🏷️ Categorías: Relaciones sociales, Conducta.
Introducción
¿Alguna vez te has preguntado por qué te has pasado la tarde procrastinando con el teléfono móvil pese a que tenías muy claro lo que tenías que hacer? Bueno, vamos a analizar la psicología que hay detrás de este comportamiento y qué mecanismos usan las redes sociales para mantenerte pegado a la pantalla.
Experimento de la caja de Skinner
Vamos a comenzar hablando sobre el famoso experimento de Skinner, (1948), que demostró el condicionamiento operante, una ley universal del aprendizaje. En su experimento, Skinner encerró unas palomas en unas jaulas en las que caía una cantidad fija de comida en su interior en función del botón que la paloma tocase. Las palomas aprendían a diferenciar cual era el botón correcto, pero pronto perdían el interés porque la cantidad de comida era siempre la misma. Esto es un reforzamiento fijo, “siempre que hago algo sucede lo mismo”.
¿Qué pasaría si al tocar el botón de la comida la cantidad fuese aleatoria? Eso sería patrón de refuerzo intermitente. Skinner observó que al recibir recompensas de manera intermitente, las palomas desarrollaban comportamientos repetitivos y no paraban de tocar el botón. La recompensa aleatoria es muy gratificante.
¿Y si ni siquiera damos recompensas? Al final del experimento, cuando ya las palomas habían aprendido que el botón daba comida, se retiró la comida. Ya nada importaba para las palomas, ellas no paraban de darle al botón esperando recibir su ansiada recompensa, habían aprendido que era cuestión de insistir.
En las redes sociales ocurre igual, estamos siempre mirando el móvil porque tenemos la preocupación por saber si hay recompensa en forma de “me gusta” y comentarios en la última foto, video o historia. Hemos aprendido que no siempre llegará la recompensa, pero si subimos más contenido y estamos más tiempo usando la aplicación sabemos que llegará, es cuestión de insistir.
Dopamina
La dopamina, relacionada con la motivación y el placer, se libera en el cerebro cuando se experimenta una recompensa, como la comida o la interacción social. Desde una perspectiva evolutiva, este mecanismo recompensa a las personas por comportamientos beneficiosos y las motiva a repetirlos (Watson, 2021).
Este refuerzo positivo se produce al recibir un "me gusta" en redes sociales, incentivando más su uso. Este proceso se combina con el refuerzo intermitente que hablamos antes. La incertidumbre de ganar en máquinas tragaperras o el algoritmo de TikTok mantienen a las personas motivadas para seguir ahí porque saben que la recompensa llegará, es cuestión de insistir (Petrillo, 2021).
Bajo (nulo) coste de respuesta
El coste de respuesta es el nivel de esfuerzo, tiempo o recursos que hay que invertir para llevar a cabo una acción. En palabras simples: “a mayor es el coste de respuesta, menos probable es que repita la conducta”.
A este respecto, las redes sociales son muy cómodas. Enviar mensajes, subir fotos, videos, hacer retweet, todo es facilísimo y además siempre está el móvil contigo. Esto permite estar conectados en cualquier momento y lugar. El coste de emisión no es que sea bajo, es que es nulo, lo que aumenta la tentación de revisar el móvil.
La aprobación social en números
Recibir "me gusta" y comentarios en nuestras publicaciones actúa como un refuerzo similar al alimento que se le da a una paloma en el experimento de Skinner, incentivando nuestro deseo de permanecer en línea.
Este tipo de aprobación es especialmente potente ya que es cuantificable: podemos comparar nuestros número de seguidores, “me gusta” y otras métricas con las de otras personas, lo que puede generar dependencia emocional entorno a un número; sentirás gratificación si superas a alguien que consideras de un nivel similar al tuyo, pero sentirás inseguridad y baja autoestima si tienes menos números.
Un problema añadido es la búsqueda de la aprobación social por encima de nuestras propias preferencias, dejar de hacer algo al ver que recibe menos feedback. Nos enfocamos en complacer a los demás y nos lleva a perder nuestra autenticidad por el miedo a no recibir este refuerzo, la recompensa de los “me gusta”.
El miedo a perdérselo
El miedo a perderse algo (Fear of missing out, “FOMO”, por sus siglas en inglés) es el sentimiento de preocupación de una persona por no estar al tanto de información, acontecimientos o experiencias, lo que le hace perderse supuestas oportunidades gratificantes. Este fenómeno aumenta la ansiedad y crea un arrepentimiento por no haber estado atento a la oportunidad gratificante (Elhai et al. 2016; Milyavskaya et al., 2018; Baker et al. 2016).
La constante actualización de contenido nos hace sentir que debemos estar siempre conectados para no perder estos eventos. El mejor ejemplo son las historias de Instagram: La gente básicamente sube historias y no tantas fotos porque es menos comprometido para el usuario que lo sube y está limitado temporalmente para que la gente lo vea, así se generan más interacciones diarias, la gente ha de ver diariamente qué ocurre y si no lo hacen, se lo han perdido.
Nada nuevo bajo el sol
No pienses que lo que hemos estado viendo aquí es algo nuevo o exclusivo de los móviles. La comparación social ha sido una constante en la historia de la humanidad; en algún ámbito, queremos superar al vecino. Estos patrones de reforzamiento no son tampoco recientes, como mencioné anteriormente, ya estaban presentes en las máquinas tragaperras y otros juegos de azar, y probablemente se hayan utilizado incluso antes. El concepto del coste de respuesta, la liberación de dopamina y demás fenómenos son intrínsecos al ser humano, comportamientos universales que se observan tanto en perros, ratas, palomas y otras especies. Lo que sí ha cambiado es la facilidad con la que ahora podemos entrar en estas dinámicas, gracias a la tecnología y la omnipresencia de las redes sociales.
Te toca a ti, ¿eras consciente de los mecanismos que había tras el uso exagerado de las redes sociales?
Información relacionada:
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📚 Referencias
Skinner, B.F. (1948) ‘Superstition’ in the pigeon. Journal of experimental Psychology, 38(2), 168-172. https://doi.org/10.1037/h0055873
Milyavskaya, M., Saffran, M., Hope, N., & Koestner, R. (2018). Fear of missing out: prevalence, dynamics, and consequences of experiencing FOMO. Motivation And Emotion, 42(5), 725-737. https://doi.org/10.1007/s11031-018-9683-5
Baker, Z. G., Krieger, H., & LeRoy, A. S. (2016). Fear of missing out: Relationships with depression, mindfulness, and physical symptoms. Translational Issues in Psychological Science, 2(3), 275–282. https://doi.org/10.1037/tps0000075
Elhai, J. D., Levine, J. C., Dvorak, R. D., & Hall, B. J. (2016). Fear of missing out, need for touch, anxiety and depression are related to problematic smartphone use. Computers in Human Behavior, 63, 509–516. https://doi.org/10.1016/j.chb.2016.05.079
Watson, S. (2021). Dopamine: The pathway to pleasure. Harvard Health. https://www.health.harvard.edu/mind-and-mood/dopamine-the-pathway-to-pleasure
Petrillo, S. (2021). What makes TikTok so addictive?: An analysis of the mechanisms underlying the world’s latest social media craze. Brown Undergraduate Journal of Public Health. https://sites.brown.edu/publichealthjournal/2021/12/13/tiktok/
Es un buen resumen de cómo nos afectan las redes sociales. Aunque creo que aportan cosas buenas a menudo no somos capaces de autoregularnos, por los motivos que comentas. Muy interesante.
Me hace gracia lo previsibles que somos y lo poco racionales en muchas decisiones. Entiendo que esto es por lo que la gente que en redes trata de X cuestión, si ve que todo el mundo está hablando de Y, aunque no tenga nada que ver y sólo porque le va a dar más seguidores, se pone a hablar de ello aunque no tenga ni idea. De hecho, veo cada vez más personas haciendo el ridículo en las redes (me acuerdo de la chica que quería que le dieran un iPhone que funcionaba, por ejemplo) que sería otra dimensión de esto mismo. Obviamente las páginas web lo saben... y actúan.