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“Tu peor enemigo era tu propio sistema nervioso. En cualquier momento la tensión en tu interior podía traducirse en algún síntoma visible.”
~ George Orwell, 1984.”
En tiempos de desesperación el arte ha sido válvula de escape entre toda la desgracia, mecanismo de artistas para olvidar la enfermedad y sufrimiento exterior. La historia humana está llena de altibajos y tanto los buenos como malos momentos han dejado huella indeleble. Hoy viajaremos en el tiempo para ver qué huella dejó una pandemia pasada en el arte de un autor que no sabías que se contagió. Cualquiera puede infectarse, los virus no saben de estatus, edad, color ni género, solo de personas.
Autorretrato de la enfermedad
La pandemia de la gripe española azotó a Europa entre 1918 y 1919 y dejó una tremenda huella en la sociedad y la cultura de la época. Edvard Munch, conocido por su obra emblemática "El grito", también contrajo la enfermedad, pero pudo vivir para contarlo (a diferencia de otros artistas como Klimt, Schiele, Apollinaire y más…).
Gracias a su buena salud, pese a tener 56 años, consiguió superar la enfermedad y no quedarse por el camino. Fueron tiempo duros pero prolíficos, en lugar de desanimarse, Munch comenzó a retratarse como una forma de reflexionar sobre la situación en la que se encontraba, en un diálogo consigo mismo (Prelinger, 2002).
En el cuadro izquierdo le vemos en su etapa más vulnerable, encerrado en su habitación, convaleciente por la enfermedad. Está sentado en una silla de mimbre, envuelto en una bata, demacrado y pálido. Sus pinceladas transmiten soledad y sufrimiento. Los ojos desdibujados y la boca abierta insinúan que le costaba respirar.
A la derecha tenemos la segunda obra, un año más tarde, tras haber superado a la enfermedad. Ya no hay silla de mimbre ni vestimenta de andar por casa, su barba es frondosa y viste de traje. Sin embargo, su rostro y color de los ojos hablan de que aún está a la sombra de la enfermedad, como si tuviese secuelas.
Enfermo y en guerra
Si una epidemia es algo trágico, suma una guerra. En 1918, mientras Munch estaba recluido en su habitación angustiado y enfermo, el artista John Singer Sargent tendría un destino inesperado y similar. Sargent viajó al frente de batalla con el objetivo pintar al ejército inglés y estadounidense en la Primera Guerra Mundial. No obstante enfermó allí de gripe española y terminó postrado en un hospital de campaña junto con heridos de guerra y enfermos de gripe (Chorba y Breedlove, 2018). Fue a pintar la guerra y terminó pintando la enfermedad en primera persona.
Es un cuadro que combina dos de los peores acontecimientos de la humanidad, las enfermedades y las guerras. Bajo una lona de color caqui, soldados yacen postrados. Si te fijas, verás que hay sábanas de color rojo y marrón, esto no es accidental, se debe a que se distinguían así los enfermos de gripe de los heridos en el frente.
No estamos tan lejos de la pandemia de Covid-19 del año 2020. ¿Cómo influirá la pandemia de Covid-19 en la visión artística del siglo XXI y cómo será recordada en los libros de historia del arte? Si te interesa este tema, te recomiendo Infect-arte, un libro de Crego et al., (2017) que explora justamente la relación entre el arte y la enfermedad.
En fin, la muerte siempre ha aterrado al ser humano y este temor se ha dejado ver a través del arte. Esta es solo una historia sobre cómo el humano logra hacer arte del desastre.
✍️ Ahora te toca a ti. La carta de hoy ha sido un tema algo diferente. ¿Te ha interesado o inspirado? ¿Sabías que el pintor de “El grito” había sufrido la gripe española? Compártelo con amigos si te pareció interesante.
📚 Referencias
Crego, A. M., Santos, Y., Seoane, R., y Seoane, S. P. (2017). Infect-arte.
Chorba, T. and Breedlove, B. (2018). Concurrent conflicts – the Great War and the 1918 influenza pandemic. Emerg. Infect. Dis. 24, 1968-1969.
Orwell, G. (1949). 1984.
Prelinger, E. (2002). After the Scream: The Late Paintings of Edvard Munch. (New Haven: Yale University Press).
Muy interesante🙌 El arte nos salva de muchas formas 🎨
Texto muy sugerente 👏🏻
Hace poco dijo Wim Wenders que su última película se basa en los (no) efectos de la pandemia.
Recuerdo también a anécdota de otro gran artista, Armando Reverón, que contrajo la gripe española y se la curó a base de alocadas inmersiones en el Caribe.