Te doy la bienvenida a Jardín Mental. La siguiente carta es parte de nuestra colección "Destilando libros", en la que extraemos las ideas más reveladoras de la literatura.
Para consultar la biblioteca completa de Jardín Mental, entra aquí.
🏷️ Categorías: Historia, Toma de decisiones y sesgos.
¿Te has dado cuenta?
Los expertos fallan constantemente. En economía, geopolítica, tecnología, salud pública. Y aun así, seguimos escuchando. Confiando. Apostando por ellos. Lo hicimos en la burbuja inmobiliaria, en el COVID, lo hacemos con la inteligencia artificial y lo seguiremos haciendo. Porque queremos certezas y ellos las dan.
Pero, ¿y si el problema no fueran ellos, que son incompetentes y fallan?
¿Y si el problema fuéramos nosotros?
Este artículo es una exploración de ese autoengaño colectivo. Hablaremos del libro Future Babble, de Dan Gardner para entender por qué las predicciones fallan, por qué las seguimos creyendo de todos modos, y qué hacer para pensar con más claridad en un mundo lleno de ruido.
No aprenderás a predecir el futuro.
Aprenderás algo mejor: a no depender de quien dice que sí puede hacerlo.
1. La necesidad de saber el mañana
El humano tiene la necesidad de saber qué sucederá para sentirse seguro.
Es una necesidad emocional. Cuando el mundo se vuelve inestable—ya sea por una guerra, una crisis económica o una pandemia—nuestro deseo de certeza se dispara.
¿Qué pasará mañana?
¿Estaré a salvo?
¿Mi inversión rendirá?
¿Habrá otra recesión?
Y ahí es donde aparecen los expertos.
El equivalente moderno del oráculo de Delfos. Personas con títulos, gráficas, modelos complejos y una seguridad que resulta… hipnótica. Nos aferramos a ellos porque saben más que la persona de a pie sobre el tema que ahora no deja a nadie dormir.
Depositamos toda nuestra confianza en ellos, aunque la historia diga lo contrario.
En 1911, historiadores como G. P. Gooch vaticinaban el fin de las guerras entre potencias. En 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial.
En los años 70, economistas aseguraban que nos quedaríamos sin petróleo. Poco después el precio del petróleo se desplomó a causa de la abundancia.
En los 90, que Japón dominaría la economía mundial. Poco tiempo después el país tuvo un estancamiento económico y su economía comenzó a ralentizarse.
En 2020, Fernando Simón, experto epidemiólogo y director del Centro de Alertas Sanitarias de España, minimizó reiteradamente la pandemia y afirmó que habría solo algunos casos de Covid-19 en España.
Fallo tras fallo, predicción tras predicción, seguimos escuchando.
Nuestra necesidad de buscar certezas nos lleva a creerles aunque fallen.
2. Un mundo complejo
La palabra que explica todo es “complejidad”.
Los expertos fallan porque el mundo es un sistema complejo, quizá demasiado complejo para que algún día lleguemos a predecirlo con exactitud. Hay infinitas variables e infinitas combinaciones de esas variables. Una mínima alteración puede desencadenar cambios drásticos e impredecibles para cualquier experto.
Te contaré el caso más asombroso que jamás vi: el de la mordedura de mono.
En 1920, el rey Alejandro de Grecia fue mordido por un mono mientras trataba de separarlo de su perro en una pelea. La herida se infectó, y el joven rey murió de forma repentina. Su muerte provocó un vacío de poder, inestabilidad política dentro del país y terminó desencadenando una guerra contra Turquía con más de 250.000 muertos.
Todo empezó con una mordida de mono.
¿Alguien lo pudo predecir? En absoluto.
Edward Lorenz lo llamó el efecto mariposa. Un aleteo en Brasil puede terminar en tornado en Texas. Y aunque parezca poético, es posible. Porque en un mundo tan complejo, las predicciones detalladas no son difíciles… son imposibles.
3. Estamos sesgados
Nuestros cerebros evolucionaron para ser rápidos y eficientes en la toma de decisiones, pero no son perfectos y tenemos carencias.
De ahí nacen nuestros sesgos.
La ilusión de control, que nos hace creer que tenemos más influencia de la que realmente poseemos, el sesgo de confirmación, que nos empuja a ignorar información que contradice lo que ya creemos, la heurística de disponibilidad, donde evaluamos la probabilidad de un evento según qué tan fácil nos viene a la mente, y muchos más.
Todos estos sesgos contaminan el pensamiento incluso de los expertos.
Y cuando esos sesgos se combinan con un entorno complejo, las profecías fallan.
4. Las certezas venden (y mucho)
Si la gente necesita seguridad, siempre habrá alguien dispuesto a venderla…
Este es el experimento más impactante jamás realizado: Philip Tetlock estudió a 284 expertos durante años y recopiló 27450 predicciones que los expertos habían hecho.
¿Su conclusión?
Los más mediáticos, los que hablaban con más seguridad… eran los que peor predecían. Una sola cualidad diferenciaba a los mejores del resto: una visión amplia e interdisciplinar de la realidad. El poeta griego Arquíloco dijo en un poema: "El zorro sabe muchas cosas, pero el erizo sabe una muy importante"
Es decir, los que más aciertan son los zorros, no los erizos.
Los “erizos”, los que veían el mundo a través de una gran idea, eran ciegos a la complejidad del mundo. Pero como sonaban seguros, los medios los adoraban. Mientras tanto, los “zorros”, abiertos a la duda e interesados en múltiples factores, eran más certeros, pero menos populares. Porque decir “quizás” no vende.
Este es el negocio de los vendehumos: vender falsas certezas con seguridad hipnótica.
Ni hay que ser experto, basta con parecerlo para aprovecharse la Ley de la Autoridad.
5. Nos gustan las historias, no los datos
El ser humano tiene gran facilidad para aprender cosas en forma de historia.
Una predicción con una buena historia nos resulta irresistible, pero unos fríos datos expuestos en forma de gráficos, cálculos y fórmulas nos aburren y casi nadie lo entendería. Hay un caso increíble… Paul Ehrlich, un reputado biólogo, predijo que millones de personas morirían en los años 70 a causa de una gran hambruna global.
Se equivocó.
Pero su narrativa era clara, convincente y fácil de entender para cualquiera. De hecho, ganó premios, su libro acerca de esta hambruna, The Population Bomb fue un éxito y llegó a influir en el debate político hasta el punto de ser consultado por presidentes.
Una predicción en forma de relato que se vuelve irresistible.
Pocos pueden realizar un análisis tan profundo como para intentar prever una hambruna, y lo más seguro es que quien haga ese análisis falle. Aún así, cualquiera puede entender una historia que suene coherente en base a esos datos. Paul Ehrlich hizo un relato en forma de libro a partir de sus cálculos y por eso funcionó.
Nos aferramos a relatos que nos hacen sentir que entendemos.
Aunque no entendamos nada.
6. ¿Qué podemos hacer?
No se trata de dejar de escuchar. Se trata de escuchar mejor.
No debemos ignorar los consejos de expertos, pero sí debemos aprender a ser más escépticos ante sus predicciones. Sus consejos son útiles, sus predicciones no tanto.
Volviendo al poema del zorro y el erizo de Arquíloco, hay que tener mentalidad de zorro: aceptar la complejidad del mundo, aprender de todo y buscar visiones diversas de la realidad. Hay que evitar ser el erizo experto en un tema e ignorante del resto.
Un buen ejemplo de mentalidad de zorro fue la del presidente de EEUU Jimmy Carter.
En 1977, Carter advirtió que, según pronósticos de expertos, el mundo se quedaba sin petróleo. Basado en esa predicción, impulsó una política energética centrada en la eficiencia, las energías alternativas y la reducción del consumo. Ocho años después, el precio del petróleo se desplomó: la escasez nunca llegó.
Pero su estrategia seguía teniendo sentido.
No acertó en el pronóstico, pero sí en la dirección. Porque una buena decisión no depende de adivinar el futuro, sino de prepararse para varios casos posibles. Pese al error, aumentar la eficiencia energética fue una decisión positiva.
La verdadera habilidad no es predecir el futuro.
Es navegar la incertidumbre con cabeza fría.
Esa habilidad se entrena, y empieza por dejar de buscar al experto infalible, y empezar a construir tus propias herramientas para cuando el camino se vuelva dudoso (por que lo hará tarde o temprano). La próxima vez que alguien diga con gran seguridad “esto es lo que va a pasar”, respira hondo, recuerda este texto… y sonríe.
Ya sabes lo que hay detrás del telón.
¿Sigues con curiosidad? Aquí van 3 artículos para anticiparse al futuro
✍️ Te toca a ti: ¿Qué otras predicciones fallidas jamás olvidarás? Las del Covid-19 fueron las más delirantes de todas. A mayor es la incertidumbre, mayor es la necesidad de seguridad. Cada día salía un experto anunciando algo distinto…
💭 Cita del día: «Existe un grave problema de exceso de confianza en muchos expertos» — Dan Gardner
¡Nos vemos en la próxima! 👋
Referencias 📚
Gardner, D. (2011). Future babble: why expert predictions are wrong — and why we believe them anyway.
Muy entretenido 👌..