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Nada puede resistir al paso del tiempo. Nada.
El Imperio Romano, uno de los más grandes de la historia, terminó por derrumbarse.
A medida que el Imperio se expandía, su complejidad crecía. Al inicio, era sencillo controlar la península itálica, pero luego todo se volvía más complejo. Su vasto territorio, infraestructuras, la red de transporte y su sistema administrativo eran cada vez más difíciles de gestionar. El aumento de las fronteras, la diversidad cultural, los conflictos de intereses y las demandas económicas de todas partes hicieron que el orden se convirtiera en desorden y que el gigante cayese (Heather, 2005).
Lo que en un inicio fue fácil se gestionar, el paso del tiempo lo volvió insostenible.
Sucede en todas partes.
Tu habitación se desordena sin esfuerzo, pero hay que esforzarse para ordenarla.
Si dejas de cuidar el jardín, el paso del tiempo hará que se llene de malezas.
Por muy bien que cuides algo, con el tiempo, se averiará con más frecuencia.
Hay una ley fundamental que rige el universo y explica este fenómeno imparable.
La entropía.
Entropía y su descubrimiento
La entropía es una medida del desorden o aleatoriedad de un sistema.
Es un concepto esencial de la termodinámica, la rama de la física que estudia la energía y el calor. El físico alemán Rudolf Clausius en el siglo XIX, introdujo el concepto en su famosa Segunda Ley de la Termodinámica: En cualquier proceso natural, la entropía del sistema nunca disminuye, aumenta o permanece constante.
El café se enfría sin esfuerzo, pero necesitas energía para calentarlo.
El concepto de entropía tiene una estrecha relación con el paso del tiempo.
Esa relación se llama “flecha del tiempo”: el tiempo inevitablemente avanza y arrastra todo del orden hacia el desorden (Price, 1996). Esta flecha del tiempo la ves por todas partes, los procesos naturales son irreversibles y siempre tienden hacia el desorden.
Cada segundo envejeces más y es más probable que algo falle en tu cuerpo.
Cada segundo el universo se expande más y todo se vuelve más complejo.
Cada día que pasas sin ordenar, tu casa se desordena más y más.
La entropía es más que algo de física, es un principio filosófico que rige el mundo.
Todo se vuelve más complejo
La historia del universo es la historia de la inevitable tendencia hacia el desorden.
Conforme el universo se expande, la energía se dispersa y los sistemas de planetas y estrellas se desintegran y desordenan. Los astrofísicos lo llaman "muerte térmica" del universo. Con el paso del tiempo, el universo alcanzará la máxima entropía, la energía térmica estará toda dispersa de manera uniforme y todo se paralizará porque ya no fluye más la energía (Albrecht, 2010; Linde, 2008).
Veamos el universo en una taza de café.
Tu café concentra mucha más energía que el resto de la habitación que lo rodea, por lo que lentamente va fluyendo su calor por todo el ambiente hasta igualarse. En el momento en el que no hay flujo de energía, nada cambia y el universo se para. Nada escapa a la Segunda Ley de la Termodinámica.
La entropía acabará con todo.
Antes de que te deprimas, tengo buenas noticias.
Puedes luchar contra la entropía y merece la pena. Puedes ordenar tu habitación, los archivos de tu ordenador, quitar las malas hierbas del jardín, calentar el café y cuidar tu salud y pertenencias para que duren mucho.
La clave está en cómo podemos dominarla y aprovecharla a nuestro favor.
Cómo nos afecta la entropía cada día
No puedes cambiar el universo entero, pero sí tu universo personal.
Tu vida personal está llena de sistemas que has construido (hábitos, rutinas, responsabilidades, dependencias…). Hay sistemas sensibles a pequeñas variaciones (el famoso efecto mariposa), hay otros más robustos y menos propensos al caos.
Esa sensibilidad al cambio marca una brutal diferencia en tu día a día.
En sistemas caóticos, como las agendas diarias, una mínima alteración —como levantarse tarde o un evento inesperado— desencadena una cascada de problemas. Cualquier alteración genera un desorden imparable para el resto del día.
Estrés, suspiros y prisas…
Por el contrario, los sistemas bien diseñados tienen márgenes de seguridad y redundancias que les permiten adaptarse sin colapsar.
Agenda personal…
Sensible a la entropía: Cada minuto está programado. Si un compromiso dura más de lo previsto, todo el día se desorganiza y te agobias.
Antifrágil: Bloques de tiempo más amplios de lo que en realidad toma cada tarea, de modo que hay margen para imprevistos y no te arruinan el día.
Orden en casa…
Sensible a la entropía: Dejar los objetos ordenados pero sin un orden claro, que hace que el trabajo de buscar sea cada vez más complejo.
Antifrágil: Crear zonas para cada objeto (posibilidad de Gibson) y desarrollar el hábito de devolverlos a su lugar inmediatamente, minimizando la entropía.
Rutina de ejercicio…
Sensible a la entropía: Decidir hacer ejercicio "cuando haya tiempo". Cualquier interrupción en el día elimina la posibilidad de cumplir con el hábito.
Antifrágil: Tener tiempo fijo en el calendario, incluso si es breve, y tener un plan alternativo (un entrenamiento corto en casa) si surgen imprevistos.
Proyectos personales…
Sensibles a la entropía: Trabajar duro, pero sin priorizar ni organizar tareas. Lo que te lleva a olvidos, pérdidas de tiempo y acumulación de tareas.
Antifrágiles: Utilizar métodos como la matriz de Eisenhower para priorizar lo importante sobre lo urgente. Así el sistema resiste imprevistos sin colapsar.
Adopta la mentalidad antifrágil
Un sistema antifrágil, no es que resista el caos, es que se beneficia de él (Taleb, 2012).
Ten en cuenta estos 3 puntos cruciales para hacer sistemas a prueba del caos.
Usa redundancias: Haz que tu sistema no dependa de un solo fallo para colapsar.
No uses 1 recordatorio de tareas importantes, usa varios y nunca habrá fallo.
No dependas de un único lugar para guardar tus archivos más valiosos.
Si planeas algo grande ten un plan B tan bueno como el A por si todo colapsa.
Acepta el caos: En lugar de luchar contra lo impredecible, incorpóralo en el plan.
Planea el 80% del día, déjate un 20% libre para interrupciones e imprevistos.
Aprende de tus retrasos y desvíos en la planificación para estimar siempre por encima de lo que crees que tardarás. Si crees que algo te tomará 30 minutos, lo más seguro es que te tomará 45. Es la falacia de la planificación.
Opta por alternativas de baja entropía: Busca la opción más resistente al caos.
Cada día escribo un rato por la mañana. Es poco tiempo, pero jamás me va a fallar; tengo la garantía de haber escrito al menos un poco todos los días.
Cada noche, antes de dormir, dedico 10 minutos a preparar mi agenda del día siguiente. El método de Ivy Lee. Es 100% seguro que antes de dormir podré tomar 10 minutos, por lo que siempre me levanto con las ideas claras. No falla.
Ahora piensa tu caso, en tu universo personal: tus hábitos, rutinas, sistemas…
Haz que tu universo no muera en el caos más absoluto.
Domina la entropía de tu universo.
✍️ Te toca a ti: ¿En qué aspectos de tu vida sientes que la entropía esté creciendo? Yo hace poco ordené mis fotos en el ordenador. Al principio fue fácil, pero luego tenía tantas fotos, de tantas fechas y lugares que se volvió un caos.
💭 Cita del día: «Abrazar el caos puede ser el camino para encontrar la paz». Rachel Hollis, Chica, lávate la cara.
¡Nos vemos, cuídate de la entropía! 👋
Referencias 📚
Heather, P. (2005). The Fall of the Roman Empire: A New History of Rome and the Barbarians. Oxford University Press.
Price, H. (1997). Time’s Arrow & Archimedes’ Point. URL
Albrecht, A. (2010). From Eternity to Here: The Quest for the Ultimate Theory of Time. Physics Today, 63(4), 54-55. URL
Linde, A. (1982). A new inflationary universe scenario: A possible solution of the horizon, flatness, homogeneity, isotropy and primordial monopole problems. Physics Letters B, 108(6), 389-393. URL
Taleb, N. N. (2012). Antifragile: Things That Gain from Disorder. Random House.
La historia de la entropía y cómo la vida lucha contra ella creando neguentropía, es decir, entropía negativa es fascinante. Esa creación de neguentropía u orden se aprovecha de la energía disponible en su entorno mientras dure (Sol, energía química, otras formas de vida,...), trasladando su propio desorden al exterior (residuos, excrementos, consumo de fuentes de energía...). Y esta historia, algo épica de hecho, es el pilar del libro que he publicado, porque la forma que la vida tiene de sobrevivir es mantener ese orden codificado en información y transmitirla antes de que sucumba. Una información que, además, tiende a crecer en ciertas ramas evolutivas como la nuestra, porque hace a la vida más versátil (https://jajugon.substack.com/p/el-crecimiento-de-la-informacion).
Es curioso que digas que "todo se vuelve más complejo". Entiendo que lo dices en el sentido de caótico, pero por ser puristas en realidad tiende a ser más simple (y caótico). Las estrellas son mucho más simples que un insignificante insecto. Pero lo normal es que todo se descomponga en elementos más simples. La complejidad suele definirse como lo contrario, como la estructura que se diferencia, que acumula elementos. Un sistema es tanto más complejo cuanta más información necesita para ser explicado. Otra cosa es que en el lenguaje coloquial, la connotación de "complejo" suela estar relacionada con poco inteligible. Y efectivamente una imagen de ruido blanco, como la de una tele que no tiene señal, nos resulta "compleja" pero en realidad es mucho más simple: no tiene ningún orden. Sucede lo mismo con el concepto de información, que coloquialmente la empleamos como información útil, pero, en el sentido de Shannon, ese mismo ruido absurdo de la máxima entropía requeriría más bits de información para ser codificado porque no tiene "estructura".