Estoy muy de acuerdo con que toda comparación externa suele ser muy poco beneficiosa (por no decir que absolutamente nada).
Pero en el tema interno, como te he comentado alguna vez, creo que tampoco es necesario que exista una comparación. Ni siquiera unos objetivos. A veces, la autoexigencia que algunas personas se autoimponen (no porque se comparen con el exterior), está a unos niveles que garantizan el fracaso antes de empezar.
Para mí, la clave, es aprender a vivir con los menos objetivos posibles. Disfrutando del camino todo lo que se pueda.
Me gusta lo que dijiste. Es cierto, hace algún tiempo hablamos esto. Hay quien se amarga su propia existencia a causa de unos objetivos excesivos autoimpuestos.
En cierto modo, es inevitable, el ser humano actúa siempre por expectativas. Nadie iría a trabajar sin la expectativa de recibir un salario a fin de mes. El objetivo de ganar dinero pasa por ese proceso. Ahora bien, es cierto que cada vez más son las personas que llenan su ámbito personal de objetivos brutales que les impiden disfrutar. Está de moda, diría incluso.
En este último punto, lo veo como tú, hablo a veces del poder de limitarse, de saber repartir el tiempo para disfrutar de tanto tiempo libre como sea posible a la par que te dedicas a esas muy pocas cosas que realmente te importan.
"La comparación es el ladrón de la felicidad", como dicen los angloparlantes. Es difícil en unas sociedades tan individualizadas evitar la comparación con el otro, especialmente cuando no se ve todo lo que hay detrás. Sin embargo, me gustaría hacer una puntualización con respecto a la "conparación interna": es un lema fantástico, pero no creo que se pueda medir de manera progresiva; es decir, mejorarnos cada día a veces es complicado, especialmente con el ajetreo actual. A veces, está bien aceptarse a uno como es y seguir adelante. Ni conformarse, ni estar siempre en busca del perfeccionamiento. Gracias por el post.
No se si en las sociedades más individualistas se potencia el efecto, lo que sí que es seguro es que es algo innato al ser humano. A nivel psicológico, tendemos a compararnos con los demás para evaluar si nuestro comportamiento es aceptable o no. Ahora bien, esa tendencia innata para evaluar nuestro comportamiento la usamos de forma automática también para medir nuestro rendimiento con el de los demás.
Ahí es cuando entramos en la comparación externa para todo.
Entiendo cuando dices que no se puede medir de manera progresiva, aunque sí creo que es posible. En lo personal, he sugerido en algunos artículos anteriores que una sencilla de hacerlo es contar el número de días seguidos que realizas una rutina.
Si quieres tocar el piano, difícilmente podrás decir que mejoras cada día, pero sí puedes contar perfectamente que llevas 30 o 60 días tocando el piano 1 hora sin falta.
Eso si crea una sensación de progreso que a nivel mental se siente motivadora.
Ay Álvaro, que acertada es la publicación de hoy. Bueno al menos para mí. Justo estoy trabajando en esa parte interna y para olvidarme de la externa. Es un poco difícil porque conviven muchas cosas al mismo tiempo, pero creo que merece la pena luchar contra la comparación y el ego, contra aquello que nos hace sentir que no somos capaces o que somos mediocres. Cada uno tiene sus tiempos y su proceso de crecimiento ¿por qué compararnos?
Te entiendo, nos ha pasado a todos. La comparación interna es absurda porque, como suelo decir, comparas lo bueno y lo malo tuyo con solo lo bueno de otra persona. Así es normal sentirse inferior. Es una trampa en la que nos metemos sin darnos ni cuenta.
La verdad, creo que lo único que tiene sentido mirar de los demás es cómo hacen lo mismo que tú haces. Cómo escriben escritores con décadas de experiencia. Cómo pintan pintores que admiras.
En pocas palabras, aprende de quien lo hace mejor tú, pero compárate con cómo tú lo hacías antes y cómo lo haces ahora.
Creo que esa es la clave. Comparación interna, pero aprender de quienes saben más.
Gracias por el contenido, mi lucha es interna, pero aveces me pregunto porque es tan duro para algunos y tan fácil para otros, en esos momentos me sostengo de Dios porque el define nuestros caminos.
Me alegra haberte inspirado con este texto. La vida de cada uno es única e irrepetible, son muchas las variables que pueden determinar el por qué para unas personas es más fácil que para otras. Desde el contexto, la genética, el aprendizaje... en fin.
Inspirador, ¿verdad? Siempre habrá quien critique lo que hagas. Nunca jamás algo será 100% correcto, siempre habrá quien te mire mal. Debes actuar bajo tu criterio, sino nos volvemos esclavos de las opiniones de los demás. Jamás puedes contentar a todos, hagas lo que hagas.
Estoy muy de acuerdo con que toda comparación externa suele ser muy poco beneficiosa (por no decir que absolutamente nada).
Pero en el tema interno, como te he comentado alguna vez, creo que tampoco es necesario que exista una comparación. Ni siquiera unos objetivos. A veces, la autoexigencia que algunas personas se autoimponen (no porque se comparen con el exterior), está a unos niveles que garantizan el fracaso antes de empezar.
Para mí, la clave, es aprender a vivir con los menos objetivos posibles. Disfrutando del camino todo lo que se pueda.
¡Hola Miguel! :)
Me gusta lo que dijiste. Es cierto, hace algún tiempo hablamos esto. Hay quien se amarga su propia existencia a causa de unos objetivos excesivos autoimpuestos.
En cierto modo, es inevitable, el ser humano actúa siempre por expectativas. Nadie iría a trabajar sin la expectativa de recibir un salario a fin de mes. El objetivo de ganar dinero pasa por ese proceso. Ahora bien, es cierto que cada vez más son las personas que llenan su ámbito personal de objetivos brutales que les impiden disfrutar. Está de moda, diría incluso.
En este último punto, lo veo como tú, hablo a veces del poder de limitarse, de saber repartir el tiempo para disfrutar de tanto tiempo libre como sea posible a la par que te dedicas a esas muy pocas cosas que realmente te importan.
¡Saludos!
Grande y necesaria reflexión. Gracias!
¡Hola Iman! :)
Gracias por el comentario, me alegra saber que te ha inspirado.
"La comparación es el ladrón de la felicidad", como dicen los angloparlantes. Es difícil en unas sociedades tan individualizadas evitar la comparación con el otro, especialmente cuando no se ve todo lo que hay detrás. Sin embargo, me gustaría hacer una puntualización con respecto a la "conparación interna": es un lema fantástico, pero no creo que se pueda medir de manera progresiva; es decir, mejorarnos cada día a veces es complicado, especialmente con el ajetreo actual. A veces, está bien aceptarse a uno como es y seguir adelante. Ni conformarse, ni estar siempre en busca del perfeccionamiento. Gracias por el post.
¡Hola Anibal! :)
No se si en las sociedades más individualistas se potencia el efecto, lo que sí que es seguro es que es algo innato al ser humano. A nivel psicológico, tendemos a compararnos con los demás para evaluar si nuestro comportamiento es aceptable o no. Ahora bien, esa tendencia innata para evaluar nuestro comportamiento la usamos de forma automática también para medir nuestro rendimiento con el de los demás.
Ahí es cuando entramos en la comparación externa para todo.
Entiendo cuando dices que no se puede medir de manera progresiva, aunque sí creo que es posible. En lo personal, he sugerido en algunos artículos anteriores que una sencilla de hacerlo es contar el número de días seguidos que realizas una rutina.
Si quieres tocar el piano, difícilmente podrás decir que mejoras cada día, pero sí puedes contar perfectamente que llevas 30 o 60 días tocando el piano 1 hora sin falta.
Eso si crea una sensación de progreso que a nivel mental se siente motivadora.
Al menos, es la forma que conozco de hacerlo.
¡Un abrazo, espero haberte inspirado!
Cierto es, no lo había visto como manera para medir la constancia de una rutina. Gracias por la aclaración!
¡De nada! :)
Ay Álvaro, que acertada es la publicación de hoy. Bueno al menos para mí. Justo estoy trabajando en esa parte interna y para olvidarme de la externa. Es un poco difícil porque conviven muchas cosas al mismo tiempo, pero creo que merece la pena luchar contra la comparación y el ego, contra aquello que nos hace sentir que no somos capaces o que somos mediocres. Cada uno tiene sus tiempos y su proceso de crecimiento ¿por qué compararnos?
Me ha gustado leerte.
Gracias
Un abrazo
¡Hola Elisa! :)
Te entiendo, nos ha pasado a todos. La comparación interna es absurda porque, como suelo decir, comparas lo bueno y lo malo tuyo con solo lo bueno de otra persona. Así es normal sentirse inferior. Es una trampa en la que nos metemos sin darnos ni cuenta.
La verdad, creo que lo único que tiene sentido mirar de los demás es cómo hacen lo mismo que tú haces. Cómo escriben escritores con décadas de experiencia. Cómo pintan pintores que admiras.
En pocas palabras, aprende de quien lo hace mejor tú, pero compárate con cómo tú lo hacías antes y cómo lo haces ahora.
Creo que esa es la clave. Comparación interna, pero aprender de quienes saben más.
Un abrazo :)
Gracias por el contenido, mi lucha es interna, pero aveces me pregunto porque es tan duro para algunos y tan fácil para otros, en esos momentos me sostengo de Dios porque el define nuestros caminos.
¡Hola Modesto! :)
Me alegra haberte inspirado con este texto. La vida de cada uno es única e irrepetible, son muchas las variables que pueden determinar el por qué para unas personas es más fácil que para otras. Desde el contexto, la genética, el aprendizaje... en fin.
Lo que es correcto para mí..
Me quedo con eso, gracias
¡Hola Van! :)
Inspirador, ¿verdad? Siempre habrá quien critique lo que hagas. Nunca jamás algo será 100% correcto, siempre habrá quien te mire mal. Debes actuar bajo tu criterio, sino nos volvemos esclavos de las opiniones de los demás. Jamás puedes contentar a todos, hagas lo que hagas.