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Tuvo que ser un error, no soy yo...
Hace unos meses recibí una llamada inesperada.
— Hola, ¿es usted Álvaro García?
— Sí, soy yo.
— Bien, le llamo para felicitarte. Ha ganado el premio del concurso al mejor trabajo de investigación científica de su categoría. La ceremonia de premios… bla, bla, bla.
Mi primera reacción: "Debe ser un error".
Envié mi candidatura sin expectativas. "Probar suerte es gratis", me dije. Después lo olvidé por completo. No tenía esperanzas, mi trabajo no estaría a la altura. Ahora me decían que era el ganador. El día de la ceremonia, de pie frente al auditorio seguía sin creerlo. Las luces, las cámaras, la atención de todas las personas. La emoción…
"No debería estar aquí", pensé.
Agradecí el premio con un discurso modesto. El ruido de los aplausos llenaba la sala. Vi sus sonrisas. Invité a algunos de mis mejores profesores, aquellos que me habían dado todo ahora veían que su esfuerzo mereció la pena. Que el árbol daba frutos.
En el camino a casa seguía la misma pregunta.
"¿Realmente me lo merezco?"
Ese día entendí lo que significaba el síndrome del impostor y tuve que superarlo... No fue fácil, me tomó tiempo, pero esto fue lo que aprendí del proceso.
La comparación
El error más grande que cometemos es medirnos con quienes ya han llegado muy lejos por su camino. Si te comparas con alguien que lleva años de ventaja, es obvio que te sentirás insuficiente. Que no vales ni estás a la altura.
Las comparaciones son inevitables, lo sé, es humano. Pero hay una forma diferente de hacer las cosas: Compárate con tu versión del pasado.
¿Dónde estabas hace 1 mes?
¿Y hace 6 meses?
¿Y hace 1 año?
Si trabajas duro en tu objetivo, te sorprenderá ver lo mucho que avanzaste y lo poco que te has parado a valorarlo. El progreso entre días es difícil de ver, entre semanas pasa igual. Todo cambia cuando comienzas a ver tu trayectoria en meses y años.
Empieza antes de estar listo
Nunca se está lo suficientemente preparado.
Si esperas a sentirte totalmente preparado para dar el siguiente paso, nunca lo harás, siempre habrá una excusa con la que convencerte de que no estás a la altura. En cambio, si pasas a la acción verás que la confianza en ti mismo viene sola.
Es paradójico.
No actuamos porque nos falta confianza, pero nos falta confianza porque no actuamos. La confianza no viene antes de la acción, sino después.
Recuerdo cuando me presenté al concurso. Lo hice sin pensar demasiado. No me sentía listo, pero lo envié de todos modos. Y meses después, cuando recibí la noticia, me di cuenta de que si hubiera esperado a sentirme “preparado”, jamás habría enviado nada. La clave está en lanzarte. En actuar sin certezas. Solo así descubres que eras más capaz de lo que pensabas.
Nadie sabe todo
Mucha gente cree que sentirse como un fraude significa que no están preparadas.
La realidad es que, por el efecto Dunning-Kruger, a más sabes, más consciente eres de lo que te falta por saber. Como diría Sócrates, “solo sé que no sé nada…” Incluso los expertos con décadas de experiencia en su campo son conscientes de lo mucho que desconocen. No necesitas saberlo todo para ser valioso.
Lo que sí necesitas es estar dispuesto a saber cada día más.
Cuando empecé, no me sentía un experto en el tema, en realidad, iba de tropiezo en tropiezo, intentado entender los datos que yo mismo había recopilado. Había leído mucho, investigado, pero aún así sentía que mi trabajo no era más que un folleto simplón, nada que pudiese parecerse a un estudio científico de calidad.
Pero ahí entendí la clave: nada es perfecto, rozar la perfección es ya una hazaña.
Como decía Asimov, hay diferentes grados de acierto, no es todo blanco o negro. Lo mismo ocurre con nuestra autoexigencia: que algo sea mejorable no significa no valga. Al contrario, puedes ser el mejor incluso si sabes cuánto te queda por crecer.
Escribe tus logros
Demuéstrate tu valor.
Escribe una lista con tus logros, no te sientas poca cosa, la realidad es que no has empezado a valorar todo lo que has logrado hasta ahora. Piensa desde tus mayores logros hasta pequeños hitos. Haz una lista.
Así hice tras recibir el premio.
Me senté con una libreta y escribí cada paso que había dado para llegar allí. Las horas de estudio, las veces que tuve que rehacer experimentos, los momentos de frustración que superé, todos los hallazgos… Al final, todo eso me llevó a ese escenario.
Si dudas de ti, escribe tus logros. No eres ningún impostor, mereces estar ahí.
Recuerda tu camino. Es la mejor manera de callar al impostor en tu cabeza.
✍️ Te toca a ti: ¿Has sentido alguna vez el síndrome del impostor?
💭 Cita del día: «Parecía otro Thomas del que hablaban, alguien valiente y fuerte que entendía lo que había que hacer y no tenía dudas. Debía ser otro Thomas».
— Philip Reeve, Mortal Engines.
PD: Si te lo preguntabas, mi investigación premiada fue sobre un proyecto para ahorrar agua, fertilizante y reducir la contaminación en la agricultura. El objetivo era producir más alimentos con menos recursos y así ser más sostenibles.
¡Nos vemos en la próxima! 👋
¡Felicidades, Álvaro! ¿Se puede leer el trabajo en algún lado? Vengo de una población agrícola en México y esos datos siempre son necesarios.
Enhorabuena por ese premio!!! 🤣🤣 que calladito te lo tenías. Pues me alegro un montón, disfruta de esa valoración porque es debido a tu esfuerzo y trabajo.
Un abrazo Álvaro