🏷️ Categorías: Escritura, Soledad.
Escribir para sanar y nada más.
Es una práctica que he aprendido a abrazar con el tiempo, y no porque me lo propusiese, surgió de forma natural hasta convertirse en parte esencial de mi, en un refugio. Es un espacio donde externalizo lo que llevo dentro, pero dejándolo en un lugar íntimo, un rincón secreto que solo yo pueda leer.
Eso me tranquiliza.
Nada más.
Poner palabras en el papel y dejar que ellas hagan su parte.
Cuando comencé mi diario cometía el error de privilegiar la cantidad sobre la calidad —quería apuntarlo todo—, pero paradójicamente me dejaba fuera lo más importante; lo que sentía. Escribía muchas acciones y pocos sensaciones.
Demasiado hacer y muy poco sentir.
Me llevó tiempo, varios meses, darme cuenta de que el diario podía darme mucho más. Poco a poco comencé a escribir lo que pensaba y sobre lo que me hacía estar bien y mal. Escribía para sobrellevar momentos complicados y desahorgarme.
Las palabras eran mi mejor terapia.
Te contaré mi vivencia más intensa a este respecto y lo que aprendí en el camino.
Escribir lo que nunca dijimos
Nunca queremos que suceda, pero algún día sucede.
Un día de invierno falleció mi perro Yaky. Tenía 17 años, yo 23. Habíamos crecido y vivido juntos toda mi vida, yo solo era 6 años mayor que él. Me acompañó desde que iba a la escuela agarrado de la mano de mi padre hasta que me gradué de la universidad. Su pérdida me dolió, me dolió mucho. Ese día me senté ante mi diario y no me salían las palabras, era imposible poner una sola letra.
Conforme pasaron unos días, me atreví a escribir.
Sentía miedo y tristeza, pero tenía que hacerlo.
Sentía miedo de perder entre mis memorias un momento tan trasdencental de mi vida, pero tristeza por tener que recordar algo tan triste. Todas esos momentos y recuerdos los dejé por escrito mientras derramaba lágrimas en el proceso. No me gustaba, pero sabía que en el futuro me agradecería a mi mismo haber tenido la valentía de tomar esa decisión.
La memoria humana es frágil y él no merecía ser olvidado.
Con el tiempo esas palabras comenzaron a consolarme.
Lo que antes me dolía escribir me ayudó a sanar en los días posteriores. Todo ese peso que cargaba lo había dejado sobre el papel, y eso me calmaba. Sabía que ya había pasado la peor parte. Cuando mis sentimientos se atenuasen un poco, tendría un recuerdo fiel de un momento decisivo de mi vida en las páginas del diario.
Así fue, esos días son los más valiosos que escribí y ahora los veo con otros ojos.
Al dejar que las palabras fluyan, empiezas desatar el nudo que llevas dentro.
La psicología detrás de la escritura expresiva
Investigué sobre si era un caso único o si realmente las palabras sanaban.
Resultó que sí sanan.
En los años 80, el psicólogo James Pennebaker descubrió que escribir sobre nuestras emociones mejora el bienestar emocional y la salud física. Es la escritura expresiva. En su estudio, pidió a varias personas que escribieran durante 15 minutos al día sobre eventos traumáticos de sus vidas. Al final, se sentían mejor emocionalmente y muchos mejoraron incluso su salud física en los siguientes análisis médicos.
Escribir es como poner orden en un cajón desordenado y polvoriento.
Cuando escribimos, estamos obligándonos a ordenar todo eso que en la cabeza está desordenado. Razonamos sobre lo que sentimos y lo sucedido, lo que nos ayuda desahogarnos y entender mejor esa experiencia difícil de procesar.
Racionalizar la experiencia, se diría en términos psicológicos.
Cómo empezar con tu propio diario
Tras haberla usado ya en bastantes ocasiones, puedo darte estos consejos:
Olvida las normas: No te detengas a corregir palabras o gramática, lo importante es dejar que tus pensamientos fluyan sin restricciones. Lo que escribes es para ti, así que suelta las expectativas.
Escríbelo varias veces: A veces un solo día no es suficiente y es mejor ir procesándolo poco a poco (Smyth y Helm, 2003). Yo estuve durante bastantes días escribiendo la cuestión de mi perro Yaky... Escribe hasta desahogarte.
Lee lo que escribiste: Tiempo después relee el texto, verás cómo esas palabras cargadas de sentimiento ya no se sienten tan pesadas. Alivia mucho sentir que poco a poco estás superando el bache y tranquiliza saber que quedará un recuerdo real en el papel que ni la memoria puede borrar.
Cuando los sentimientos pesan demasiado es mejor descargarlos en el papel.
No te lastimes cargando tanto peso.
✍️ Te toca a ti: ¿Dejas por escrito lo que sientes? ¿Te ayudó a sentirte mejor?
💭 Cita del día: «Escribamos nuestros actos, pero también nuestros sentimientos, porque debe saberse que tenemos sentimientos; remordimientos, arrepentimientos y una pena demasiado grande para soportarla. Si no sintiéramos esas cosas, ¿qué clase de monstruos seríamos?» Neal Shusterman, Scythe.
¡Nos vemos, cuídate! 👋😊
Referencias 📚
Pennebaker, J. W. (1997). Writing about Emotional Experiences as a Therapeutic Process. Psychological Science, 8(3), 162–166. http://www.jstor.org/stable/40063169
Smyth, J. M., & Helm, R. K. (2003). Focused expressive writing as self‐help for stress and trauma. Journal Of Clinical Psychology, 59(2), 227-235. https://doi.org/10.1002/jclp.10144
Me ha encantado leerte, si algo quiero hacer, es escribir, de hecho hay una cosa muy curiosa que ya he conseguido entender , y es que cuando tengo una época complicada "me olvido" de escribir y he entendido leyéndote que es todo lo contrario, escribir es liberarse y despejar la mente de pensamientos infinitos y si son de momentos difíciles mucho mejor .GRACIAS
Gracias por contarnos algo más personal tuyo, Álvaro. No sabía de la historia de Yaky. Me ha recordado a mi Nuba. Tengo una carta sobre ella, en la que publico el poema que le escribí. Me pasó como a ti. No pude reaccionar a su muerte y pasaron muchas cosas. Las experiencias vividas con Nuba no las he vivido con nadie, fue y es un ser indispensable en mi vida, y así será por siempre.
No es sorprendente que la escritura creativa nos ayude a sanar. Creo firmemente en ello desde que la uso para expresar mis sentimientos. Al verbalizar lo que sentimos, damos estructura a lo caótico y a lo que no comprendemos. Las emociones, cuando no se expresan, tienden a generar más confusión y estrés, de eso no tengo ninguna duda. La escritura, en cambio, me permite «vaciar» la mente de todo aquello que me produce desorden interno, y eso para mí es profundamente sanador.
Tengo el firme convencimiento de que, al escribir, literalmente sacamos lo que sentimos y pensamos y lo colocamos en un espacio más manejable. No todo se resuelve de inmediato, pero al menos comenzamos a clarificar el panorama.
Gracias por traer este tema tan interesante. 🤔 ❤️