Efecto de presencia: La presencia de alguien puede cambiarlo todo
Un experimento que cambió la psicología moderna
🏷️ Categorías: Motivación, Relaciones sociales.
La presencia de alguien puede cambiarlo todo.
Hay veces que pareces imparable, terminas tus tareas antes de lo esperado, todo fluye, tu rendimiento es excepcional. Y otras veces haces la misma tarea… pero todo se vuelve cuesta arriba. Lo único que cambia es que hay alguien más en la sala.
No habla. No hace nada. Y sin embargo, su presencia altera tu rendimiento.
Es el efecto de la mera presencia.
Nuestro rendimiento puede dispararse (o arruinarse por completo) dependiendo únicamente de si hay alguien más presente. No es magia. Es ciencia. Y entenderla puede cambiar la forma en la que trabajas, estudias o incluso entrenas.
Aquí vas a descubrir por qué sucede esto. Su misterioso descubrimiento. Y lo más importante: cómo puedes usarlo a tu favor.
El experimento de Triplett
Todo comenzó con bicicletas.
En un estudio pionero realizado en 1897, el psicólogo Norman Triplett observó algo misterioso al revisar los récords de ciclistas: los deportistas parecían ir más rápido cuando corrían acompañados que cuando lo hacían solos, incluso si su “compañero” era solo un marcapasos mecánico que les marcaba su velocidad.
¿Casualidad? ¿Competencia? ¿Presión por ganar?
Triplett tuvo una idea: quizás no era la carrera en sí, sino la presencia externa.
Así que llevó la idea al laboratorio con un experimento sencillo, pero revolucionario. Puso a un grupo de niños a enrollar carretes de pescar. Algunos lo hacían solos. Otros, lado a lado con otro niño, aunque sin competir directamente.
¿El resultado?
Los niños que realizaban la tarea en compañía lo hacían más rápido.
Triplett llamó a este fenómeno coacción social: la idea de que la sola presencia de otro puede afectar nuestro rendimiento. Y no solo en humanos: más tarde se observaría este mismo patrón en hormigas excavando (Chen, 1937) y gallinas comiendo (Tolman, 1964). No es algo exclusivo de humanos.
Pero aún quedaba mucho por descubrir…
La presencia negativa
Los siguientes estudios no tardaron en generar confusión.
Porque sí, en tareas simples, repetitivas, bien aprendidas —como enrollar un carrete— la presencia de otros potenciaba el rendimiento. Pero cuando se trataba de resolver laberintos, memorizar sílabas o hacer cálculos difíciles… el efecto se invertía.
La gente rendía peor.
Los psicólogos se enfrentaban a una paradoja. ¿Cómo podía la misma variable —la mera presencia de otro— generar efectos opuestos? El misterio del efecto de presencia permaneció en las sombras hasta que llegó el descubrimiento final.
Efecto de la mera presencia
Robert Zajonc propuso en los 60 una idea que cambiaría la psicología para siempre.
“La presencia de otros individuos incrementa la activación fisiológica.”
Es decir, nos pone más alerta, más activos, más preparados. Pero ese mismo aumento de activación tiene un efecto curioso: amplifica nuestra respuesta dominante.
Si la tarea es fácil o muy bien aprendida, la respuesta dominante suele ser la correcta (ya sabes hacerlo). Y entonces rindes mejor.
Pero si la tarea es difícil o poco familiar, la respuesta dominante probablemente sea equivocada (no sabes hacerlo). Y entonces rindes peor.
Zajonc resolvía el misterio de forma elegante.
Y se llevaron a cabo estudios que demostraron su teoría.
En el caso de jugar al billar, a los expertos les iba mejor cuando eran observados, metían más bolas, jugaban con más precisión. Para ellos, la respuesta dominante era acertar. Pero los principiantes, bajo la misma presencia ajena, cometían más errores, fallaban tiros fáciles, se bloqueaban. Su respuesta dominante era fallar, dudar.
El patrón se repite una y otra vez: la presencia amplifica lo que es más probable en ti.
Y no es solo la presencia: es el número y el hacinamiento. Cuando la audiencia es numerosa o está muy cerca físicamente, la activación puede ser tan alta que se vuelve paralizante. Lo que antes hacías sin pensar, ahora se vuelve titubeante.
La presencia de 1 persona puede ser abrumadora, la de una multitud, paralizante.
¿Por qué nos afecta la presencia?
Se debe a la aprehensión por la evaluación.
Cuando alguien nos observa, tememos ser juzgados. A veces conscientemente, otras de forma automática e inconsciente. La presencia genera una respuesta psicológica y fisiológica. Produce aumento de ritmo cardíaco, de la respiración y tensión muscular. Lo increíble es que sucede incluso en monos. La presencia de otros monos les activa.
Un experimento revelador mostró que si los observadores tenían los ojos vendados, no se generaba el efecto. No basta con que estén ahí. Deben poder evaluarnos.
El efecto de presencia se potencia cuando:
El observador es un desconocido.
Tiene estatus o autoridad.
Es experto en la tarea.
Nos importa su opinión.
Queremos quedar bien, queremos demostrar a nivel social nuestras capacidades, por eso sufrimos esta activación. Especialmente si la persona que observa reúne algunas de las 4 características potenciadoras.
Y esa activación es un arma de doble filo, según tu respuesta dominante.
Si se te da bien, se te dará mejor.
Si se te da mal, se te dará peor.
Ahora sabes por qué a veces te transformas cuando alguien entra a la habitación. Por qué das lo mejor de ti en el gimnasio cuando entrenas con alguien más. Por qué tartamudeas al hablar en al auditorio pese a que en casa el discurso parecía fácil.
No es casualidad. Es el efecto de presencia.
¿Estás aprendiendo algo nuevo? Busca soledad y silencio.
¿Ya dominas la tarea? Entonces rodéate de otros. Tu rendimiento puede escalar.
¿Te paraliza la evaluación? Practica sin audiencia, y luego muéstrate poco a poco. Por eso recomiendo comenzar como escritor escribiendo un diario personal.
La presencia es como una lupa: no cambia lo que eres, pero sí magnifica lo que hay.
✍️ Te toca a ti: ¿Cuándo has sentido más intensamente el efecto de la presencia?
💭 Cita del día: «No sé cómo me calmó sin siquiera hablar, pero lo hizo. Algunas personas tienen una presencia tranquilizadora y él es una de esas personas».
— Colleen Hoover, It Ends With Us.
¡Nos vemos en la próxima carta! 👋
Referencias 📚
Chen, S. C. (1937). Social Modification of the Activity of Ants in Nest-Building. Physiological Zoology, 10(4), 420-436. URL
Tolman, C. W. (1964). Social facilitation of feeding behaviour in the domestic chick. Animal Behaviour, 12(2-3), 245-251. URL
Triplett, N. (1898). The Dynamogenic Factors in Pacemaking and Competition. The American Journal Of Psychology, 9(4), 507. URL
Zajonc, R. B. (1965). Social facilitation. Science, 149(3681), 269-274. URL
Excelente información Álvaro.
Mis días son ligeros cuando me pierdo en tus escritos.
Una pregunta. Recomiendas empezar con un diario físico o virtual?
No puedo evitar llevar tus enseñanzas a mi campo, la guitarra, y me siento totalmente identificado con el efecto de la presencia. Cuando empiezas, practicas solo y con mucho esfuerzo van saliendo cosas, hasta que las tienes que tocar delante de tu maestro o compañeros y con solo saber que alguien te está mirando o evaluando, fallas como una escopeta de corcho, es desesperante. Afortunadamente cuando vas adquiriendo experiencia, este efecto va disminuyendo como bien describes. Personalmente, creo que se debe a que con mas experiencia damos mucha menos importancia a los errores que pudieramos comenter. Saludos.