El paseo como refugio creativo: filosofía de la lentitud para un mundo acelerado
Destilando libros - Número 7
Te doy la bienvenida a Jardín Mental. La siguiente carta es parte de nuestra colección "Destilando libros", en la que extraemos las ideas más reveladoras de la literatura.
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🏷️ Categorías: Creatividad.
La mayoría de la gente piensa que caminar es simplemente eso: mover las piernas.
Mover las piernas, ir del punto A al punto B, quemar calorías, despejarse un poco. Pero, ¿y si te dijera que caminar es mucho más que eso? ¿Y si te dijera que caminar sin prisa, sin meta, sin teléfono puede devolverte algo que has perdido hace tiempo?
Este texto es para ti, que sientes que el ritmo frenético moderno te drena energías, te satura y asfixia tu creatividad. Que sientes que esta vida hiperactiva no va contigo.
Vamos a hablar del libro Caminar, una filosofía, de Frédéric Gros.
Es un libro que une el acto de caminar con la introspección, la creatividad, la lentitud como refugio creativo. Y te prometo algo: cuando termines de leer esto, vas a mirar el acto de caminar de otra manera. Porque ahí, en ese movimiento básico, puede estar la clave para pensar mejor, crear con más claridad y, quizás, vivir plenamente.
Vamos allá.
Caminar en baja estimulación
Vivimos en una constante sobreestimulación, incluso caminar está sobreestimulado.
La mayoría caminaría escuchando música, un podcast, caminaría mientras mira el teléfono y hace scroll… La continua exposición a entornos de alta estimulación hace que para muchas personas sea insoportable estar a solas con sus pensamientos.
Para estas personas, Frédéric hablaba de la necesidad de salir del “charloteo”.
Él habla del ruido constante en el que vivimos, como una radio encendida 24/7. Notificaciones, llamadas, contenido nuevo a cada segundo, mirar el móvil cada 5 minutos… En ese ruido constante, no hay reposo para dejar a las ideas aparecer.
Caminar en baja estimulación apaga la radio y deja espacio para que surjan ideas.
Para Frédéric, solo existe 1 indicador de éxito al caminar: disfrutar. Disfrutar del cielo, del aire que llena tus pulmones, del paisaje que cambia lentamente frente a ti a cada paso. Camina sin cronómetro. Sin medir distancias ni calorías. Sin estímulos.
Solo con esta mentalidad obtendrás todo el potencial de caminar.
Pero esto no es nuevo, ya lo dijo Nietzsche en 1889…
“Todos los grandes pensamientos suceden mientras caminamos.” — Nietzsche
Y no era una metáfora. Nietzsche caminaba kilómetros cada día, sobre todo en la montaña. Desconfiaba de las ideas que nacían encerradas entre cuatro paredes. Las suyas tenían que respirar, tenían que haber sentido el sol en la piel.
Y tenía razón.
Estudios han demostrado que caminar potencia la creatividad hasta un 81%. Lo más impresionante es que la creatividad no se apaga al detenerse. Tiempo después de haber salido a caminar a solas, las personas siguen siendo más creativas. Como si algo se hubiera encendido por dentro.
Caminar sin estimulación abre espacio en tu mente para que las ideas surjan.
“ Siéntate lo menos posible; no creas ninguna idea que no haya nacido al aire libre y del libre movimiento.” — Nietzsche
La importancia de la lentitud
Como en tantas otras cosas, la velocidad a la que se hace importa.
Cuando caminas despacio, el ritmo de los pasos se sincroniza con el ritmo de tus pensamientos. Cuando salgas a caminar, no te apresures, un sobreesfuerzo o paso acelerado destruiría por completo el desarrollo de ideas. Debes abrazar la lentitud.
Solo así entrarás en el modo de atención difusa.
Es una especie de trance suave en el que no estás distraído, pero tampoco centrado en algo específico. Estás receptivo para las nuevas ideas. Esa es la “atención difusa” o “modo faro”, como me gusta llamarlo. Lo llamo así porque tu mente está como un faro, atento a todo lo que lo rodea, pero sin iluminar nada en concreto.
El “modo faro” es, como diría Nietzsche, donde suceden los grandes pensamientos.
“La ilusión de la velocidad es la creencia de que ir más rápido ahorra tiempo. A primera vista parece sencillo: terminar algo en dos horas en lugar de tres es ganar una hora. Pero es un cálculo abstracto, hecho como si cada hora del día fuera como una hora en el reloj. Pero las prisas y la velocidad aceleran el tiempo, que pasa más deprisa, y dos horas de prisas acortan un día.” — Frédéric Gros.
Los días en que más rápido vas son justo los que se te van sin que lo notes.
La filosofía y caminar
Hay una antigua y estrecha relación entre pensar y caminar.
Aristóteles enseñaba caminando, rodeado de sus discípulos.
Rousseau se perdía a propósito por senderos para escapar del ruido y reflexionar.
Nietzsche como Rousseau, caminaba en la naturaleza para reflexionar mejor.
El caso de Kant es más peculiar. Kant salía todos los días de su vida a dar un paseo a exactamente las 5 de la tarde. Ese era el famoso paseo del filósofo. Era tan conocido su ritual que se dice que los vecinos ponían sus relojes en hora al verlo salir de casa.
¿Para qué paseaba Kant cada día sin falta?
Para desconectar. Era su forma de escapar de las exigencias del trabajo del escritor y pensador. Lo hacía solo, pues ir con alguien le obligaría a hablar y no podría desconectar plenamente de los estímulos. Caminar era su forma de autocuidado.
Kant encontraba necesaria esa evasión mental diaria en el siglo XVIII.
Imagina qué tan necesaria es en el presente para pensar, crear y desacelerar…
¿Y otras personas?
Henry David Thoreau, caminaba por una razón totalmente distinta. No buscaba despejarse como Kant ni reflexionar como los demás. Caminaba para volver a lo salvaje. Para reencontrarse con algo esencial que el mundo moderno —incluso en el siglo XIX— ya empezaba a olvidar. Mientras otros viajaban a lugares lejanos para encontrar algo extraordinario, él decía: “no hace falta ir lejos”. Lo bello está cerca.
Bastaba con contemplar lo que nos rodea, detenerse a mirar, escuchar, oler.
Sus caminatas eran actos de amor por lo cercano. Sabía el valor de lo que tenemos al alcance. Porque no hace falta tomar aviones y visitar tierras remotas para encontrarse con uno mismo, encontrar la inspiración y desconectar del estrés.
Basta con caminar.
“Basta con un simple paseo corto para liberarse de la carga de las preocupaciones, olvidarse de los negocios durante un tiempo. Con una excursión más larga, de varios días, el proceso de autoliberación se acentúa: escapas de las ataduras del trabajo, te desprendes del yugo de la rutina.” — Frédéric Gros.
✍️ Te toca a ti: ¿Cuándo fue la última vez que caminaste sin prisa, sin destino y sin distracciones? ¿Potencia tu creatividad?
💭 Cita del día: «Es una liberación estar desenredado de la red, no reducirse ya a ser un nudo en la red de redistribución de información, imágenes y mercancías; ver que estas cosas sólo tienen la realidad y la importancia que uno les da.»
— Frédéric Gros.
¡Nos vemos en la próxima, sal a caminar con esta idea en mente! 👋
Referencias 📚
Gros, F. (2021). Caminar, una filosofia.
Nietzsche, F. (1889). Twilight of the idols, or how to philosophize with a
hammer.
Caminar despacio significa conexion contigo mismo y la naturaleza, inspiración para resolver un problema que te preocupa y también creatividad a raudales. Las mejores ideas se me han ocurrido caminando por un paseo fluvial.
La velocidad...; uno de mis documentales se llama A la velocidad de las mariposas A esa velocidad he recorrido el mundo en bici. Frenando en las bajadas y parando en las subidas. La bici (no la eléctrica) es una velocidad humana.