La paradoja del asno: A más opciones, menos te gusta tu elección
La trampa de intentar elegir siempre lo "mejor"
🏷️ Categorías: Toma de decisiones y sesgos.
Había una vez un asno que llevaba una vida reflexiva.
Siempre pensaba con cuidado sus acciones para asegurarse de tomar la decisión correcta. Un día, mientras paseaba por el campo, encontró dos montones de heno. Eran idénticos en tamaño, color, olor y sabor. De pie, frente a los dos montones de heno idénticos, se preguntó:
”¿Cuál de los dos montones debería comer primero?”
“¿Qué motivos tengo para elegir este montón de heno y no el otro?”
"¿Son estas razones verdaderas y suficientes?”
Eran exactamente idénticos y no sabía qué decisión tomar.
Pasaron las horas y los días.
Al final terminó muriendo de hambre frente a los dos montones por no elegir.
Sí, es una imagen extrema, pero es la que usaron los filósofos de la Edad Media para criticar las ideas de libertad de elección de un pensador de la época: Jean Buridan.
Me recuerda al diseñador que pasa horas dudando entre dos tonos de azul para el logo de un cliente. Ambos son buenos, pero no sabe cuál es "perfecto".
O como el escritor que se queda bloqueado entre dos frases. ¿"El eco del viento" o "El susurro del viento"? Ambas suenan poéticas, pero no sabe cuál es “mejor”.
O como cuando vas a comprar al supermercado unas galletas, que te detienes frente a la estantería, observando entre los 100 tipos, ¿cuál será “mejor”?
Son demasiadas las veces en las que nos hemos sentido como este pobre asno.
La paradoja del asno
Con frecuencia, las decisiones más difíciles son las que parecían más fáciles.
Cuando decidimos, intentamos detectar las diferencias que hay entre varias opciones, pero a más parecidas son las opciones, más difícil es evaluar cuál es la opción óptima. Al final sufres parálisis por análisis, no eres capaz de decidirte.
Lo paradójico es que, a más parecidas son las opciones, menos importa tu decisión.
El resultado final será casi idéntico.
Cada vez que te sientas frente a Netflix y pasas más tiempo explorando títulos que viendo una película, estás en la paradoja del asno.
Cada vez que vas a comprar papel higiénico y te quedas mirando los 100 tipos de papel, estás en la paradoja del asno. ¿Perfumado, extrasuave, formato ahorro…?
Uno de los casos más impresionantes que jamás he leído sucedió en el año 2000. Los psicólogos Iyengar y Lepper realizaron un experimento muy peculiar. Montaron dos puestos de mermelada en un mercado. Uno ofrecía 6 tipos de mermelada, el otro 24.
¿Sabes qué pasó?
La gente compraba más mermelada en el puesto con menos opciones, porque tener tantas opciones era agotador y terminaba arruinando la experiencia de elegir.
Nos gusta poder elegir, pero tener plena libertad es agotador.
Por qué caemos en la paradoja del asno
1. Sobreinformación
El exceso de información agrava el problema. Como en el caso de las mermeladas, tantas opciones y detalles generan más arrepentimiento, ya que nos recuerda que pudimos haber elegido mejor. La información nos hace dudar más al elegir.
2. Búsqueda de la elección “óptima”
Para aprovechar nuestras decisiones al máximo, intentamos siempre buscar la mejor opción, pero esta conducta se vuelve agotadora cuando las diferencias son mínimas.
Cuantas más opciones haya, mayores son las expectativas respecto a la elección tomada. Lo que hace que sea más probable que te decepciones si la elección no cumple con las expectativas. Además, dudar tanto alarga la decisión y termina siendo contraproducente. El perfeccionismo y la aversión a la pérdida hacen que al final, pese a todo el esfuerzo, sientas que no elegiste bien.
¿Qué hacer ahora?
Quizá la solución pase por soltar la idea de que debes hacerlo todo perfecto.
El problema no es la elección en sí misma, sino el agotador perfeccionismo. Hay un espacio entre elegir bien y arrepentirse de elegir mal, y ese espacio se llama “suficientemente bien”. Las decisiones son un espectro de posibilidades y no una cuestión binaria: acierto/error.
Es el arte de aceptar la imperfección y de saber cuándo la opción buena es suficiente.
Deja al asno comer heno, está ya harto de tener que decidir todo.
✍️ Te toca a ti: ¿Eres perfeccionista? ¿Te has dado cuenta de cómo el exceso de opciones te afecta?
💭 Cita del día: «¡Si todas son iguales, entonces no hay opciones!» Lois Lowry, The Giver.
¡Nos vemos en la próxima! 👋
Es justo la paradoja que crea la oferta digital de productos culturales. Los contenidos en las plataformas de streaming, pero también el acceso a libros electrónicos y música a través de internet. Son tantas las opciones que tardamos más en elegir lo adecuado para no sentir que “perdemos” el tiempo y es justo lo que sucede al final. Quizás uno de los elementos que explica el éxito de las redes sociales radique en que, cada vez más, reducen la capacidad de elección y “escogen” por nosotros lo que hay que leer, ver, escuchar. Los algoritmos sustituyen esa sensación de angustia al elegir, pero lo que ofrecen (la no opción) tampoco es lo más conveniente. Saludos.
Justo escribí sobre esto y confirmé todas mis teorías. Barry Schwartz tiene una charla TED "The paradox of choice" hablando de esto donde comenta que: a más número de opciones, más insatisfacción en el resultado.
Dejo el post donde hablé de esto en detalle por si a alguien le interesa:
https://open.substack.com/pub/martalavanda/p/la-velocidad-de-la-vida-y-su-impacto