pienso: «madre mía, este chico. Cuando entre aquí y vea todo lo que tiene que contestar, ¡le va a dar un síncope!» JAJAJA... 😅
No te preocupes por la longitud de los comentarios, yo leo todo lo que me llega con mucha ilusión. Lo único que puedo decirte es que podrías comenzar a hacer cartas en las que respondes a mis cartas explicando tu punto de vista. Así comenzamos una conversación epistolar como los grandes pensadores de la antigüedad jajaja.
Es increíble cómo cambian los conceptos cuando nos detenemos a pensar. Yo sigo usando redes sociales y les doy diferentes usos a cada una de mis cuentas. La personal tiene muchas fotos que hablan de mí y de mis días. Son momentos. Los publico para no olvidarme de los momentos en los que disfruté de un paseo, de personas, de sabores, de olores. Sí que miro los comentarios y la cantidad de likes. También vuelvo a viejas publicaciones para recordar, para revivir, para decirme a mí misma que evolucioné (creo). Soy sentimental y me encanta ser analítica también. El equilibrio es lo mejor en estos y en todos los tiempos. Excelente carta la de hoy.
Yo también subía mis momentos personales a Instagram, pero comencé a sentirme desubicado, como que ese no era el sitio. Es lo que decía en la carta, que hace años nadie publicaría su vida así como así donde cualquier podría verla. Un día decidí guardar mis fotos en mi ordenador y dejé de usar Instagram, al final es lo mismo, pero comencé a sentir mis fotos como algo más íntimo, como los antiguos álbumes de fotos.
Super interesante esto que traes esta semana, creo que podría hablar sobre todo ello largo y tendido.
Sobre la idea de "yo público" y "yo privado" de Erving Goffman, creo que es interesante entender que Goffman lo propuso muchísimo antes de que las redes sociales (o incluso Internet) fuera algo de uso común. Y es verdad que ya había una clara diferencia entre el "yo público" y el "yo privado". Cada cual de puertas afuera decidía crear una narrativa de su vida (más o menos fiel), mientras que mantenía una vida privada mucho más compleja.
Con Internet, IRC, los foros y las redes sociales, se crea una forma más fácil de crear un personaje en forma de "yo digital". A diferencia del "yo público", este "yo digital" puede crear una realidad que no tiene que ser sustentada con una apariencia física, un comportamiento, unos gestos y una capacidad de expresarse de forma oral. Basta con un puñado de fotografías o imágenes, acompañadas de un texto que puedes tomarte tu tiempo para construir acorde a esa narrativa que quieras proyectar. De hecho, hasta permite crear múltiples personajes, más o menos fieles a tu realidad.
A lo largo de los 20 últimos años, he conocido muchas personas primero a través de Internet (por diferentes medios) y más tarde en persona. Con eso, me he percatado de que hay gente cuyo "yo digital" proyecta una imagen muy semejante a su "yo público", pero hay muchos más que no. En la mayoría de los casos, es la limitación del medio (o la falta de familiaridad con el mismo) lo que impide que ese "yo digital" sea fiel a ese "yo público", y no tanto una decisión de la persona de que sea así. Lo más sorprendente es que, una vez que conoces al "yo público", de repente es muchísimo más fácil interpretar y contextualizar a ese "yo digital". Ya sea porque es un personaje creado de forma intencionada, o porque esos matices como el sarcasmo y la ironía se localizan de una manera mucho más efectiva cuando tienes un contexto más global de esa persona.
Por último, y para cerrar esta turra que os he metido aquí, creo que esa posibilidad de crear un "yo digital" ha permitido a muchas personas derribar barreras que habría sido imposible derribar mediante su "yo público". También ha ayudado a que mucha gente encuentre entornos más seguros donde poder expresarse y crecer como individuos. Aunque solo sea por esto, las redes sociales merecen la pena.
Efectivamente, Goffman hablada de esto antes de las redes sociales. El "yo digital" sería una versión aún más externa del "yo privado". Eso que tú dices yo lo he vivido en varias ocasiones, conoces a alguien en persona e inmediatamente ves que no es como parece ser en el mundo digital.
Las redes sociales, como tú dices, también han ofrecido un espacio sin barreras a personas que en público y cara a cara no se sentían capaces de expresarse libremente. Eso es cierto y hay que valorarlo, aunque también está quien las usa para hacer daño desde el anonimato. Todo tiene su lado bueno y su lado malo, pero sí que han traído nuevas posibilidades.
¡Buen comentario e interesante concepto el del "yo digital"!
En mi opinión esto de las redes es como todo, cuestión de saber usarlas. Por ejemplo IG se usa para mucho más que para exhibir tu vida, ahí se encuentran interesantes perfiles de fotografía (fotografía como tal, no la relacionada al mírame a mí mismo y mi vida), ilustración, libros..., lo mismo FB, X o cualquier otro medio. Pero si uno está enfocado en hablar de sí mismo y mostrarse constantemente a sí mismo en las redes cualquier tipo de red va a ser más de lo mismo. Substak está bien, pero no es mucho más que una aplicación de blogs con más posibilidades que los iniciales, lo que te pueda servir o no depende de quien lo use.
Personalmente no le veo mucha diferencia con otras redes sociales, hay mucho de lo mismo, mucha gente explicando a otra cómo vivir, cómo sacar 'lo mejor de uno mismo', ser más eficiente, mostrar su vida diaria como si de un folletín se tratase... no está ni mal ni bien, cada uno tiene sus necesidades de expresión y lectura, pero como decía, más de lo mismo. Y paralelamente a eso hay quien comparte temas concretos y reflexiones que van más allá de sí mismos (lo que es casi una proeza en estos tiempos en el que la medida parece ser el 'yo' de cada uno), pero esto también se encuentra en las otras redes.
Lo único nuevo de substak es que además se pretenda que se puede llegar a monetizar lo que uno escribe en los posts, como si todos fuéramos grandes escritores por descubrir, o estuviésemos ofreciendo grandes servicios, vamos, de nuevo eso tan de esta época de 'producción y beneficio' (cómo ser más efectivo incluso en tu tiempo libre). No sé, yo aún estoy esperando un sistema de red que priorice y de lugar a lo colectivo (pero colectivo de verdad) y no lo individual, como hacen todas hasta ahora aunque disfrazadas de colectivo.
¡Hola! Sí, lógicamente hay personas que aportar contenido de interés, lo que quería hacer ver es esa diferencia que tú mencionas. La gran mayoría de perfiles en todas las redes son usuarios corrientes que muestran su vida personal, aunque lógicamente hay quienes usan Instagram como un medio de promoción de su trabajo fotográfico. Algo similar sucede en todas las redes sociales, lo que puntualizaba acerca de Substack es que el foco está en esta parte y no en perfiles personales donde las personas comparten lo que hasta hace unos años se consideraba como privado.
Con respecto a lo último que comentas, la verdad, no se si alguna vez existirá una plataforma que priorice lo colectivo y no lo individual, como mencionabas. Lo veo muy difícil.
No estoy muy segura de que la gran mayoría de los usuarios de otras redes sean usuarios corrientes (¿qué es eso?) que muestran su vida personal. Yo conozco pocos de esos (que muestren su vida personal), sinceramente, es más, tanto en FB como en IG, Linkedin, Mastodon o X hay mucha gente que comparte, realmente comparte, información y reflexiones muy interesantes sobre literatura, filosofía, arquitectura, fotografía... cualquier cosa que te puedas imaginar. La diferencia con substack es que este viene más de la familia de los 'blogs', en realidad es casi lo mismo, pero con algunas aplicaciones extras más acordes a la actualidad y que ofrece la posibilidad de pedir dinero a quien te quiera leer, esto último me chirría un poco, la verdad. Pero como decía, todo depende del uso que le des (y a quién sigas).
Te “comparto” que yo deje hace años las redes sociales justo por eso. Mi pregunta fue… si la gente quiere conocer mi vida… por que no vivirla conmigo?
Y me atreví a cerrar todo y ver que pasaba.
Y pasó lo que necesitaba que pasase… aunque confieso que no me gustó…
Me quede con la gente que quería estar, y no fue tanta, pero ahora mirando atrás, puedo decirlo claro… aunque antes tenia mas “amigos” ahora que tengo menos… me siento mucho más rodeado…
Hola Mario, esto que mencionas me recuerda muchísimo a unos de mis primeros textos de Substack. Justamente hablaba de esto, de la paradoja de las conexiones. Creemos que tenemos más amigos por tener más contactos, pero no es así. Tenemos más relaciones superficiales y menos relaciones profundas.
Muy interesante y tan cierto. Algo en mí me ha detenido "compartir" mi vida en las redes sociales. Yo comparto con mis amigos cuando me llaman, los llamo o nos reunimos. Todavía no me ha picado el bichito de subir en las redes mí vida personal.
Yo subía mis fotografías a Instagram como si fuese un álbum de fotos, como muchas personas hacen, hasta que me pregunté qué sentido tenía. Desde ese momento me descargué todas las fotos y ahora las guardo en mi ordenador, donde sí que es un álbum privado. Ya no le veo sentido a redes sociales como Facebook o Instagram.
No podía estar más de acuerdo. Al principio, las redes sociales sirvieron para conectar, reconectar o reencontrar viejos amigos, compañeros o amores. Pero ahora, todo eso se ha perdido. El mundo debería hacer un frenazo en seco y reconsiderar seriamente si vale la pena estar conectado a través de las redes sociales
Sí, siento que se han convertido en una especie de escaparate de nuestras vidas personales y no en un punto de encuentro. Además, para conectar siempre tendrás Whatsapp o el número de teléfono, ya ni recuerdo la última vez que charlé con un amigo por sitios como Instagram, Twitter o similares. Simplemente es que no tienen utilidad para mi esas redes.
Me hizo pensar sobre un argumentario histórico de Laqueur. El argumento que con forme creció la privacidad y el tiempo de ocio empezaron a desarrollarse ciertas ansiedades por como la gente pasaba el tiempo. Su libro es super interesante, Solitary Sex.
Creo que tienes razón entre compartir y exhibit. Ya que muchas veces lo que se exhibe por redes se exhibe por motivos distintos a los que motivan compartir una historia, un plato, o una experiencia con otra persona. Claro que también es diferente con quien se comparte ya que en el caso de la exhibición se tiene mucho menos control sobre quien lo puede ver.
¡Hola! No conocía ese libro, me lo voy a apuntar, gracias.
Tal y como dices, cuando exhibes algo, pierdes la propiedad. Cualquiera puede ver tu fotografía, guardarla y difundirla. Además, dejé de verle el sentido de alojar en un sitio como Instagram o Facebook mis momentos personales. Para eso tengo mi disco duro privado, además, me estoy volviendo un amante de guardar fotos en álbumes 😅.
¿Y no está quizás detrás de todo eso la vertiente de querer ser algo que nos han contado que era lo “adecuado”? A veces me da la sensación que en otros momentos había más autenticidad, pero es que ahora te obligan a ser “auténtico” cuando ya no sabes quién es real. Porque todo parece estricta mente estudiado. El otro día escuché a una chica dar consejos de marketing para crecer en rrss que decía, y citó textualmente - Ponte guapa para que el algoritmo vea relevante enseñar tu contenido-
Ah, que si salgo en pijama hablando de las diferentes formas dependientes que tiene el cerebro de formar dopamina a través del uso de pantallas no va a tener tanto valor.
Pues estamos apañados.
No sé, tengo una idea bastante clara, y soy usuaria de instagram, pero reconozco que cada vez lo utilizo más para trabajar y menos para contar que vivo.
Pues sí, un consejo para tener más visitas es ser atractivo, porque el público general de redes sociales consume por la vista, no quiere escuchar argumentos, solo consumen aquello que les entra por el ojo. Es triste, pero esa es la superficialidad que impera en la inmensa mayoría de redes sociales. Es algo humano, pero en redes sociales se magnifica, desgraciadamente.
Hola! Gracias Álvaro por tu carta, me tranquiliza leer que varios estamos en la sintonía de querer priorizar nuestro yo privado, pensé que sólo yo tenía este sentir, haciéndome las mismas preguntas que tú. Es un alivio compartir con otrxs este sentir. Yo desde hace tres años no publico fotos en IG, esporádicamente subo historias pero de algo que puede aportar a los seguidores o inspirar. Pero selfies u otra cosa no. En esta época somos pocos los que valoramos lo privado. Que reconfortante es leer esto gracias 🙏
A mi siempre me llama la atención cómo el valor de la privacidad ha caído por los suelos. Lo veo como tú. Hace no tanto tiempo, nos hubiera aterrado saber que alguien tiene nuestro album de fotos. Ahora todo el mundo lo sube a propósito para que los demás lo vean.
Se le ha dado la vuelta a la situación y muchas personas creen que es lo normal, que así ha sido siempre.
Me gusta verlo como tú, si comparto algo es porque realmente quiero aportar valor con eso, no por mostrarme.
Yo también he ido a menos en lo que comparto porque me di cuenta de lo que comentas, que la motivación era “ole yo”, “mírame” y que expones cosas íntimas (una foto familiar, un momento vulnerable…) a gente que le importa un pimiento. Ahora comparto solo cosas superficiales y con el ánimo de exhibirme, consciente de ello.
Entiendo tu punto y he experimentado algo muy similar. La verdad es que somos seres sociales, así es el ser humano y eso implica que nos gusta interactuar y ser validados por el resto. Por eso las redes sociales nos gustan tanto y nos mantienen tan enganchados a subir contenido y exponernos. A más visibilizas tu vida, más fácil es que otras personas te conozcan y validen lo que haces.
Eso nos genera satisfacción, pero a muchas personas se les ha ido de las manos.
Siempre digo el mismo ejemplo: no hace mucho tiempo te hubiera aterrado saber que alguien tiene tu album de fotos, pero ahora todo el mundo lo sube a propósito para que el resto lo vean.
Cómo ha cambiado el valor de la privacidad en tan poco tiempo...
¡ Hay muchas cosas para comentar!. Te diré que, últimamente veo una romanización de cosas que no lo són, no me gusta nada ver cómo normalización, por ejemplo, tener un niño con síndrome de Down se ha convertido en una maravilla, un acto político casi y censura a quienes no han podido : muchas de esas familias tienen bastante dinero y pueden disponer de terapias que una familia más humilde no. Si a normalizar, no a decir maravillas. Pero creo que me ofende más eso de enseñar todo de tu vida, tus viajes, tus comidas...que yo a veces lo he hecho, pero con medida. Ayer, por ejemplo, fui a ver salir el sol en la playa: si, hice un par de fotos pero había gente que Ni SIQUIERA miraba como salía el astro rey: fotos, poses, videos...que triste me pareció
Entiendo tu punto de vista y es muy interesante lo que cuentas. Entiendo que, como seres humanos y sociales, nos guste compartir momentos y ser validados por los demás. Lo que no me gusta es cuando esa conducta innata es explotada a través de redes sociales, buscando continuamente ser validado y visto haciendo lo que sea. Hay quien convierte su vida privada en un escaparate...
Eso es lo que no me gusta. Entiendo de donde viene, pero creo que a muchas personas se les ha ido de control y, pese a que se ve como muy normal, lo mencioné en el artículo: hace no tanto tiempo te aterraría saber que alguien tiene tus fotos personales. Ahora la gente las cuelga a propósito a la vista de todos.
Lo que ha cambiado en tan poco tiempo el valor de la privacidad.
Pues claro hombre, yo ya ni me voy de vacaciones, me llego hasta la zanja de la esquina, me saco una foto y ya. Luego miro el Netflix, que es más barato que un viaje más la guardería del perro y todo eso. ¡Feliz año!
Qué acertada tu distinción entre compartir y exhibir. Da miedo que las plataformas puedan conseguir hacernos cambiar el lenguaje sin darnos cuenta y, por tanto, nuestra percepción de la realidad. Debemos estar alertas y desconfiados si queremos mantener un criterio independiente.
Yo entré a Instagram con la idea que compartir mis fotos y ver fotografías de otras personas, pero al final terminé en una espiral de uso compulsivo solo con el afán de ganar seguidores y "me gusta", sentía que trabajaba para Instagram y lo hacía gratis. Pasaba horas y horas metido solo para ver como el número de "me gusta" subía.
Terminé con todo eso. Eliminé todas esas redes sociales porque estaba traicionando mis principios. Ahora guardo mis fotos de forma privada y las comparto con quienes de verdad se emocionarían al ver esos momentos míos.
Pues yo nunca he compartido en instagram fotos personales, sólo de mis cuadros, pero ahí también se esconde un deseo de aprobación que suele llevar a la frustración…
Al final es algo innato, nos gusta ser aceptados y saber que se nos valora positivamente, por lo que las redes sociales son un lugar genial para buscarlo, el problema es cuando te vuelves dependiente. Es mejor dejarlo o ser consciente de ese proceso para dominarlo tú a él y no la red social a ti.
He llegado a esta publicación de casualidad y me ha encantado tus reflexiones, Álvaro. Sigo teniendo redes sociales como IG, pero cada vez me siento mas desconectada de ella, y eso que he pasado de ser una yonki en estado puro. Cuando me quería dar cuenta, habían pasado 3h y eso me asustó. Sobre todo porque en aquel entonces, detrás de las muchas publicaciones que subía, había una intención oculta que me dejaba en un lugar bastante feito.
Me gusta publicar momentos a modo de álbum. Muchas veces recurro a mi perfil porque puedo rememorar qué hice exactamente hace un año, por ejemplo, y me ayuda a reflexionar en qué me he convertido, qué ha cambiado en mi vida, qué no.... Y dirás, para eso ya tienes otras aplicaciones en la nube. Si, totalmente de acuerdo, pero sinceramente, me apetece tenerlas ahí por el hecho de estar ordenadas.
Otra cosa es el uso que le des a las RRSS y no seas consciente de que, en realidad, lo estás haciendo mas por causar una reacción externa que por ti misma. La "típica llamada de atención". Lo hablaba con mi psicóloga, a mi me gusta mucho sacar fotos a la naturaleza, pintar, las plantas, el mar... y son cosas que para mí, al ser cosas que me gustan tanto, si comparto con los demás. Hay momentos en los que esa foto la estoy haciendo porque me gusta disfrutar de un paseo a solas y es cuando comparto la belleza de lo que ven mis ojos. Intento analizar esto preguntándome: ¿para qué lo compartes? Creo que es el simple hecho de "para que los demás también lo disfruten". No hay ninguna intención oculta y oscura ahí. Aunque si que he pensado alguna vez que quizás el público no sea el mejor, en el sentido de que no lo aprecian como quizás lo haga yo. No sé si me explico 😅
Wow, 3 horas en Instagram, eso es más de 1/3 de una jornada laboral dedicadas a Instagram. Entiendo tu intención de compartir las imágenes de aquello que disfrutaste con otras personas y me aparece un acto muy bonito por tu parte, la verdad.
En este texto, como tú dices, me refería a la tendencia de muchos usuarios de publicar contenido con la única intención de buscar ser vistos, recibir me gusta y comentario solo para ganar más seguidores y ser más populares. Algo así, como vender la vida privada a cambio de likes.
Yo también tuve una época en la que usaba bastante Instagram, pero me di cuenta de que en realidad solo me fijaba al final en la reacción de los demás y miraba mucho cuántos me gusta tenían mis fotos. Desde ese momento guardo todo en mi ordenador, la verdad es que Instagram dejó de tener utilidad para mi.
Comparto :) contigo que hay mucho exhibicionismo, y que este busca fundamentalmente reconocimiento y gratificación psicológica cuantificada. Y las empresas lo saben. Pero veo algunas inconsistencias en tu planteamiento.
Si solo “compartimos” el 1% no podemos estar entregando nuestra intimidad. En realidad, se comparte muchas veces lo más superficial, la imagen externa que queremos proyectar, incluso aunque sea un desnudo, lo que efectivamente roba algo de nuestra intimidad para la exhibición. Pero ante todo se comparten decorados, puestas en escena, postureo. Y no es un nuevo. Es humano. Desde los antiguos potlatch que regalaban para aparentar. En realidad en la era hiperconectada, es difícil conectar profundamente.
Por otro lado, la acepción de compartir como hacer a otros partícipes de lo que es tuyo para mí sigue siendo válida. Sí la RAE ha incluido una acepción más es por hacerla más específica, pero se subsume en la primera: tú compartes esta reflexión y yo el comentario como algo nuestro de lo que hacemos partícipes al resto. El problema no es el hecho de compartir la foto de una comida o de un instante chulo en vacaciones. Es la cantidad, la frecuencia y el propósito que, aunque sea bueno, por las anteriores, se puede desnaturalizar. Precisamente por la paradoja del dato de la que escribía el otro día (https://jajugon.substack.com/p/la-paradoja-del-dato) y sobre la que creo que tú también escribiste.
En fin, de acuerdo en lo esencial. Simplemente me parece importante observar que aunque la tecnología no es neutra, no es el demonio. Y que estos medios nos han facilitado la posibilidad de compartir mucho más más de lo que históricamente se ha podido compartir en el sentido bueno del término.
Yo interpreto que ese 1% al que se refiere Álvaro se basa en el gráfico que comparte. Hay personas que en su vida tiene momentos que valora del 1 al 10, pero solamente comparte los valorados en 10, de ahí ese 1%.
Sin embargo, concuerdo en lo que tú comentas. Hay también personas que comparten m´s momentos de sus vidas, incluso los valorados en 1, 2 o 3. Supongo que eso dependerá de cada cual. Aunque la tendencia es siempre compartir los momentos 10 de su vida, sobre todo los jóvenes.
Voy a leer esa Paradoja del dato, que suena interesante... 😉
¡Hola Javier!
Lo que mencionas de compartir solo el 1% me refería a la parte que seleccionamos. Perdemos intimidad al compartir nuestra vida y tendemos a mostrar además solo la parte privada que es extraordinaria, los momentos 10/10, la gente no suele hacer público sus fracasos.
Concuerdo contigo en que es algo humano, la diferencia creo que está en el alcance, alguien ahora puede mostrarse a un nivel de alcance que era imposible de imagina antes de internet, aunque como dices, es algo humano, lógicamente. Las redes sociales simplemente permiten amplificarlo.
Sobre la acción de compartir, concuerdo contigo y es lo que mencionaba en la última frase: "Pregúntate cuál es la intención en tu acto de compartir", A veces la intención no es la de generar una conversación o brindar algo útil al resto, se muestran cosas solo para buscar un refuerzo positivo mediante "me gusta" y comentarios.
Buen comentario y gracias por tu mención a los potlatch, no los conocía.
Caramba Álvaro, cada día te superas más. 👏
Hay tanto que comentaría en tu carta, que no sé si será práctico. A veces creo que lo mejor es escribir yo una carta en respuesta a las tuyas, porque aquí hay mucha «enjundia», que diría un granjero.
Cierto es que hace años nadie pensaba en que íbamos a llegar donde estamos ahora. Recuerdo en los inicios de Twitter que la gente solía comentar, con sorna, que qué iban a comentar ellos en 140 caracteres: «Me peino delante del espejo», «saco la basura a las tantas de la noche», «voy a matar a mi suegra». Muchos veían un fracaso rotundo de Twitter porque nadie iba a ver relevancia en esas tonterías. Fíjate a dónde hemos llegado.
Me ha sorprendido lo de la palabra compartir. Desconocía por completo que hubieran añadido una acepción, como comentas. Pero según lo leído, tiene completo sentido. Concuerdo en que no es lo mismo «mándalo, envíalo, exhíbelo» que «compártelo».
Las apreciaciones de Goffman dan en el clavo. A pesar de que ahora somos más conscientes de lo que vemos, es verdad que hasta no hace mucho, sobre todo los más jóvenes, siempre se quedaban con que lo que veían a través de sus pantallas respecto de una persona, eran los mundos de yupi. Menos mal que ahora la cosa está algo más equilibrada y ahora somos más conscientes de esa diferencia entre el «yo público» y el «yo privado» y de que no siempre lo que se muestra es la realidad del día a día de una persona.
Una de mis amistades se ha resentido conmigo porque una vez le dije, mientras tomábamos un café, que si no se metía el teléfono en el bolsillo, no volvería a quedar con él para tomar nada. Se lo tomó a mal en un principio. Luego recapacitó. Pero llegó a decirme que con mi afirmación lo que estaba haciendo era coartar su libertad. Que él podía hacer lo que quisiera y yo no debía quejarme, ya que no me estaba haciendo ningún daño. Tuve que hacerle ver y explicarle que la libertad suya terminaba donde empezaba la mía. Yo no me sentía libre hablando con él mientras estaba continuamente mirando su pantalla del móvil, también me sentía coartado ante su indiferencia. Le hice ver la incomodidad que es estar hablando con alguien que parece que no te está escuchando y que lo que está viendo en su móvil es más importante que mi conversación. Al final recapacitó y lo entendió, pero lo mío me costó. Y lo cierto es que desde entonces nos hemos visto menos.
Respecto a la última parte en tu carta, yo no veo nada malo en que una persona exhiba toda su vida, si es lo que quiere hacer, y no sólo momentos. Lo que sí tiene es que tener claras las cosas que podrían sucederle, tanto las buenas como las malas. Yo he aprendido cosas buenas de gente que ha mostrado intimidades y formas de pensar que normalmente no suele contar en persona. Yo mismo, por ejemplo, he contado intimidades en mis cartas. He compartido vivencias que no he contado a mucha gente, en algunos casos a nadie. Y considero que podrán ayudar a quienes las lean, de una forma u otra. Como yo aprendí de otros. Evidentemente hay intimidades de muchas clases. Yo me refiero a las intimidades del pensar, de lo que se nos pasa por la cabeza. Conceptos como la libertad, la quietud, la tristeza, la felicidad, etc, son cosas de las que no se suele hablar en una reunión de amigos. Me refiero de forma profunda o filosófica. Porque si lo haces ya te miran extrañados o te preguntan qué has fumado. Al menos ésa es mi experiencia. Todos mis conocidos y familiares desconocen esta faceta mía de escribir y de «exhibir» mis pensamientos y mis vivencias, y a buen seguro se sorprenderán y mucho de lo que leerán cuando me descubran (no oculto mi nombre real ni mi foto). Lo que más me tiene intrigado es qué pensaran cuando me descubran, ya que de todo lo que yo hablo en mis cartas, nunca he hablado en persona con nadie, o casi. Por lo que comento. Porque no tengo con quién hablar de temas más filosóficos y profundos. No te digo cuando lean mis poesía de amor...jajaja. Eso va a ser la coña marinera. En fin. Supongo que lo descubriré más pronto que tarde.
Considero que deben existir contenidos de todo tipo. Y que cada cual consuma los que le venga en gana y le aporten más según su forma de vivir la vida. Tú no me dejes de enviar cartas como ésta, y de aportar el valor que aportas, que para mí son la salsa de la vida. Porque si te perdemos, ya me quedará un vacío que cubrir. Y no será fácil. 😉
Gracias por estar. ❤️
¡Hola Jaime! Es casi más largo tu comentario que mi carta jajaja.
Al igual que tú, muy pocas personas de mi círculo saben que escribo, de todos modos eso no importa porque ninguno de ellos lee 😅. Con respecto a la persona que usaba contigo el teléfono móvil, yo también he vivido situaciones similares. La que más me llama la atención es en las paradas de bus, donde nadie habla y cada uno está en su burbuja.
Como tú, pienso que no hay nada de malo en mostrar el ámbito privado, lo que sí quería hacer ver era justo esto, que hace tiempo se nos haría impensable mostrar eso donde cualquier persona desconocida pudiera verlo.
Me alegro que te haya hecho reflexionar y si quieres, siempre puedes escribir cartas a modo de respuesta a las mías, me encantará leerlas.
Gracias por abrir mi carta un día más 🙏.
Intentaré ser más comedido en mis comentarios, si. Porque luego veo todos los comentarios que recibes y pienso: «madre mía, este chico. Cuando entre aquí y vea todo lo que tiene que contestar, ¡le va a dar un síncope!» JAJAJA... 😅
No te preocupes por la longitud de los comentarios, yo leo todo lo que me llega con mucha ilusión. Lo único que puedo decirte es que podrías comenzar a hacer cartas en las que respondes a mis cartas explicando tu punto de vista. Así comenzamos una conversación epistolar como los grandes pensadores de la antigüedad jajaja.
Me ha gustado eso de la conversación epistolar... le daremos una vuelta. 🤔 😉
Es increíble cómo cambian los conceptos cuando nos detenemos a pensar. Yo sigo usando redes sociales y les doy diferentes usos a cada una de mis cuentas. La personal tiene muchas fotos que hablan de mí y de mis días. Son momentos. Los publico para no olvidarme de los momentos en los que disfruté de un paseo, de personas, de sabores, de olores. Sí que miro los comentarios y la cantidad de likes. También vuelvo a viejas publicaciones para recordar, para revivir, para decirme a mí misma que evolucioné (creo). Soy sentimental y me encanta ser analítica también. El equilibrio es lo mejor en estos y en todos los tiempos. Excelente carta la de hoy.
¡Hola Fernanda!
Yo también subía mis momentos personales a Instagram, pero comencé a sentirme desubicado, como que ese no era el sitio. Es lo que decía en la carta, que hace años nadie publicaría su vida así como así donde cualquier podría verla. Un día decidí guardar mis fotos en mi ordenador y dejé de usar Instagram, al final es lo mismo, pero comencé a sentir mis fotos como algo más íntimo, como los antiguos álbumes de fotos.
Quizá solo soy un nostálgico 😅.
Es válido. Yo también sigo haciendo impresiones en papel de mis mejores fotografías.
Me identifico contigo. Mi Instagram es para mí un depositario de mis memorias 💖
Super interesante esto que traes esta semana, creo que podría hablar sobre todo ello largo y tendido.
Sobre la idea de "yo público" y "yo privado" de Erving Goffman, creo que es interesante entender que Goffman lo propuso muchísimo antes de que las redes sociales (o incluso Internet) fuera algo de uso común. Y es verdad que ya había una clara diferencia entre el "yo público" y el "yo privado". Cada cual de puertas afuera decidía crear una narrativa de su vida (más o menos fiel), mientras que mantenía una vida privada mucho más compleja.
Con Internet, IRC, los foros y las redes sociales, se crea una forma más fácil de crear un personaje en forma de "yo digital". A diferencia del "yo público", este "yo digital" puede crear una realidad que no tiene que ser sustentada con una apariencia física, un comportamiento, unos gestos y una capacidad de expresarse de forma oral. Basta con un puñado de fotografías o imágenes, acompañadas de un texto que puedes tomarte tu tiempo para construir acorde a esa narrativa que quieras proyectar. De hecho, hasta permite crear múltiples personajes, más o menos fieles a tu realidad.
A lo largo de los 20 últimos años, he conocido muchas personas primero a través de Internet (por diferentes medios) y más tarde en persona. Con eso, me he percatado de que hay gente cuyo "yo digital" proyecta una imagen muy semejante a su "yo público", pero hay muchos más que no. En la mayoría de los casos, es la limitación del medio (o la falta de familiaridad con el mismo) lo que impide que ese "yo digital" sea fiel a ese "yo público", y no tanto una decisión de la persona de que sea así. Lo más sorprendente es que, una vez que conoces al "yo público", de repente es muchísimo más fácil interpretar y contextualizar a ese "yo digital". Ya sea porque es un personaje creado de forma intencionada, o porque esos matices como el sarcasmo y la ironía se localizan de una manera mucho más efectiva cuando tienes un contexto más global de esa persona.
Por último, y para cerrar esta turra que os he metido aquí, creo que esa posibilidad de crear un "yo digital" ha permitido a muchas personas derribar barreras que habría sido imposible derribar mediante su "yo público". También ha ayudado a que mucha gente encuentre entornos más seguros donde poder expresarse y crecer como individuos. Aunque solo sea por esto, las redes sociales merecen la pena.
¡Hola Miguel!
Efectivamente, Goffman hablada de esto antes de las redes sociales. El "yo digital" sería una versión aún más externa del "yo privado". Eso que tú dices yo lo he vivido en varias ocasiones, conoces a alguien en persona e inmediatamente ves que no es como parece ser en el mundo digital.
Las redes sociales, como tú dices, también han ofrecido un espacio sin barreras a personas que en público y cara a cara no se sentían capaces de expresarse libremente. Eso es cierto y hay que valorarlo, aunque también está quien las usa para hacer daño desde el anonimato. Todo tiene su lado bueno y su lado malo, pero sí que han traído nuevas posibilidades.
¡Buen comentario e interesante concepto el del "yo digital"!
Estoy muy de acuerdo con la tesis del "yo digital", al final cuando se utilizan las redes sociales de manera estratégica son muy útiles.
En mi opinión esto de las redes es como todo, cuestión de saber usarlas. Por ejemplo IG se usa para mucho más que para exhibir tu vida, ahí se encuentran interesantes perfiles de fotografía (fotografía como tal, no la relacionada al mírame a mí mismo y mi vida), ilustración, libros..., lo mismo FB, X o cualquier otro medio. Pero si uno está enfocado en hablar de sí mismo y mostrarse constantemente a sí mismo en las redes cualquier tipo de red va a ser más de lo mismo. Substak está bien, pero no es mucho más que una aplicación de blogs con más posibilidades que los iniciales, lo que te pueda servir o no depende de quien lo use.
Personalmente no le veo mucha diferencia con otras redes sociales, hay mucho de lo mismo, mucha gente explicando a otra cómo vivir, cómo sacar 'lo mejor de uno mismo', ser más eficiente, mostrar su vida diaria como si de un folletín se tratase... no está ni mal ni bien, cada uno tiene sus necesidades de expresión y lectura, pero como decía, más de lo mismo. Y paralelamente a eso hay quien comparte temas concretos y reflexiones que van más allá de sí mismos (lo que es casi una proeza en estos tiempos en el que la medida parece ser el 'yo' de cada uno), pero esto también se encuentra en las otras redes.
Lo único nuevo de substak es que además se pretenda que se puede llegar a monetizar lo que uno escribe en los posts, como si todos fuéramos grandes escritores por descubrir, o estuviésemos ofreciendo grandes servicios, vamos, de nuevo eso tan de esta época de 'producción y beneficio' (cómo ser más efectivo incluso en tu tiempo libre). No sé, yo aún estoy esperando un sistema de red que priorice y de lugar a lo colectivo (pero colectivo de verdad) y no lo individual, como hacen todas hasta ahora aunque disfrazadas de colectivo.
¡Hola! Sí, lógicamente hay personas que aportar contenido de interés, lo que quería hacer ver es esa diferencia que tú mencionas. La gran mayoría de perfiles en todas las redes son usuarios corrientes que muestran su vida personal, aunque lógicamente hay quienes usan Instagram como un medio de promoción de su trabajo fotográfico. Algo similar sucede en todas las redes sociales, lo que puntualizaba acerca de Substack es que el foco está en esta parte y no en perfiles personales donde las personas comparten lo que hasta hace unos años se consideraba como privado.
Con respecto a lo último que comentas, la verdad, no se si alguna vez existirá una plataforma que priorice lo colectivo y no lo individual, como mencionabas. Lo veo muy difícil.
¡Gracias por el comentario!
No estoy muy segura de que la gran mayoría de los usuarios de otras redes sean usuarios corrientes (¿qué es eso?) que muestran su vida personal. Yo conozco pocos de esos (que muestren su vida personal), sinceramente, es más, tanto en FB como en IG, Linkedin, Mastodon o X hay mucha gente que comparte, realmente comparte, información y reflexiones muy interesantes sobre literatura, filosofía, arquitectura, fotografía... cualquier cosa que te puedas imaginar. La diferencia con substack es que este viene más de la familia de los 'blogs', en realidad es casi lo mismo, pero con algunas aplicaciones extras más acordes a la actualidad y que ofrece la posibilidad de pedir dinero a quien te quiera leer, esto último me chirría un poco, la verdad. Pero como decía, todo depende del uso que le des (y a quién sigas).
Impresionante artículo.
Te “comparto” que yo deje hace años las redes sociales justo por eso. Mi pregunta fue… si la gente quiere conocer mi vida… por que no vivirla conmigo?
Y me atreví a cerrar todo y ver que pasaba.
Y pasó lo que necesitaba que pasase… aunque confieso que no me gustó…
Me quede con la gente que quería estar, y no fue tanta, pero ahora mirando atrás, puedo decirlo claro… aunque antes tenia mas “amigos” ahora que tengo menos… me siento mucho más rodeado…
Hola Mario, esto que mencionas me recuerda muchísimo a unos de mis primeros textos de Substack. Justamente hablaba de esto, de la paradoja de las conexiones. Creemos que tenemos más amigos por tener más contactos, pero no es así. Tenemos más relaciones superficiales y menos relaciones profundas.
Hice lo mismo que tu y concuerdo contigo al 100%.
Hablaba de este texto, por si quieres echarle un ojo: https://open.substack.com/pub/jardinmental/p/error-429-exceso-de-amigos?r=3fl9xz&utm_campaign=post&utm_medium=web
Muy interesante y tan cierto. Algo en mí me ha detenido "compartir" mi vida en las redes sociales. Yo comparto con mis amigos cuando me llaman, los llamo o nos reunimos. Todavía no me ha picado el bichito de subir en las redes mí vida personal.
¡Hola Fabricio!
Yo subía mis fotografías a Instagram como si fuese un álbum de fotos, como muchas personas hacen, hasta que me pregunté qué sentido tenía. Desde ese momento me descargué todas las fotos y ahora las guardo en mi ordenador, donde sí que es un álbum privado. Ya no le veo sentido a redes sociales como Facebook o Instagram.
No podía estar más de acuerdo. Al principio, las redes sociales sirvieron para conectar, reconectar o reencontrar viejos amigos, compañeros o amores. Pero ahora, todo eso se ha perdido. El mundo debería hacer un frenazo en seco y reconsiderar seriamente si vale la pena estar conectado a través de las redes sociales
Sí, siento que se han convertido en una especie de escaparate de nuestras vidas personales y no en un punto de encuentro. Además, para conectar siempre tendrás Whatsapp o el número de teléfono, ya ni recuerdo la última vez que charlé con un amigo por sitios como Instagram, Twitter o similares. Simplemente es que no tienen utilidad para mi esas redes.
Me hizo pensar sobre un argumentario histórico de Laqueur. El argumento que con forme creció la privacidad y el tiempo de ocio empezaron a desarrollarse ciertas ansiedades por como la gente pasaba el tiempo. Su libro es super interesante, Solitary Sex.
Creo que tienes razón entre compartir y exhibit. Ya que muchas veces lo que se exhibe por redes se exhibe por motivos distintos a los que motivan compartir una historia, un plato, o una experiencia con otra persona. Claro que también es diferente con quien se comparte ya que en el caso de la exhibición se tiene mucho menos control sobre quien lo puede ver.
¡Hola! No conocía ese libro, me lo voy a apuntar, gracias.
Tal y como dices, cuando exhibes algo, pierdes la propiedad. Cualquiera puede ver tu fotografía, guardarla y difundirla. Además, dejé de verle el sentido de alojar en un sitio como Instagram o Facebook mis momentos personales. Para eso tengo mi disco duro privado, además, me estoy volviendo un amante de guardar fotos en álbumes 😅.
¿Y no está quizás detrás de todo eso la vertiente de querer ser algo que nos han contado que era lo “adecuado”? A veces me da la sensación que en otros momentos había más autenticidad, pero es que ahora te obligan a ser “auténtico” cuando ya no sabes quién es real. Porque todo parece estricta mente estudiado. El otro día escuché a una chica dar consejos de marketing para crecer en rrss que decía, y citó textualmente - Ponte guapa para que el algoritmo vea relevante enseñar tu contenido-
Ah, que si salgo en pijama hablando de las diferentes formas dependientes que tiene el cerebro de formar dopamina a través del uso de pantallas no va a tener tanto valor.
Pues estamos apañados.
No sé, tengo una idea bastante clara, y soy usuaria de instagram, pero reconozco que cada vez lo utilizo más para trabajar y menos para contar que vivo.
¡Hola Balda! :)
Pues sí, un consejo para tener más visitas es ser atractivo, porque el público general de redes sociales consume por la vista, no quiere escuchar argumentos, solo consumen aquello que les entra por el ojo. Es triste, pero esa es la superficialidad que impera en la inmensa mayoría de redes sociales. Es algo humano, pero en redes sociales se magnifica, desgraciadamente.
Hola! Gracias Álvaro por tu carta, me tranquiliza leer que varios estamos en la sintonía de querer priorizar nuestro yo privado, pensé que sólo yo tenía este sentir, haciéndome las mismas preguntas que tú. Es un alivio compartir con otrxs este sentir. Yo desde hace tres años no publico fotos en IG, esporádicamente subo historias pero de algo que puede aportar a los seguidores o inspirar. Pero selfies u otra cosa no. En esta época somos pocos los que valoramos lo privado. Que reconfortante es leer esto gracias 🙏
¡Hola!
A mi siempre me llama la atención cómo el valor de la privacidad ha caído por los suelos. Lo veo como tú. Hace no tanto tiempo, nos hubiera aterrado saber que alguien tiene nuestro album de fotos. Ahora todo el mundo lo sube a propósito para que los demás lo vean.
Se le ha dado la vuelta a la situación y muchas personas creen que es lo normal, que así ha sido siempre.
Me gusta verlo como tú, si comparto algo es porque realmente quiero aportar valor con eso, no por mostrarme.
Un abrazo :)
Yo también he ido a menos en lo que comparto porque me di cuenta de lo que comentas, que la motivación era “ole yo”, “mírame” y que expones cosas íntimas (una foto familiar, un momento vulnerable…) a gente que le importa un pimiento. Ahora comparto solo cosas superficiales y con el ánimo de exhibirme, consciente de ello.
¡Hola Olga! :)
Entiendo tu punto y he experimentado algo muy similar. La verdad es que somos seres sociales, así es el ser humano y eso implica que nos gusta interactuar y ser validados por el resto. Por eso las redes sociales nos gustan tanto y nos mantienen tan enganchados a subir contenido y exponernos. A más visibilizas tu vida, más fácil es que otras personas te conozcan y validen lo que haces.
Eso nos genera satisfacción, pero a muchas personas se les ha ido de las manos.
Siempre digo el mismo ejemplo: no hace mucho tiempo te hubiera aterrado saber que alguien tiene tu album de fotos, pero ahora todo el mundo lo sube a propósito para que el resto lo vean.
Cómo ha cambiado el valor de la privacidad en tan poco tiempo...
¡ Hay muchas cosas para comentar!. Te diré que, últimamente veo una romanización de cosas que no lo són, no me gusta nada ver cómo normalización, por ejemplo, tener un niño con síndrome de Down se ha convertido en una maravilla, un acto político casi y censura a quienes no han podido : muchas de esas familias tienen bastante dinero y pueden disponer de terapias que una familia más humilde no. Si a normalizar, no a decir maravillas. Pero creo que me ofende más eso de enseñar todo de tu vida, tus viajes, tus comidas...que yo a veces lo he hecho, pero con medida. Ayer, por ejemplo, fui a ver salir el sol en la playa: si, hice un par de fotos pero había gente que Ni SIQUIERA miraba como salía el astro rey: fotos, poses, videos...que triste me pareció
¡Hola Van! :)
Entiendo tu punto de vista y es muy interesante lo que cuentas. Entiendo que, como seres humanos y sociales, nos guste compartir momentos y ser validados por los demás. Lo que no me gusta es cuando esa conducta innata es explotada a través de redes sociales, buscando continuamente ser validado y visto haciendo lo que sea. Hay quien convierte su vida privada en un escaparate...
Eso es lo que no me gusta. Entiendo de donde viene, pero creo que a muchas personas se les ha ido de control y, pese a que se ve como muy normal, lo mencioné en el artículo: hace no tanto tiempo te aterraría saber que alguien tiene tus fotos personales. Ahora la gente las cuelga a propósito a la vista de todos.
Lo que ha cambiado en tan poco tiempo el valor de la privacidad.
Amén a estas últimas frases. Veo tanta exposición...da miedo
Pues claro hombre, yo ya ni me voy de vacaciones, me llego hasta la zanja de la esquina, me saco una foto y ya. Luego miro el Netflix, que es más barato que un viaje más la guardería del perro y todo eso. ¡Feliz año!
Qué acertada tu distinción entre compartir y exhibir. Da miedo que las plataformas puedan conseguir hacernos cambiar el lenguaje sin darnos cuenta y, por tanto, nuestra percepción de la realidad. Debemos estar alertas y desconfiados si queremos mantener un criterio independiente.
¡Hola Marta! :)
Yo entré a Instagram con la idea que compartir mis fotos y ver fotografías de otras personas, pero al final terminé en una espiral de uso compulsivo solo con el afán de ganar seguidores y "me gusta", sentía que trabajaba para Instagram y lo hacía gratis. Pasaba horas y horas metido solo para ver como el número de "me gusta" subía.
Terminé con todo eso. Eliminé todas esas redes sociales porque estaba traicionando mis principios. Ahora guardo mis fotos de forma privada y las comparto con quienes de verdad se emocionarían al ver esos momentos míos.
Eso sí se alinea más con quien quiero ser.
¿Tú también viviste algo así?
Pues yo nunca he compartido en instagram fotos personales, sólo de mis cuadros, pero ahí también se esconde un deseo de aprobación que suele llevar a la frustración…
Al final es algo innato, nos gusta ser aceptados y saber que se nos valora positivamente, por lo que las redes sociales son un lugar genial para buscarlo, el problema es cuando te vuelves dependiente. Es mejor dejarlo o ser consciente de ese proceso para dominarlo tú a él y no la red social a ti.
He llegado a esta publicación de casualidad y me ha encantado tus reflexiones, Álvaro. Sigo teniendo redes sociales como IG, pero cada vez me siento mas desconectada de ella, y eso que he pasado de ser una yonki en estado puro. Cuando me quería dar cuenta, habían pasado 3h y eso me asustó. Sobre todo porque en aquel entonces, detrás de las muchas publicaciones que subía, había una intención oculta que me dejaba en un lugar bastante feito.
Me gusta publicar momentos a modo de álbum. Muchas veces recurro a mi perfil porque puedo rememorar qué hice exactamente hace un año, por ejemplo, y me ayuda a reflexionar en qué me he convertido, qué ha cambiado en mi vida, qué no.... Y dirás, para eso ya tienes otras aplicaciones en la nube. Si, totalmente de acuerdo, pero sinceramente, me apetece tenerlas ahí por el hecho de estar ordenadas.
Otra cosa es el uso que le des a las RRSS y no seas consciente de que, en realidad, lo estás haciendo mas por causar una reacción externa que por ti misma. La "típica llamada de atención". Lo hablaba con mi psicóloga, a mi me gusta mucho sacar fotos a la naturaleza, pintar, las plantas, el mar... y son cosas que para mí, al ser cosas que me gustan tanto, si comparto con los demás. Hay momentos en los que esa foto la estoy haciendo porque me gusta disfrutar de un paseo a solas y es cuando comparto la belleza de lo que ven mis ojos. Intento analizar esto preguntándome: ¿para qué lo compartes? Creo que es el simple hecho de "para que los demás también lo disfruten". No hay ninguna intención oculta y oscura ahí. Aunque si que he pensado alguna vez que quizás el público no sea el mejor, en el sentido de que no lo aprecian como quizás lo haga yo. No sé si me explico 😅
¡Hola Bea, bienvenida! :)
Wow, 3 horas en Instagram, eso es más de 1/3 de una jornada laboral dedicadas a Instagram. Entiendo tu intención de compartir las imágenes de aquello que disfrutaste con otras personas y me aparece un acto muy bonito por tu parte, la verdad.
En este texto, como tú dices, me refería a la tendencia de muchos usuarios de publicar contenido con la única intención de buscar ser vistos, recibir me gusta y comentario solo para ganar más seguidores y ser más populares. Algo así, como vender la vida privada a cambio de likes.
Yo también tuve una época en la que usaba bastante Instagram, pero me di cuenta de que en realidad solo me fijaba al final en la reacción de los demás y miraba mucho cuántos me gusta tenían mis fotos. Desde ese momento guardo todo en mi ordenador, la verdad es que Instagram dejó de tener utilidad para mi.
Depende de cada persona.