Es interesante lo que mencionas. Cuando la gratificación instantánea es la norma, todo aquello que requiera tiempo se siente frustrante. A más cosas consigamos sin esfuerzo, menos querremos hacer algo que requiera tiempo y energía.
Este efecto está en todas partes, lo que llegado a ver en las distancias, atento a eso. Mi padre, que es ya mayor, considera que algo está lejos como para ir en coche a más distancia que la gente joven. La gente joven siente la necesidad de ir en coche a lugares que mi padre dice que están al lado. El esfuerzo de caminar por 20 minutos es demasiado para personas acostumbradas a no cansarse por nada.
El saber ver los potenciales efectos del largo plazo en cada decisión es algo que he practicado (durante varios años sin darme cuenta) consistentemente a lo largo de mi vida, sin duda creo que esto me ha puesto en posición de vantaja y poder obtener algunos resultados fuera de la media de mis contemporaneos.
La gratificación diferida suele infravalorarse porque es muy tentador obtener algo de inmediato incluso cuando la recompensa es menor. Es por eso que solemos recurrir a la comodidad rápida y fácil, el cerebro funciona así y vivimos en una época ideal para llevar ese estilo de vida.
Es un experimento muy interesante, especialmente en el ámbito económico. Como bien comentas, traza una línea entre aquellas personas que compran impulsivamente y aquellas cuya propensión marginal a ahorrar es mayor. Y ahí está la clave del experimento, que pone foco en la preferencia temporal de los individuos. Para mí, una elección económica básica. La preferencia temporal va a incidir en cómo esa persona se gestione a futuro: decidirá conservar parte de lo que gana para estudios, comprar una vivienda, invertir... o prefiere consumirlo ahora. Pero no solo tiene implicaciones en el aspecto micro, sino que es fundamental en la macro. Una tasa de ahorro alta fue fundamental durante los años previos a la primera guerra mundial para el crecimiento económico elevado (y la mejora como consecuencia de la vida de las personas) como así sostiene Keynes. La tasa de ahorro adecuada es fundamental para lograr el estado estacionario (determina el stock de capital y consumo lo que a su vez determina el crecimiento económico según Solow). Y es vital esta lección porque asistimos en Occidente a una cada vez menor tasa de ahorro. Por eso es importante hacer hincapié en este sencillo experimento en las aulas, para que luego las personas puedan extrapolarlo a su día a día.
Es muy buena continuación de la reflexión que yo inicié en el texto. En efecto, las consecuencias del experimento se ven así en el ámbito económico. Esto que comentas de las bajas tasas de ahorro en occidente se ha convertido ya en algo casi cultural, diría yo, porque si nos vamos al extremo opuesto, Japón es conocido por ser uno de los países con mayor tasa de ahorro entre sus habitantes.
No tiene por qué darse la relación en ambos sentidos, pero puede ser que si se hiciese este mismo experimento en Japón los porcentajes de personas que optan por la gratificación diferida serían mucho mayores. Quizá sí o quizá no, todo depende, pero es muy buena la reflexión que has traído.
No me cabe duda de que la paciencia y el autocontrol son entrenables. Lo estoy experimentando en mi propia persona desde hace unos años. Los beneficios son inmensos. Siempre que critico o discuto sobre la cultura de la inmediatez que nos invade, mi argumento es el mismo: el autocontrol. Nosotros somos capaces de hacerlo, TODOS podemos hacerlo, el caso que es muchas veces no queremos o no tenemos la disciplina de aplicarlo. Ahora bien, una vez que te lo tomas en serio, y notas los beneficios, es como una droga buena; te conviertes en otra persona. Al menos, eso me ocurrió -me está ocurriendo- a mí.
Hola Jaime, yo también trato de mejorar cada día en ese aspecto.
Todo mi interés acerca de ese tema surgió al leer al filósofo surcoreano Byung Chul-Han, si no lo has leído, te lo recomiendo, sus ensayos son cortos y muy accesibles. Su pensamiento me ha inspirado en estos últimos años y me ha hecho continuar investigando más a fondo. Él trata este tema de la inmediatez y otros muchos de la sociedad moderna.
Qué bonita cita al final de este maravilloso artículo, Me guardo este post porque tengo que volver a leer esas cosas a probar para evitar mi principal ladrón de tiempo que es mi lucha con el perfeccionismo... es una muy difícil de ganar aún para mí. Lo voy superando, pero a veces me descubro en ese espacio donde más tiempo = resultados más pobres.
¡Gracias una vez más porque aprendo muchísimo de tus artículos!
Me hace muy feliz saber que mis cartas te inspiran y te hacen aprender. Es todo un orgullo para mi ♥️.
El perfeccionsimo es una trampa, como tú bien dices, a veces a más esfuerzo, peor es el resultado, pero hay otra cosa mala que habrás notado. La mayor parte de la tarea la terminas rápido, pero son esos detalles de perfección los que te roban gran cantidad de tiempo, pese a que apenas cambia el resultado final.
Eso hay que tenerlo en cuenta, a más lo perfeccionamos, más tiempo gastamos y menos se nota el cambio.
No estoy segura si soy de las que me hubiese comido la golosina nada más salir del aula. La paciencia y constancia sin duda son beneficiosas (intento aplicar cada día el método Seinfeld del que hablaste hace unos días), lo difícil para mi es conseguir el equilibrio entre esperar diez minutos (en el ejemplo) y saber disfrutar del momento presente.
Entiendo tu dilema. Esas dudas surgen porque cuando valoramos las opciones tendemos a valorar más la gratificación instantánea porque es más rápida y normalmente más fácil. Claro, si algo cuesta menos y lo tenemos antes parece que no tiene sentido esperar y gastar energías.
Hay que tener en cuenta esa tendencia para encontrar un equilibrio. Piensa en este ejemplo: si una persona pasa todos los días estudiando, entrenando en el gimnasio y ahorrando todo lo que puede estará descuidando sus relaciones sociales y el disfrute del presente.
Evidentemente está muy bien invertir en el futuro, pero también hay que reservar un mínimo saludable de tiempo y dinero para el presente.
No se si me he explicado. Yo encontré ese equilibrio en esa reserva de tiempo y dinero. Según tu etapa de la vida y valores será mayor o menor la reserva, pero estaremos todos entorno a las mismas cifras.
Lo curioso es que la gratificación instantánea es la droga de nuestra generación.
Es increíble (y asombroso) que ahora tenemos acceso a muchas cosas al alcance de un clic: el súper, el taxi, y hasta las citas.
Queremos todo a lo de ya y no estamos dispuestos a esperar. ¿En qué nos hemos convertido...?
¡Hola Christopher!
Es interesante lo que mencionas. Cuando la gratificación instantánea es la norma, todo aquello que requiera tiempo se siente frustrante. A más cosas consigamos sin esfuerzo, menos querremos hacer algo que requiera tiempo y energía.
Este efecto está en todas partes, lo que llegado a ver en las distancias, atento a eso. Mi padre, que es ya mayor, considera que algo está lejos como para ir en coche a más distancia que la gente joven. La gente joven siente la necesidad de ir en coche a lugares que mi padre dice que están al lado. El esfuerzo de caminar por 20 minutos es demasiado para personas acostumbradas a no cansarse por nada.
El saber ver los potenciales efectos del largo plazo en cada decisión es algo que he practicado (durante varios años sin darme cuenta) consistentemente a lo largo de mi vida, sin duda creo que esto me ha puesto en posición de vantaja y poder obtener algunos resultados fuera de la media de mis contemporaneos.
Gracias por compartir.
¡Hola Josué!
La gratificación diferida suele infravalorarse porque es muy tentador obtener algo de inmediato incluso cuando la recompensa es menor. Es por eso que solemos recurrir a la comodidad rápida y fácil, el cerebro funciona así y vivimos en una época ideal para llevar ese estilo de vida.
Es un experimento muy interesante, especialmente en el ámbito económico. Como bien comentas, traza una línea entre aquellas personas que compran impulsivamente y aquellas cuya propensión marginal a ahorrar es mayor. Y ahí está la clave del experimento, que pone foco en la preferencia temporal de los individuos. Para mí, una elección económica básica. La preferencia temporal va a incidir en cómo esa persona se gestione a futuro: decidirá conservar parte de lo que gana para estudios, comprar una vivienda, invertir... o prefiere consumirlo ahora. Pero no solo tiene implicaciones en el aspecto micro, sino que es fundamental en la macro. Una tasa de ahorro alta fue fundamental durante los años previos a la primera guerra mundial para el crecimiento económico elevado (y la mejora como consecuencia de la vida de las personas) como así sostiene Keynes. La tasa de ahorro adecuada es fundamental para lograr el estado estacionario (determina el stock de capital y consumo lo que a su vez determina el crecimiento económico según Solow). Y es vital esta lección porque asistimos en Occidente a una cada vez menor tasa de ahorro. Por eso es importante hacer hincapié en este sencillo experimento en las aulas, para que luego las personas puedan extrapolarlo a su día a día.
¡Hola Ménez!
Es muy buena continuación de la reflexión que yo inicié en el texto. En efecto, las consecuencias del experimento se ven así en el ámbito económico. Esto que comentas de las bajas tasas de ahorro en occidente se ha convertido ya en algo casi cultural, diría yo, porque si nos vamos al extremo opuesto, Japón es conocido por ser uno de los países con mayor tasa de ahorro entre sus habitantes.
No tiene por qué darse la relación en ambos sentidos, pero puede ser que si se hiciese este mismo experimento en Japón los porcentajes de personas que optan por la gratificación diferida serían mucho mayores. Quizá sí o quizá no, todo depende, pero es muy buena la reflexión que has traído.
Interesante carta, Álvaro. 😉
No me cabe duda de que la paciencia y el autocontrol son entrenables. Lo estoy experimentando en mi propia persona desde hace unos años. Los beneficios son inmensos. Siempre que critico o discuto sobre la cultura de la inmediatez que nos invade, mi argumento es el mismo: el autocontrol. Nosotros somos capaces de hacerlo, TODOS podemos hacerlo, el caso que es muchas veces no queremos o no tenemos la disciplina de aplicarlo. Ahora bien, una vez que te lo tomas en serio, y notas los beneficios, es como una droga buena; te conviertes en otra persona. Al menos, eso me ocurrió -me está ocurriendo- a mí.
Gracias por estar. ❤️
Hola Jaime, yo también trato de mejorar cada día en ese aspecto.
Todo mi interés acerca de ese tema surgió al leer al filósofo surcoreano Byung Chul-Han, si no lo has leído, te lo recomiendo, sus ensayos son cortos y muy accesibles. Su pensamiento me ha inspirado en estos últimos años y me ha hecho continuar investigando más a fondo. Él trata este tema de la inmediatez y otros muchos de la sociedad moderna.
Gracias por abrir cada carta 🙏.
Qué bonita cita al final de este maravilloso artículo, Me guardo este post porque tengo que volver a leer esas cosas a probar para evitar mi principal ladrón de tiempo que es mi lucha con el perfeccionismo... es una muy difícil de ganar aún para mí. Lo voy superando, pero a veces me descubro en ese espacio donde más tiempo = resultados más pobres.
¡Gracias una vez más porque aprendo muchísimo de tus artículos!
¡Hola Laura!
Me hace muy feliz saber que mis cartas te inspiran y te hacen aprender. Es todo un orgullo para mi ♥️.
El perfeccionsimo es una trampa, como tú bien dices, a veces a más esfuerzo, peor es el resultado, pero hay otra cosa mala que habrás notado. La mayor parte de la tarea la terminas rápido, pero son esos detalles de perfección los que te roban gran cantidad de tiempo, pese a que apenas cambia el resultado final.
Eso hay que tenerlo en cuenta, a más lo perfeccionamos, más tiempo gastamos y menos se nota el cambio.
Interesantísimo!! Muchas gracias por compartir sobre este tema. 🙏🏻
¡Hola Claudia!
Me encanta saber que te ha inspirado la carta 😊. Es un experimento que me impactó mucho cuando lo leí, sentía la necesidad de compartirlo.
No estoy segura si soy de las que me hubiese comido la golosina nada más salir del aula. La paciencia y constancia sin duda son beneficiosas (intento aplicar cada día el método Seinfeld del que hablaste hace unos días), lo difícil para mi es conseguir el equilibrio entre esperar diez minutos (en el ejemplo) y saber disfrutar del momento presente.
¡Hola Sonia!
Entiendo tu dilema. Esas dudas surgen porque cuando valoramos las opciones tendemos a valorar más la gratificación instantánea porque es más rápida y normalmente más fácil. Claro, si algo cuesta menos y lo tenemos antes parece que no tiene sentido esperar y gastar energías.
Hay que tener en cuenta esa tendencia para encontrar un equilibrio. Piensa en este ejemplo: si una persona pasa todos los días estudiando, entrenando en el gimnasio y ahorrando todo lo que puede estará descuidando sus relaciones sociales y el disfrute del presente.
Evidentemente está muy bien invertir en el futuro, pero también hay que reservar un mínimo saludable de tiempo y dinero para el presente.
No se si me he explicado. Yo encontré ese equilibrio en esa reserva de tiempo y dinero. Según tu etapa de la vida y valores será mayor o menor la reserva, pero estaremos todos entorno a las mismas cifras.
Me gustó mucho!! Y me hizo reflexionar en donde no estoy teniendo autocontrol.
¡Hola Maricela!
Qué bueno que te haya inspirado. Siempre es un buen momento para tomar la iniciativa y cambiar aquello con lo que no estamos conformes.