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Allá por los años 70, en Estados Unidos, muchos temían el regreso de los soldados de Vietnam. No solo por las cicatrices que la guerra les había dejado, había un problema mucho más grave.
La drogadicción.
En Vietnam, la heroína era una parte más del día a día de muchos soldados, una salida rápida al horror que vivían. Casi la mitad de los soldados había consumido drogas y el 20% era adicto a la heroína (Robins et al., 2010). Cuando el conflicto terminó, el miedo era obvio: ¿Qué harían esos miles de soldados acostumbrados a la violencia y con una adicción cuando llegasen a casa? ¿Qué sería de la sociedad de Estados Unidos?
Lo que sucedió no fue lo que todos esperaban.
Al cabo de un año, solo un 1% de esos soldados seguía consumiendo drogas, el mismo porcentaje que lo hacía cuando marcharon a Vietnam.
¿Milagro?
No, había otra explicación: habían cambiado de entorno.
Cambia tu entorno y cambiarás tus hábitos
Solemos pensar que cambiar exige mucha fuerza de voluntad.
En realidad, pequeños cambios en nuestro entorno pueden desencadenar enormes cambios de comportamiento, como el extraordinario caso de los soldados de Vietnam o como cuando convertí a un amigo en lector en 24 horas. Son ejemplos de que, al cambiar el elemento que nos incita a actuar de una manera por otro elemento diferente, nuestro comportamiento cambia. En los fumadores sucede igual, por eso es más fácil dejar de fumar cuando se está de vacaciones (Pradal, 2018).
Cambia tu entorno y cambiarás tus hábitos.
Ahora bien, no siempre es fácil cambiar el entorno, lo se. Sin embargo, aún podemos hacer mucho, no hace falta irse de vacaciones para dejar los malos hábitos.
El caso de Becky Richards
Este caso es de mis favoritos.
En un hospital de San Francisco. Becky, directora del hospital, observó que había demasiados errores en la administración de medicamentos entre sus enfermeras. La causa principal eran las distracciones. Preguntas del paciente, familiares y otras enfermeras. Para solucionarlo, Becky les pidió a las enfermeras que se pusiesen un chaleco que decía: "Atención: Se está administrando medicación, no molestar.”
Adivina que pasó.
Se redujeron los errores en casi un 50% (Eyal, 2019).
Nadie tuvo que hacer grandes esfuerzos, solo ponerse un chaleco.
Mi biblioteca y la persona que me convirtió en lector
El caso más brutal lo he vivido en primera persona.
Conté hace un tiempo que, de forma inesperada, conseguí 600 libros en 24 horas y cómo ese cambio radical de mi entorno me convirtió en lector. La verdad, era imposible no sentir curiosidad por la lectura cuando aterrizan en tu habitación 600 libros que te rodean y no puedes dejar de mirarlos.
Era cuestión de tiempo que el entorno me afectase y abriese algún libro.
Cómo podrías cambiar tu entorno
Como ves, no es cuestión de cambios radicales.
Una vez formamos un hábito, el hábito se activa automáticamente cada vez que el entorno tiene los desencadenantes de ese hábito. Por ejemplo, si cada mañana tomas café mientras respondes el correo electrónico, con el tiempo, el simple acto de encender tu ordenador puede generarte el deseo de tomar café, incluso cuando no era tu intención inicial.
Esta respuesta automática a las señales del entorno permiten mantener hábitos.
Así que, para deshacernos de un hábito negativo, no hace falta resistir la tentación con una enorme fuerza de voluntad. Puedes eliminar, reducir o reemplazar las señales del entorno que activan el comportamiento.
Si te distraes estudiando en casa por lo que te rodea, estudia en la biblioteca.
Si no encuentras tiempo para leer, coloca un libro en tu mesa de noche y saca de la habitación la televisión y el teléfono.
Si te cuesta hacer ejercicio en casa, deja tu ropa de deporte lista antes de dormir para ir al día siguiente al gimnasio.
Si te cuesta comer sano, escribe la lista de la compra en casa, pon solo comida sana y no compres nada que no esté apuntado.
Si gastas demasiado dinero en compras online, cancela la suscripción de todas los correos que te llegan y bloquea las páginas en el navegador.
Tener un gran autocontrol y resistir la tentación puede funcionar, pero caerás algún día en la tentación. Es menos agotador y sostenible a largo plazo modificar el entorno. En mi adolescencia no hacía deporte, pero cuando me uní al equipo de baloncesto de mi ciudad, hice amigos allí y me convertí en un amante del deporte.
Tu entorno te afecta.
Cambia tu entorno y cambiarás tus hábitos.
✍️ Te toca a ti: ¿Qué elementos del entorno y personas te han cambiado la forma de ser? Muchas aficiones mías surgieron del entorno, no las elegí al inicio.
💭 Cita del día: «El lugar donde estás es lo que eres. Cuanto más adentro de ti se encuentra el lugar, más se entrelaza con él tu identidad.» Frances Mayes, Under the Tuscan Sun.
¡Nos vemos en la próxima! 👋
Referencias 📚
Eyal, N. (2019). Indistractable: How to Control Your Attention and Choose Your Life. Bloomsbury Publishing.
Pradal, A. S. (2018, 10 julio). El cambio de rutinas de las vacaciones favorece dejar de fumar. UOC. https://www.uoc.edu/es/news/2018/177-dejar-fumar
Robins, L. N., Helzer, J. E., Hesselbrock, M., & Wish, E. (2010). Vietnam Veterans Three Years after Vietnam: How Our Study Changed Our View of Heroin. American Journal On Addictions, 19(3), 203-211. https://doi.org/10.1111/j.1521-0391.2010.00046.x
Hace un tiempo empecé a cuidar mucho del contenido de mis redes sociales. Leí por ahi que hay que ser “curador” del contenido, elegir que mirar, y sobre todo que No mirar. Ese cambio de entorno me ayuda mucho, siento que permite habitar lugares mas sanos en mi cabeza.
Están genial este tipo de textos porque si no te lo recuerdan muchas veces ni siquiera nos damos cuenta de la importancia del entorno. Un simple gesto como que en mi última mudanza dejamos de tener una pequeña televisión cerca de la mesa de los desayunos ha cambiado considerablemente esos diez/quince minutos que tengo a primera hora de la mañana... y por supuesto que solo puedo decir que ha mejorado bastante.