🏷️ Categorías: Atención, Gestión del tiempo.
¿Alguna vez desbloqueaste el teléfono para mirar una notificación... y una hora después te diste cuenta de que no recordabas para qué lo habías agarrado?
No, no eres la única persona a la que le pasa, todos hemos caído ahí.
Y sí, esto es para ti, que has sentido que los días se evaporan entre notificaciones, pestañas abiertas y tareas a medias. Para quien sospecha, aunque no pueda explicarlo, que algo falla en este ritmo de vida frenético que se ha normalizado en la sociedad.
Hoy vamos a hablar del alto precio de vivir distraídos.
Vamos a ver qué sucede en tu cerebro cuando te distraes. Por qué este ritmo desgasta tu mente, sabotea tu aprendizaje y merma tu productividad. Y, sobre todo, qué puedes hacer para salir de esta espiral de ruido, pérdida de foco y tiempo malgastado.
Verás el enorme precio que pagas al distraerte y cómo recuperar tu atención.
La atención: el recurso más valioso de nuestra era
No es el tiempo lo que nos falta. Es la atención.
Como dice Cal Newport en A world without email, debes tratar tu atención como un recurso valioso y muy escaso, porque lo es. El problema es que la tratamos como un vertedero. Cualquier cosa puede interrumpirla y no nos importa lo más mínimo. Un mensaje de WhatsApp, una notificación de Instagram... cualquier sonido o vibración nos hace girar la cabeza al instante y mirar la pantalla aniosos.
Muchos pensarán: “miro la notificación y vuelvo a lo que estaba haciendo”.
Pues no.
El cerebro tiene lo que se llama filtro atencional. Es el mecanismo por el que tu cerebro escanea con sus sentidos el entorno continuamente y decide a qué prestarle atención. Sigue dos criterios: importancia y cambio.
Si es importante, atrae tu atención.
Si algo cambia en el entorno, atrae tu atención.
¿El problema? Que la tecnología activa constantemente nuestro filtro atencional.
Te mantiene todo el día en estado de alerta porque el teléfono te ha educado en un "refuerzo intermitente", es decir, cuando suena una notificación no sabes si es importante o no, pero podrían serlo. Al final, vives en un estado de alerta estresante.
Lo he visto cientos de veces en el autobús.
A veces, alguien lleva un libro para leer en el bus. Está leyendo, pero de repente suena una notificación. No sabe si es o no importante, y por si acaso, lo mira. Tras responder, aprovecha para mirar redes sociales, pierde 30 minutos y cuando llega a su parada…
No leyó nada.
Así de simple pueden las distracciones destrozar los propósitos de las personas.
La memoria de trabajo está desbordada
La memoria de trabajo es tu espacio de trabajo mental.
Es la memoria que usas para pensar, resolver problemas o tomar decisiones. Pero su capacidad está limitada a unas pocas cosas, se dice que 4 como máximo puedes tener en mente a la vez. A más elementos añadas, peor harás todo. Si es limitada y además tienes que lidiar con un bombardeo de notificaciones, emails, recordatorios de tareas a medias y pensamientos sueltos… el colapso es inevitable.
¿Te ha pasado que haces algo, te distraes y luego no recuerdas en qué estabas?
Es justo eso y a más veces lo hagas, más agotado estarás.
Ese es el ritmo de vida actual, un ritmo que desborda la memoria de trabajo.
La ínsula: la razón del agotamiento mental
Cambiar tu foco de atención tiene un coste. Uno muy grande.
Cada vez que cambias de foco, tu cerebro tiene que hacer un esfuerzo. Ese esfuerzo lo hace una región cerebral llamada ínsula. El problema es que ese cambio en la ínsula consume mucha energía, lo que lleva al agotamiento mental, reduce la concentración y empeora la toma de decisiones (Levitin, 2015).
Por eso acabamos el día exhaustos aunque sintamos que no hicimos nada productivo.
En oficinas, por ejemplo, el trabajador medio pierde 2 horas y 10 minutos diarios por distracciones. Además, se sabe que tardamos unos 25 minutos en volver al estado de flujo tras ser distraídos… (Mark et al., 2008) Si es que no te vuelven a distraer antes, claro, porque el 42 % de la gente es incapaz de pasar una sola hora sin distraerse (Dropbox, 2023). Si tienes en cuenta que la persona promedio mira el teléfono 5 veces a la hora (Andrews et al., 2015), la mayoría pasa el día entero sin haber usado su máximo potencial ni un solo minuto del día.
Imagina todo lo que podrías lograr…
Una investigación con estudiantes demostró de forma simple cómo las distracciones destruyen tu rendimiento. Quienes cambian entre estudiar y distracciones puntuales obtenían peores resultados que quienes solo se enfocaron en la tarea (Dontre, 2020).
Suena obvio, podrías intuirlo, pero… ¿Cuántos se preocupan por cuidar su atención?
La realidad es que a nadie parece importarle vivir eternamente distraído.
El efecto iPhone
Da igual que ignores las notificaciones, te afecta igual.
Sólo con que el teléfono vibre, suene una notificación o esté a la vista es suficiente para hundir tu rendimiento. Una notificación activa el filtro atencional y provoca una distracción que te saca del estado de flujo, con el coste atencional que eso implica.
De hecho, atrae tanto tu atención el teléfono que su mera presencia te afecta.
Este fenómeno tiene nombre: el efecto iPhone.
La sola presencia de un móvil sobre la mesa hace que una conversación sea percibida como menos interesante, y que sintamos menos empatía hacia la otra persona. Y no es sólo en reuniones. Ocurre cuando hablas con un amigo, tu pareja o un familiar.
Si hay un móvil entre los dos, la conexión se debilita (Misra et al., 2014).
Recupera tu atención
Si has llegado hasta aquí, quizá sientas lo mismo que yo: ya basta de vivir distraídos.
He escrito otros artículos que profundizan en cómo salir de esta espiral de tiempo y potencial desperdiciado. Si quieres dar el siguiente paso y recuperar tu capacidad de foco para avanzar con intención, aquí te dejo una selección personal:
Léelos, guarda lo que resuene contigo y lo más importante: empieza hoy.
No esperes a que el mundo sea menos ruidoso, bájale tú el volumen y enfócate.
✍️ Te toca a ti: ¿Qué podrías hacer hoy mismo para cambiar la dinámica y salir de este ritmo de vida diseñado para interrumpirte sin parar?
💭 Cita del día: «Tu realidad es creada por aquello en lo que te enfocas»
— Jen Sincero, You Are a Badass.
¡Nos vemos pronto, mantente enfocado! 👋
Referencias 📚
Andrews, S., Ellis, D. A., Shaw, H., & Piwek, L. (2015). Beyond Self-Report: Tools to Compare Estimated and Real-World Smartphone Use. URL
Dontre, A. J. (2020). The influence of technology on academic distraction: A review. Human Behavior And Emerging Technologies, 3(3), 379-390. URL
Dropbox. (2023). The modern workday is full of distractions—and it’s costing businesses big. Dropbox Blog URL
Mark, G., Gudith, D., & Klocke, U. (2008). The cost of interrupted work. URL
Misra, S., Cheng, L., Genevie, J., & Yuan, M. (2014). The iPhone effect. Environment And Behavior, 48(2), 275-298. URL
Newport, C. (2021). A world without email: Find Focus and Transform the Way You Work Forever.
Levitin, D. (2015). The organized mind: The Science of Preventing Overload, Increasing Productivity and Restoring Your Focus.
Muy bueno el artículo. Me ha hecho pensar que cuidar la atención es casi un acto político: elegir a qué prestar atención y a qué no, en medio de un sistema que vive de distraernos. Me quedo con la idea de tratar la atención como un recurso limitado, y con la imagen del móvil como barrera invisible en nuestras relaciones.
Estoy de acuerdo contigo, ahora mismo es facilísimo perder la atención o el foco, y el problema no es solo eso, sino, como bien dices, volver a retomar la actividad. Si no te parece mal, te voy a recomendar a una escritora que ha trabajado mucho este tema en su línea de no ficción, se llama @pilarncolorado y la serie es escritura y foco.
Un abrazo.