Efecto Ben Franklin: El secreto para ganarte la amistad de alguien
Por qué pedir un favor cambiará su mentalidad
🏷️ Categorías: Relaciones sociales, Toma de decisiones y sesgos.
Hoy hablaremos de una de esas paradojas de la psicología humana.
El efecto Ben Franklin.
El fenómeno por el que, si le pides a alguien que te haga un favor, hará que le caigas mejor. Lo sé, suena contraintuitivo. Pensarías que ganamos afecto cuando somos nosotros quienes ayudamos. Pero no. Lo curioso es que si le pides a alguien que te ayude —y lo hace—, es él quien empieza a sentir simpatía por ti.
Y lo más curioso: lo descubrió Benjamin Franklin en el siglo XVIII.
Sí, el diplomático clave en la fundación de Estados Unidos, quien durante décadas negoció tanto con aliados como con adversarios, fue testigo de este efecto.
Si trabajas con personas, si quieres mejorar tu carisma, o si simplemente sientes que te cuesta conectar. Verás por qué este efecto es tan poderoso y cómo activarlo en tu vida sin parecer manipulador o falso.
Vamos a hablar de lo que descubrió Ben Franklin y cómo aplicarlo…
1. ¿Qué es el Efecto Ben Franklin?
Cuando una persona te hace un favor, empieza a gustarle más ayudarte.
Es decir, hacer algo por ti le hace sentirse mejor contigo.
Fue Ben Franklin quien documentó este efecto por primera vez. En su autobiografía cuenta cómo, durante su tiempo como legislador en la Asamblea de Pensilvania, tuvo que lidiar con un rival político particularmente hostil. Un hombre que no solo estaba en desacuerdo con él, es que ni le dirigía la palabra.
Pero a Ben Franklin se le ocurrió algo…
En lugar de enfrentarlo o tratar de ganárselo con halagos, Franklin hizo algo inesperado. Sabía que ese rival poseía un libro raro y valioso en su colección (uno que Ben deseaba leer). Así que le escribió una nota educada, pidiéndole si se lo podía prestar por unos días para leerlo.
El rival, sorprendido pero halagado, accedió y le envió el libro.
Ben lo devolvió tras una semana, junto a una nota con profundos agradecimientos.
Y entonces ocurrió algo sorprendente: la próxima vez que se vieron, aquel hombre le habló con cordialidad y cercanía por primera vez. A partir de ese momento, su actitud cambió por completo. Terminaron forjando una amistad sólida.
Franklin reflexionó sobre el hecho y lo resumió así:
"Aquel que te ha hecho un gesto amable una vez, estará más dispuesto a hacerte otro gesto que aquel a quien tú mismo has ayudado."
Para caer bien, ser ayudado influye más en la persona que ayudarla. Esa es la clave.
2. Disonancia cognitiva
La explicación sobre por qué sucede se llama “disonancia cognitiva".
La disonancia cognitiva es ese estado de incomodidad mental que sentimos cuando vemos que nuestras acciones no encajan con nuestras creencias o actitudes. Es decir, cuando queda en evidencia que hacemos lo contrario de lo que decimos.
Esto fue lo que le sucedió al rival de Ben Franklin.
Piensas que alguien te cae mal.
Pero un día decides hacerle un favor.
La reflexión que surge: “¿Qué hace ayudando a alguien que me cae mal?”
Ese contraste genera disonancia. Y como no puedes deshacer el favor hecho, la mente opta por reinterpretar los acontecimientos para ser coherente.
“Bueno, quizá no me cae tan mal después de todo.”
Lo increíble es que este pequeño ajuste mental puede modificar cómo nos sentimos hacia esa persona. Estos ajustes refuerzan la identidad de la persona: si se cree una persona generosa o amable, necesita que sus acciones reflejen esa historia.
Así que ajusta la historia que se cuenta para que todo encaje en su identidad.
Esto, que parece absurdo, lo haces todo el tiempo, a veces sin que te des cuenta.
3. Cómo aplicar el efecto Ben Franklin en tu vida
Ahora viene lo práctico. ¿Cómo puedes usar este efecto sin parecer manipulador?
3.1. Pide un favor pequeño
En los detalles está la clave. A más pequeño y fácil de hacer sea el favor, mejor funciona, porque menor es la barrera que debe superar la otra persona. Por eso funcionó con el rival de Ben Franklin. Solo tenía que dar un libro.
“¿Puedes ayudarme a elegir entre estas dos fotografías?”
“¿Tienes un lápiz que me puedas prestar un segundo?”
“¿Podrías darme este objeto que está lejos y no alcanzo?”
El favor no debe nunca sentirse como una carga.
3.2. Asegúrate de que la persona puede ayudar
La otra persona debe tener la capacidad o el control para hacerlo.
La influencia que el efecto genera en las emociones de la otra persona hacia ti es mayor si esa persona tiene tiempo, energía y habilidad de sobra como para hacerte el favor que le pediste (Niiya, 2015).
No es solo que sea pequeño, debes saber con seguridad que lo hará con éxito.
3.3. Hazle sentir que eligió libremente
Esto es crucial.
El efecto solo funcionará si la persona siente que ayuda porque quiere, no porque está obligada. Aquí el lenguaje es fundamental y fue la clave del éxito de Ben Franklin. En la petición que envió para pedir prestado el libro fue sumamente cortés.
Usa un lenguaje que invite, no que imponga:
Usa: “¿Te importaría…?”
Usa: ¿Crees que podrías…?”
Evita: “Necesito que hagas.”
Esta clase de peguntas abiertas le dan a la otra persona la libertad de decir “no”.
3.4. Haz la petición tú mismo
Esta condición es indispensable.
En un experimento psicológico se descubrió que cuando la persona que pide el favor lo hace directamente, el efecto funciona, pero cuando es una tercera persona la que hace la petición, el efecto no se activa. (Jecker y Landy, 1969). No vale que alguien diga: “¿Podrías darle este objeto que está lejos y no lo alcanza?”
La conexión solo se activa con el contacto directo.
En este ejemplo, deberías ser tú quien pida el libro.
4. ¿Y si me da miedo pedir ayuda?
Es normal.
Todos sentimos que al pedir un favor podemos parecer débiles, dependientes o molestos. Pero los estudios muestran que muchas veces, el receptor del favor no lo ve así. De hecho, suele apreciar a quien se lo pidió porque se siente valorado y percibe que sus acciones tienen gran impacto en los demás. Se siente en alta estima.
Pedir ayuda, paradójicamente, te hace más cercano y querido.
Ahora ya lo sabes: El Efecto Ben Franklin es potente y muy útil. Puedes activarlo con pequeños favores e incluso sirve para romper el hielo con desconocidos e iniciar una conversación. Así que la próxima vez que quieras acercarte a otra persona, en lugar de esforzarte por impresionarla, prueba otra cosa.
Pide un favor.
Quizá no solo te ayude.
Quizá le empieces a caer bien.
✍️ Te toca a ti: Si un acto de ayuda puede influir así en nosotros, piensa en qué otras pequeñas acciones podrías llevar a cabo para conectar más genuinamente con los demás. Un cumplido, un agradecimiento, escuchar con atención al otro…
💭 Cita del día: «Me envió el libro inmediatamente, y yo se la devolví al cabo de una semana con otra nota, en la que le expresaba mi agradecimiento. Cuando volvimos a encontrarnos, me dirigió la palabra (cosa que nunca había hecho antes), y con gran cortesía; y desde entonces se mostró siempre dispuesto a servirme en todas las ocasiones, de modo que nos hicimos grandes amigos, y nuestra amistad continuó hasta su muerte.». — Benjamin Franklin
¡Nos vemos en la próxima, un abrazo! 👋
Que interesante...¿ sabes? yo lo he hecho. Varias veces, con casi buenos resultados. En realidad,al estudiar psicología,quise hacer un experimento propio, con esos resultados. A veces no hago las cosas porque si, que se le va a hacer🤣
Gracias! Me va a servir mucho en mi vida laboral y en general en mi vida ❤️✨