🏷️ Categorías: Historias personales.
En mi azotea tengo un huerto que se ha convertido en un vergel de vida.
Este espacio es un punto de encuentro para muchas aves e insectos, se ha creado un pequeño ecosistema en el que la vida sucede espontáneamente. Una vez, incluso llegó un saltamontes que se alojó por una temporada en el cultivo de fresas que tenía. Uno de tantos huéspedes que se alojan en mi huerto antes de continuar su viaje.
Sin embargo, un día tuve una visita inesperada, llegó un huésped muy particular.
Mientras regaba las plantas, noté que había un inusual pájaro posado en una rama de un árbol de más allá. No era el típico visitante, este pájaro, un tanto más grande y de color verde, se quedó inmóvil, observándome con atención. Su actitud era inusual; en lugar de salir volando al acercarme, permaneció allí, mirándome fijamente.
Intrigado por esta especie desconocida, me acerqué más.
Para mi sorpresa, el pájaro no se movió ni un centímetro. Decidí entonces agarrarlo, preguntándome si sería posible. Sorprendentemente, se dejó atrapar sin resistencia.
Su extraño comportamiento me decía que podría estar desnutrido o sediento.
Tras revisar qué tenía por casa, encontré lechuga y manzana. Nos fuimos a una habitación y le ofrecí la comida junto con agua. El huésped comió con avidez, claramente estaba desnutrido y este banquete fue recibido como un milagro.
Tras alimentarse, su comportamiento cambió. Se volvió más activo y comenzó a cantar de vez en cuando. No sabía qué especie era, y la verdad, la curiosidad me hizo buscar por todo internet hasta finalmente dar con la respuesta. Era una cotorra argentina. Esta especie, originaria de Sudamérica, en España, mi país, es catalogada como especie invasora y su presencia causa desequilibrios en los ecosistemas locales.
Es decir, que teníamos en casa a un huésped problemático y que venía del extranjero.
Durante los días siguientes, lo mantuve en casa para observar su evolución.
Pronto percibí que había desarrollado afecto hacia mi.
Cuando me alejaba de la habitación en la que estaba, me llamaba, y al regresar, me recibía con una especie de canto de bienvenida. Decidí llamarlo “Curro”, que es una forma cariñosa de referirse en España a quienes se llaman Francisco. La idea vino del peculiar sonido que hace a veces, suena algo así como “Currrrr”
Inicialmente, mi idea era liberarlo, pero tras ver que era una especie invasora, decidí que sería que pasase de huésped en mi jardín a residente permanente de la casa. Además, Curro se sentía cómodo en mi compañía. A veces se salía de la habitación, pero siempre me dejaba agarrarlo nuevamente, no tenía intención de marcharse.
Poco a poco Curro se ha convertido en un miembro más de la familia.
Siempre está a mi lado y le gusta subirse en mi hombro y que yo le lleve por la casa a modo de taxi. Parezco un pirata llevando el loro en el hombro. Le compramos una jaula para que tuviese su espacio de privacidad. La jaula no es para tenerle encerrado, en absoluto, es solo para poner su comida y su agua, es algo así como su comedor.
Ah, y si te lo estabas preguntando, sí, siempre que escribo las cartas de Substack está a mi lado en el escritorio. Aquí está mientras escribo la carta de hoy sobre él:
Te contaré la anécdota más divertida que hemos vivido juntos 🤣.
Como te decía, siempre va conmigo a todos lados y cuando me ducho, Curro también viene al cuarto de baño conmigo y me espera pacientemente a que me duche. Sin embargo, una vez mientras me duchaba, por algún motivo, no paraba de revolotear. Era invierno y salía mucho vapor de la ducha. Al sobrevolar la columna de vapor, Curro perdió la estabilidad, parece que hubo turbulencias, y como un avión de combate, tuvo que aterrizar de emergencia cayendo en la ducha.
Así de mojado se quedó, solo las plumas de la cabeza estaban secas.
Afortunadamente no le pasó nada, aunque tuve que secarle durante un buen rato con un secador de pelo porque estaba tan mojado que pasaba frío y no podía volar por el peso del agua. El avión tenía exceso de carga.
Ya ha aprendido la lección y prefiere esperar pacientemente a que me duche.
Curro y yo hemos forjado un vínculo especial, y me alegra saber que, a pesar de ser una especie invasora, él ha encontrado un lugar en el que es querido y cuidado.
Esta es la historia del huésped más peculiar que ha pasado por mi modesto jardín.
✍️ Te toca a ti: ¿Te gustan los pájaros? ¿Qué animales tienes?
💭 Cita del día: «Había un pájaro que quería volar solo, lejos de los demás. Le preocupaba que si seguía al grupo nunca encontraría su propio lugar». Sejal Badani en The Storyteller's Secret.
Sin nada más que decir, Curro y Álvaro se despiden. ¡Hasta la próxima!
Como decimos en Argentina, de donde tu lorito es oriundo, cuando alguien saca provecho de algo de manera ilegal: “se montaron un curro”.
Un saludo!
Que historia tan bella y escucharla de viva voz es genial. Yo tengo dos gatitos y les encanta seguirme por toda la casa siempre que estoy ahí, a uno le encanta salir a cámara cuando hago videos en vivo o estoy en alguna sesión. Son compañeros geniales que nos dan su amor a manos llenas y nos inspiran. Gracias por compartir :D